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Hilda García

09/03/2012 - 12:01 am

Ganar/ganar

Hay una frase muy común, casi un cliché en el mundo de los negocios para tratar de llegar a un acuerdo. “Nuestra fórmula es ganar-ganar (win-win)”, comentan los negociadores en sus reuniones. Y en efecto, este mundo exige que seas un ganador, un triunfador, sólo que parece que lo que prevalece es bajo el valor […]

Hay una frase muy común, casi un cliché en el mundo de los negocios para tratar de llegar a un acuerdo. “Nuestra fórmula es ganar-ganar (win-win)”, comentan los negociadores en sus reuniones.

Y en efecto, este mundo exige que seas un ganador, un triunfador, sólo que parece que lo que prevalece es bajo el valor del dinero. No de quien haya fomentado más fuentes de trabajo, no de quien haya mejorado la calidad de vida de los consumidores o de quien haya logrado una que se eleven los niveles de salud o educación de los ciudadanos.

Hoy en día, los valores están tasados en el dinero o en la innovación tecnológica. El año pasado falleció Steve Jobs, el CEO de la empresa de computadoras Apple, quien desarrolló iTunes, la tienda de música y videos por Internet, así  como el iPod y la iPad, entre muchos otros productos. El día que murió, las redes sociales en general se inclinaban por hablar de él como un rock star… para otros, casi un santo. Su biografía lo muestra como alguien totalmente opuesto a esa imagen. Aún a pesar de que disfruto (y bastante) de mi iPod por mi gran afición a la música, no dejo de reconocer que todo lo basó en la fórmula de “ganar-perder”. Muchos inventores se quedaron en el camino debido a la actitud que él tuvo como líder de una empresa. Mi iPod aún no justifica robar ideas, proyectos o insultar a la gente para ser ensamblada.

Esta misma semana, mientras se daban los niveles de salario de los mexicanos, se hablaba de la lista de Forbes en la que por tercer año consecutivo Carlos Slim aparece como el hombre más rico del mundo con 69 mil millones de dólares como fortuna. En la lista le sigue Bill Gates con una fortuna también de 61 mil millones de dólares. Aparece además en la lista como el quinto hombre más rico este año el español Amancio Ortega, propietario de la cadena de tiendas de ropa Zara. Mientras su país está sumido en una gran crisis y donde surgió el grupo de los “indignados” que reclamaban trabajo. Hoy en día hay 6 millones de desempleos en España, que son equivalentes al 25% de la población en la madre patria.

Los mencionados son ganadores en el mundo contemporáneo, pero pareciera que la fórmula en sus países no ha sido la de “ganar-ganar”, sino la de “ganar-perder”. La de avanzar, no matter what. Incluso, cuantas veces no hemos escuchado a la gente referirse a las mayorías por su manera de vestir, por el auto que tienen o por el dinero que manejan en sus carteras como “losers”, traducción que ha llegado a México incluso como “lusers” y hacen la señal de la L en la frente, tal y como lo promoviera Adal Ramones en su programa de televisión. Así que hasta en la televisión podemos reírnos de los “perdedores”, como si fuera algo gracioso.

Ganar se ha vuelto la única opción. Se debe tener más dinero para ser alguien. Y es verdad que resuelve muchos problemas. Pero en un mundo donde las tasas de desempleo han crecido de manera alarmante en todos los países, estamos generando falsos valores entre los ciudadanos, sobre todo los más jóvenes.  Nos quejamos del narcotráfico, del secuestro, de la falta de preparación de las sociedades, pero ¿se tienen otras opciones?  Y ojo, no estoy justificando ninguna actividad ilícita, pero si un joven ve que su padre o madre trabajan más de 10 horas para mantener una familia con los mínimos requeridos y los narcotraficantes amasan grandes fortunas sin que haya ninguna ley o institución que los frene, los valores quedaron invertidos.

Además de no poder asistir a una escuela para obtener una buena educación, de poder pagar un medicamento para un familiar enfermo o siendo aún más superficiales en el mundo actual, si no tener unos tenis de marca o un iPod, te hacen un ”looser”, terminan buscando destacar, crecer en sus comunidades a base de ganar por encima, aún afectando a terceros. Es decir, actúan igual, en su nivel, sobre la fórmula de “ganar-perder”.

Y mientras la nota destacada en la semana es el título de Carlos Slim como el hombre más rico del mundo, en el lugar de las notas breves y no muy destacadase presentan estudios donde los salarios en México aumentaron en un .5% en los últimos 12 años. ¡En 12 años! Cuando la inflación subió en un mucho mayor número sin lograr mejorar la calidad de vida.

Basta ver las cifras en cada zona geográfica de México para indignarse. Para sentir que debemos hacer un llamado urgente a la fórmula de “ganar-ganar”.

Vea los números…

http://www.misalario.org/main/salario-minimo/mexico-salarios-minimos

En su momento, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), informó que a partir del 1 de enero entró en vigor el incremento del 4.2 por ciento sobre el salario mínimo en México, equivalente a 2.51 pesos más que lo fijado en 2011, ubicando el pago diario de los trabajadores de la zona económica A en los 62.33 pesos por jornada laboral de ocho horas. Eso no son ni 5 dólares al día. ¿Y en cuánto sale el transporte al día? ¿En cuánto un kilo de tortilla? Y de ahí tan importantes preguntas en su momento a los candidatos presidenciales. Quieren ganar unas elecciones sin saber qué es lo que viven los ciudadanos. También ellos se mantienen en la formula “ganar-perder”.

Según el organismo, el salario más bajo incrementó 4.2%, aumentando a 60.57 pesos los sueldos de la zona económica B y a 59.80 pesos los de la zona C.

¿Y así se extrañan los políticos que la productividad del país haya bajado?  Me duele y mucho, pero no por eso me asombra que haya familias que hoy en día padecen del secuestro de uno de sus integrantes porque otros individuos y, hasta en repetidas ocasiones, familias enteras han visto en esta práctica un “modus vivendi”. Nuevamente la fórmula nos lleva a “ganar-perder”.

A vuelo de pájaro, empresarios, políticos y la sociedad en general busca la fórmula de avanzar, de transar, de ganar. Y peor aún cuando de género se trata.

Esta misma semana, mientras nos vanagloriábamos de Slim, la nota es que además del bajo salario, las mujeres somos en el sector remunerado aún minoría, laboramos más horas, percibimos menos salario, somos en la mayoría de los casos subordinadas y contamos con menos prestaciones.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que las mujeres representamos el 53.5 por ciento de las casi 80 millones de personas que trabajan en México, pero en la mayor parte de los casos es en actividades por las que no se recibe remuneración. Prácticamente dos de cada tres mujeres, un 62 por ciento, realiza trabajo no remunerado, mientras que en el caso de los hombres la proporción es del 26 por ciento.

En contraparte, un  68 por ciento de los hombres tiene un trabajo remunerado, contra 36 por ciento de las mujeres. Las mujeres trabajan un promedio de 46.7 horas a la semana y los hombres 41.8 horas, lo que da una diferencia de casi cinco. Y qué decir de una mujer que decide embarazarse. Común es escuchar que se le da menos trabajo, no porque se le quiera apoyar a que se cuide en alimentación o descanso. Se considera que será una carga económica y hasta se vaticina que tenga que llevar al hijo al médico, razón poco productiva para una empresa.

No se valoran los trabajos de servicio a la comunidad. Digamos a quien cuida de los ancianos, de los hijos, de los mismos maridos. Tampoco se valora a quien produce los alimentos que se consumen en lo cotidiano en nuestras casas o en algún restaurante, desde el más célebre hasta el más elegante, tampoco se valora un médico que hace un descubrimiento en el país… o cuántas veces escuchamos terribles historias de nuestros deportistas tratando de abrirse camino para comprar los uniformes, asistir a entrenamientos y tener el apoyo de poder participar en competencias que les permitan probarse.

Se mantiene vigente la frase de “el que no transa, no avanza” y los valores están puestos en el que hace el dinero, sin importar de dónde venga. El mismo Forbes ponderó en su momento al narcotraficante, Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, como uno de los hombres más ricos del mundo, aún cuando según el mismo gobierno de Estados Unidos es el hombre más buscado por sus actividades criminales.

Creo que hemos perdido el valor del trabajo, del esfuerzo. Hemos perdido la capacidad de asombro y de reconocimiento por quienes aportan.  De hecho, hemos sido testigos de ver como “un gentleman de las Lomas” o una “Lady de Polanco” insultan con palabras como asalariado, como si eso fuera un pecado o nos convirtiera en “loosers”.

Me parece que en vez de pensar en la fórmula de avanzar a cualquier costa tendríamos que pensar en fórmulas de “ganar-ganar”, en política se llama el bien común, en religión es hacer el bien por los demás, en filosofía es volverse humanos.

Hilda García
Estudio Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo el grado de Maestría en la Univ. de Miami con el tema de los “Weblogs y la mediamorfosis periodística”.

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