Serena Williams se corona como la mejor tenista de 2013 ante Victoria Azarenka, una rival de altura

08/09/2013 - 6:59 pm
Foto: Twitter
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Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).- En el Tie-break del segundo set, Serena Williams abrió los brazos y con una cara de lamento se quejó del viento. Enfrente, una bielorrusa pasional aprovechaba el desconcierto para seguir jugando con mucha garra a la altura de la última final de Grand Slam del año. Victoria Azarenka levantó una desventaja de 4-1 para empatar el juego a un set por bando. El camino que recorrió hasta su silla, lo hizo levantando el puño con la mirada atenta en los suyos que no paraban de apoyarla.

El Arthur Ashe es el estadio más grande del circuito. Espectacular edificación que desde la televisión suele verse mucho más grande de lo que es. Una cancha azul de superficie rápida se convierte en el centro del mundo. En ese punto, el talento atlético no es suficiente. Es la mente la que juega un papel predominante, el más apto sobrevive. Dos rostros se endurecían en busca de una estabilidad emocional mientras una intensa grada no dejaba de mirar.

La 1 y 2 del mundo se jugaron un campeonato importante y ser llamada la mejor jugadora del año. Azarenka, tal vez la única jugadora capaz de hacerle frente a la gran favorita Serena, puso toda su vocación en un partido que le diera el lugar que tanto desea. Pasar de ser la seria contendiente a una realidad ganadora. El juego deslumbrante de la europea no se discute. El mundo deportivo, injusto por naturaleza, premió a la más fuerte, a la que domina el tenis casi como una dictadura. Azarenka se quedó sin premio, a pesar de su gran talento.

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Serena acababa los puntos para caminar con la cara dura sin hacer ningún tipo de gesto. La seriedad de su concentración es el nuevo aditamento que le ha puesto a su juego. De la mano de Patrick Mouratoglou, su entrenador francés desde el año pasado, la serenidad de la mejor jugadora del planeta le ha dado una madurez deportiva que hoy se ve reflejada con su Grand Slam 17. Una estadística a la altura del suizo Roger Federer.

Fueron dos horas con 45 minutos de un duelo memorable entre las dos mujeres que mejor juegan al tenis en el planeta. La intensidad de la bielorrusa es un regalo al mundo tenístico. Su llanto al final del partido, mientras Serena alzaba los brazos con los ojos cerrados, es una imagen de una campeona sin corona. La pregunta es hasta dónde podrá llegar el legado de Williams y sobre todo, quién será capaz de derrocar esta tiranía de juego que nace de la mano derecha de la norteamericana. Por mientas, Serena sigue sonriendo.

Vicka, como le dicen en el circuito, aguantó estoica la ceremonia de premiación. Su título de Australia se queda como el logro más importante de su temporada. Bill Clinton, ex presidente de los Estados Unidos, le aplaudió de pie antes de que hablara a la grada. Azarenka se ganó el respeto. “Me duele mucho esta derrota, pero perdí frente a la mejor”, declaró con los ojos vidriosos. Serena Williams se llevó la ovación grande cuando recogió su trofeo. De a poco, Williams va trascendiendo para convertirse en una leyenda vida. A sus 31 años, terminará el año como la mejor del mundo. Su quinto Abierto de los Estados Unidos, así lo amerita.

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