Temporada de campo es una historia que cuenta la transición de un niño a la adolescencia y el peso de las responsabilidades que le pone la vida y su contexto al ejercer cierta presión en decisiones importantes para forjar su destino desde muy temprana edad.
Ciudad de México, 8 de agosto (SinEmbargo).– Bryan espera más que nada en el mundo las vacaciones de verano para dejar atrás las tareas y dedicarse de tiempo completo al rancho en el que trabajan su abuelo y sus tíos, su imagen seguir desde que su padre migró a Estados Unidos y ya no volvió. Todo lo que se sucede en aquel lugar en su mundo entero y también de alguna manera su destino como lo muestra el documental Temporada de campo, ópera prima de la mexicana Isabel Vaca, y ahora está disponible en salas de cine.
Bryan pasa sus días arriando vaquillas, aprendiendo a montar y aprendiendo el oficio de vaquero. Lo tiene claro a sus apenas 12 años, mucho antes que muchos niños de sus edad. A eso se dedicará cuando sea grande, a estar con estos animales hasta que se conviertan en toros de lidia, como lo ha hecho su familia y las familias de sus amigos en este mundo de la tauromaquia desde Jalisco.
Isabel Vaca creció en este rancho llamado La Punta al ser de sus padres. La directora buscaba una historia y dio con la de Bryan y esta especie de destino ya pactado y un este peso que parece caer sobre su hombros siendo aún un niño.
“La familia de Bryan ha trabajado desde que empezó el rancho con nosotros, de cierta forma crecí con ellos y fui agarrando esta admiración y respeto por el trabajo en el campo y por esta tradición que tiene la familia. […] Estuve dos años yendo con la familia de Bryan, me quedaba con ellos y los conocí, y creamos una gran amistad y a partir de ahí fue que me decidí por la historia de Bryan que tiene muchos matices, que ha tenido que crecer muy rápido debido a las circunstancias que le ha tocado vivir, entonces no ha tenido una infancia del todo fácil y me interesaba mucho plasmar este contexto que viven estas familias través de sus ojos”, cuenta la directora en entrevista con SinEmbargo.
A diferencia de otros niños de su edad, Bryan ha tenido que tomar decisiones pronto. Con la ausencia de su padre y con las largas jornadas de trabajo que su madre no puede evitar pensar en su futuro mucho antes que otros niños.
“Es tipo de documental que son de un índole muy cercano con los personajes, donde buscamos entrar realmente hasta la cocina de las casas, a su cuartos y demás momentos, es muy raro que dejen pasar a alguien más. Justo antes de que se vayan a dormir, tener cámara ahí tiene que ser con mucho respeto, tenemos que ir generando ese lazo de confianza, Isabel lo hizo muy bien con cada uno de los personajes, pero sin duda la clave es el tiempo que toma hacer la película, este caso nos tomó al rededor de seis años, donde cuatro de esos seis fueron de producción y de esos cuatro dos fueron meramente de investigación, donde la directora se fue mucho tiempo con ellos, donde eso nos generó la confianza que nos permitió después ir a un crew de cinco personas de estar con ellos, estar en sus casas y plasmar sus historias de forma honesta y el mayor respeto posible”, rescata Arturo Mendicuti, productor de la cinta.
La lente de Isabel Vaca sigue de cerca el día a día de Bryan, de sus mañanas en el rancho y sus tardes de juegos que rompen con la responsabilidad de sus hombros, pero no con su realidad, una rodeada de violencia y pobreza.
“Una vez que fui de visita con ellos me di cuenta que no jugaban a los policías y ladrones, jugaban a los polleros y a la migra, y eso se me hizo bien fuerte. Para ellos era un juego y se lo tomaban muy a la ligera porque es lo que juegan todos los días pero al final te están reflejando una realidad que viven las familias de ese pueblo y de muchos lugares de Mexico, y que muchas veces les ponemos atención los que se van pero no a los que se quedan. ¿Qué sucede con esas familias que se quedan en los pueblos y qué pasa con esos familiares que muchas veces no regresan? Niños que crecen sin un papá o una mamá y también normalizan la violencia, se me hizo bien fuerte”, comenta la directora.
Temporada de campo muestra esa “otra cara de ser vaquero”. Más allá de presentar en pantalla las actividades taurinas tan señaladas por la violencia que se ejerce contra estos animales, y que no se muestran en la cinta, Isabela se centra en el detrás de este oficio que se hereda de generación en generación.
“El tema de la tauromaquia sabía que era un tema delicado, para mí es bastante ‘normal’ porque yo crecí con eso, entonces sí estoy acostumbrada a ir a los toros, ver cómo crían a los toros, pero sé que mucha gente no, y no quería que fuera como una película para que la gente tomara una postura, creo que no quería que llegaran y dijeran: ‘después de ver la película ahora estoy a favor’, ‘ahora estoy en contra’, creo que lo que quería era plasmar el otro lado de este mundo, porque mucha gente se limita a conocer, lo que para la mayoría es la plaza y la sangre. Yo nada más quería compartir todo lo que hay detrás porque hay familias que viven de eso, hay familias que se dedican a eso y que además lo lindo es que lo hacen como con mucho respeto y cariño al campo y los animales porque de alguna forma dependen el uno del otro. Quería compartir y plasmar en la película esta tradición de la familia de Bryan y del lado de la migración”, destaca Vaca.
El documental llega a salas después de haber tenido un gran paso por festivales de cine en medio de la pandemia como Visions du Reel de Suiza, Hot Docs de Canadá, Moscow International Documentary Film Festival, Montreal International Documentary Film Festival, Miami Iberoamerican Film Festival y de haber obtenido el Premio del Público del Festival Internacional de Cine de Morelia en su edición 2021.
“Uno de los restos fue cómo plasmar estas situaciones y realidades a través de los niños porque algo muy lindo es que son muy transparentes, dicen todo como lo piensan y no tienen filtro, y eso muchas veces es bien bonito, pero es bien fuerte, no se quedan con nada. Fue un reto y cómo narrar este dinámicas y juegos de niños para exponer estas situaciones que corren en estas comunidades y no porque se reflejen a través de las miradas de los niños dejan de ser serias”, remarca la directora.
Temporada de campo, que es contada como una historia ligera llena de temas importantes a destacar, ya está disponible en salas de cine.
“Estamos bien contentos porque al final la película tiene vida hasta que se ve. Estuvo increíble la parte de los festivales, pero ahora que se va a poder ver en las salas comerciales y el público mexicano la va a poder ir a ver es muy emocionante, primero plasmar esta película de muchas realidades de México y ahora ver como otros espectadores la ven y que nos digan que opinan”, culmina Arturo Mendicuti.