Este número de Puntos y Comas pedimos opiniones a periodistas y escritores sobre leer o no por Internet. Si es necesario volver al papel para complacernos con esos análisis, esas entrevistas, esos ensayos que tanto nos ayudan en nuestro camino por las letras.
Si el camino es o no el medio, si hay lugares mejores que otros para los documentos. He pensado muchas veces cómo leo, cómo hago para rescatar la esencia, la profundidad, de tantas cosas que hay en la red.
La verdad es que me decido a ver la información profunda cuando me interesa un tema y no me da una sensación de extrañeza cuando leo por Internet. El tema está a lo que suelo prestarle atención.
No podría decirse que odio la red toda vez que dirijo un medio que está en la red. Sin embargo, cada vez que hacemos la reunión para determinar qué es lo que más anduvo en el medio, lo más seguro es que una noticia que tenga un perro o una instantánea con un cadáver en medio va a superar por a lejos Puntos y Comas.
Por ejemplo, la entrevista a Ray Loriga, que a nosotros nos puso muy orgullosos, sobre todo por su gran novela Rendición, no tuvo ni siquiera un comentario.
Como la entrevista a Ray Loriga, hay muchísimas cosas en el suplemento que valdría la pena leer. Pero, ¿leer por quién? No se trata del medio, se trata con lo que nosotros elegimos informarnos y va de suyo que las noticias culturales tienen menos lectores que el resto y eso no tiene nada que ver con la red o con el twitter.
Hacer periodismo después de los 140 caracteres, no es sólo para el periodismo cultural. Todas las noticias requieren profundidad, análisis, debate, no está el twitter para eso. Pagar o no pagar, tarde o temprano miraremos los análisis de quienes tienen capacidades para debatir, preparación, investigación, no nos conformaremos con la “gratuidad” de la información.
Todo esto es una transición hacia eso que en realidad somos. Y es cierto que hay muchas más personas que abrirán la noticia de un perro que el que trae un poema de Jorge Luis Borges. Así es y siempre ha sido. Por suerte tenemos las redes para que haya más que la noticia de un perro y leer por Internet sea en todo caso nuestra condena dulce.
