Con las leyes secundarias en materia de radiodifusión y telecomunicaciones recientemente aprobadas por el Senado, cuyo paso por la Cámara de diputados será solo un trámite, Televisa y TV Azteca salieron victoriosas, pues prácticamente no perdieron, y Carso fue el gran derrotado, pues perdió mucho. Con todo, la política permite revanchas. Slim puede cobrársela a quienes se la hicieron, comenzando desde ahora pero sobre todo de cara a las elecciones intermedias de 2015 y las presidenciales de 2018.

Las televisoras fueron mucho más eficaces que Carso al articular dentro del Congreso una coalición alineada con sus intereses. El gobierno federal y los grupos parlamentarios del PRI en ambas cámaras se metieron a fondo en la defensa de un dictamen indulgente con las televisoras y agresivo con Carso. Funcionarios como el vocero del gobierno federal, Eduardo Sánchez, y el consejero jurídico de la Presidencia, Humberto Castillejos, militaron abiertamente a favor de la reforma, como también lo hizo el presidente nacional del PRI, César Camacho, quien en distintas entrevistas expuso las supuestas ventajas del dictamen.

Los senadores del PAN acordaron no votar en bloque la reforma, lo que permitió a una parte de los blanquiazules apoyarla –los más cercanos al ex presidente Calderón, encabezados por Javier Lozano. Fue tan ambiciosa la estrategia de articulación de senadores a favor del dictamen, que una parte importante de la bancada del PRD en el Senado estuvo a casi nada de votar a favor, pero finalmente todos los perredistas fueron por el no. Como muestra de la dimensión del frente senatorial a favor de la reforma, baste señalar que fue aprobada, en lo general, con 80 votos a favor y solo 37 en contra. Ante este panorama, los senadores que votaron en contra ni siquiera están en posibilidad de presentar una acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte, pues para ello se tuvieron que haber inclinado por la negativa cuando menos un tercio de los senadores.

La interrogante clave en este sentido es por qué las televisoras lograron ganarle la partida a Carso. Un punto fundamental es que, en principio, cualquier político prefiere una eventual recompensa de parte de las televisoras que de Carso. En efecto, la cobertura televisiva tiene una influencia determinante en cualquier carrera política, ya sea positiva o negativa. En principio, esta influencia es mucho mayor que la que pudiera llegar a tener Carso. Por otra parte, los defensores de la reforma supieron desde el comienzo que era mucho más rentable en términos de opinión pública colgarse la medalla de un descenso en las tarifas de telefonía móvil, que la de haber promovido mayor competencia en televisión. De hecho, la reducción de los precios fue acaso el argumento más fuerte de quienes defendieron la reforma, incluyendo el Presidente.

A lo largo de este proceso, Slim, aun perdiendo, demostró que orbitan en torno a sí importantes figuras que comparten puntos relevantes de su agenda. Este conjunto de aliados podrían acompañarlo en una eventual revancha contra los responsables de la reciente reforma. Algunos de quienes tienen coincidencias con Slim son deliberadamente pro-Carso, pero otros favorecen de manera colateral al poderoso empresario cuando impulsan sus propias causas, muchas de ellas de espíritu democrático, como por ejemplo mayor pluralidad en televisión.

Entre quienes deliberadamente están a favor de Carso hay intelectuales, periodistas, periódicos, empresarios de negocios conexos a los del magnate mexicano y, por supuesto, políticos. Otros que al final del día tienen amplias coincidencias con Slim, aunque no de manera intencionada, son los sistemáticamente anti-televisoras, independientemente de si lo son por razones políticas, ideológicas o económicas. Ahí también figuran intelectuales, periodistas, empresarios y, desde luego, políticos. Quienes promueven mayor pluralidad en televisión abierta, que son sobre todo organizaciones de la sociedad civil, también tienen amplias convergencias con la agenda de Slim, lo quieran o no.

La revancha de Slim podría enfocarse en aquellos funcionarios del poder Ejecutivo, legisladores y dirigentes partidistas que militaron vehementemente a favor de la reforma. No sería descabellado que comenzaran ofensivas mediáticas contra ellos ni que con el tiempo se agudizaran en contra de quienes tienen aspiraciones electorales. Desde luego que los políticos que impulsaron la reforma deben irse olvidando de una buena cantidad de posibles financiadores de campañas, destacadamente de Slim, pero también de sus socios y empresarios afines.

Trascendiendo la mera venganza, quien según Forbes es el segundo hombre más rico del mundo, podría aprovechar la renovación del Legislativo en 2015 y la del Legislativo y el Ejecutivo en 2018 para apoyar a personajes con intenciones de modificar la normatividad existente a favor de Carso. Después de que con el más reciente episodio las televisoras demostraran que hoy por hoy son políticamente más solventes que Slim, este podría impulsar a figuras dispuestas a favorecerlo cuando estén en el Congreso o en el Ejecutivo.

La reforma a las leyes secundarias de radiodifusión y telecomunicaciones convirtió un panorama tenso en un teatro de guerra. Slim perdió una batalla, pero no la guerra. Cuenta con los cinco factores que, según Sun Tzu, se requieren para seguir librando un conflicto bélico: doctrina, tiempo, terreno, mando y disciplina. ¿Qué hará Slim en los próximos meses? Para decirlo en términos de radiodifusión: sigamos en sintonía.

@GermanPetersenC

Germán Petersen Cortés

https://www.sinembargo.mx/author/germanpetersen

Licenciado en Ciencias Políticas y Gestión Pública por el ITESO y Maestro en Ciencia Política por El Colegio de México. En 2007 ganó el Certamen nacional juvenil de ensayo político, convocado por el Senado. Ha participado en proyectos de investigación en ITESO, CIESAS, El Colegio de Jalisco y El Colegio de México. Ha impartido conferencias en México, Colombia y Estados Unidos. Ensayos de su autoría han aparecido en Nexos, Replicante y Este País. Ha publicado artículos académicos en revistas de México, Argentina y España, además de haber escrito, solo o en coautoría, seis capítulos de libros y haber sido editor o coeditor de tres libros sobre calidad de vida.

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