Sí, ahora resulta que tenemos “capital erótico”

08/06/2012 - 12:02 am

Café americano un tanto aguado en la mañana. Algo de papaya. Unos huevos “Péndulo”, fritos, montados en tortilla, bañados en salsa, que no ahogados con tiras de aguacate. Quiero aclarar que sólo son tres tiras. Para que le echen ganas, los del Café El Péndulo.

Rutina de domingo, agandallar la revista El País Semanal de mi acompañante. Ignorarlo durante la toma de café, aunque insista en comentar la nota del día -siempre le respondo-, hasta que llegue el desayuno. A veces es al revés, tengo que reconocer.

Y que me encuentro un artículo sorprendente, donde le explican a uno que Pierre Bordieu pasó de moda. Tómala que a sus tres grandes descubrimientos teóricos, aquellos recursos con los que contamos, que él denomina capital económico (lana, bienes, propiedades, ahorritos), capital cultural (conocimientos, estudios) y capital social (la red de relaciones movilizables)[1], se le suma un cuarto, propuesto por una socióloga de nombre Catherine Hakim, defensora de tesis contrarias al feminismo. Aquí lo presento y dejo al lector sacar sus propias conclusiones. Tiene libro y todo, con una portada con una güera platinada con labios rojos y un dedo sobre ellos, tipo conejita Playboy.[2]

En pocas palabras, resumiría que el capital erótico son una serie de factores observados por esta mujer, generalmente más notables en los que se dedican a la artisteada y vida de glamour, pero que poco a poco se han ido colando en l@s CEO’s, representantes de organizaciones, curadores de arte, empresarios, relacionistas y filtrado en otro tipo de profesiones hasta llegar al individuo común y corriente, como su servidora.

Estos factores son la belleza, el atractivo sexual, la vitalidad, el saber vestirse o verse bien, el encanto, el don de gentes y la competencia sexual. Leo estos seis factores a fondo -no cabrían en el texto- y digo, pos jodidos nos quedamos todos. Ni Monica Bellucci creo que los reúna todos. Ciertamente tampoco Tom Cruise o Shakira. ¿No han oído de sus exigencias en camerinos? El dinero no lo compra todo. Ni el don de gentes ni el encanto. Bueno, digamos que a Shakira miles de pesos colombianos le ayudaron a hacerse de una caderas de muerte, pero no por eso se evitó el chisme con su ex De la Rúa y sus infinitas infidelidades. Digamos que ya no parece tan colombiana.

Ahora si me quedé pensando que cada día los sociólogos se empeñan en ponernos indicadores más y más especializados para medir nuestro capital.

Pero, ¿qué es el capital? Lo que poseemos, de acuerdo. Ay, pero cuando leí esto del capital erótico también dije, chale, entonces mi capital general se ve disminuido cada vez que pago la renta, cuando veo que mi cuenta de ahorros crece una miseria, o cada vez que me deprimo, no salgo con nadie, o incluso reconozco que no he leído la Ilíada y tengo una pila de libros a la mitad, y le añado la mudanza de ciudad y el hecho de que mi red social no le gana a la telaraña de mi ventana. Creo que incluso esta araña tiene más amigos.

Lo que yo creo es que no se nos puede ir la vida resolviendo los porqués y los cómos. Dejaríamos pasar oportunidades maravillosas o dejaríamos de disfrutar placeres tan simples como contemplar una luna llena regresando del trabajo, asombrarse de los colores, los pájaros o dejar de disfrutar un plato de papaya con granola para el desayuno o el café después de la comida.

Tampoco creo en que los humanos nos veamos reducidos a un indicador en el que crezca nuestro capital erótico por saber llevarnos bien con todos, así como tampoco creo que tener el par de zapatos adecuados y el abrigo de moda nos ponga por encima de alguien que no lo tiene. De hecho me parece superficial. ¿O es que en realidad los receptores a trasplantes, si están bien maquillados, obtienen un hígado antes que uno que no lo esté?

Esta señora dice que los “bien parecidos” ganan un 17% en promedio más que los no tan guapos. Está publicado en su artículo de la revista El País Semanal.

¿Es que la envoltura cuenta tanto? Yo honestamente lo dudo. Porque si abres el paquete y abajo no hay nada, no creo que invertir el 17% en guardarropa, cremas o cirugías valga la pena. Lo que cuenta es, por más cursi que parezca, las ganas de hacer las cosas bien. Tampoco el IQ tan alto es vital. Que bueno que existan los genios y que bueno que existamos gente común y corriente que intente crear puentes entre los grandes productores de conocimiento, como la señora Hakim, para luego cuestionarlos y llevar los temas a la sobre mesa.

Así que al final, esto me suena interesante, pero diría, en honor a mi abuela, que esto es una mierda. Aunque ella sólo dice la M inicial.



[1] Bourdieu, 1979a: 3-6; 1980a: 2-3

[2] Hakim, Catherine. Capital Erótico: el poder de fascinar a los demás, Debate, 2012.

 

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