La noticia es que sea noticia

08/03/2014 - 12:00 am

Durante el sexenio de Fox, el público sabía de la participación de la señora Marta y sus hijos en inmensos negocios vinculados al gobierno federal. Sin disponer de pruebas, la voz popular intuía que eran contratos mil-millonarios, ilegales y que no causarían castigo. Esta semana se destapó uno y lo nuevo no es la corrupción en sí, sino que este caso llegue a ser noticia.

La historia nos hace suponer que la familia Sahagún y sus “socios” tampoco esta vez enfrentarán consecuencias judiciales. Basta evaluar el dato que se filtró a la opinión pública: que no encuentran un barco, el más grande de la empresa protagonista de los escándalos de la semana. A los dos días sabemos que un grupo de acreedores noruegos le “arrebató” a Oceanografía la nave OSA Goliath con el fin de presionarla para que pague más de 250 millones de dólares que les debe.

Murillo Karam afirma que esos fraudes no involucran a Pemex; la SHCP pone los ojos en Banamex; Moody’s alerta sobre una “falla en los controles de investigación” de los bancos. Pero nada de eso es el corazón de la noticia. Estamos habituados a la corrupción –sólo varían los protagonistas y el tamaño del daño a nuestro patrimonio–, a nadie sorprende ya. Nos hemos vuelto espectadores indolentes y es oportuno revisar por qué este tipo de conductas ya nos parecen normales.

Una minoría se entrega a la tarea de acumular poder, meta que logra con perjuicio colateral de la inmensa mayoría. Es el 1% ante el 99%, como establecieron hace poco los indignados de Wall Street. En México el catálogo de corrupción es grande, pero muy pocas veces sale a la luz pública; son escándalos que se van desinflando hasta extinguirse sin más. Lo que sí llama la atención es que este asunto llegue a los encabezados y se quede ahí varios días. Esta vez algo es diferente.

Los ejemplos de abuso son tantos que recorrerlos sería largo y tedioso. El tema no son las anécdotas, sino el fondo. La corrupción, ese cáncer que enfurece a la ciudadanía mexicana desde hace sexenios, está cambiando para mal. Cada día abarca a más personas, les aumenta su codicia, crece en territorio y se vuelve cínica, grosera. ¿Por qué?, nos preguntamos muchos. Hay un factor que puede aportar una respuesta al menos parcial.

Los permisos de construcción, los usos de suelo, las autorizaciones para abrir y operar casinos, los arrastres al corralón, los delitos de los cuates, las rutas de la droga, las comisiones pagadas para conseguir un contrato, para una plaza laboral, la impunidad a funcionarios que roban de las arcas nacionales o que encarcelan a sus enemigos, ya casi todo está arraigado en la corrupción; y a los infractores nada les pasa. Hay excepciones: una mujer pobre que roba una botella de agua en Soriana, la  que se defiende de su violador o la que paga con un billete falso (a propósito del Día de la Mujer); ellas sí caen a la cárcel y a veces pasan varios años encerradas, como las indígenas ñañú Jacinta, Alberta y Teresa.

La corrupción cunde cuando quienes actúan indebidamente se esconden tras esta lógica: “Si te hago cómplice, ni modo de que me acuses”. Y el candado se cierra cuando quien es atraído a ese oscuro mundo se auto convence –y lo ostenta–: “Ya le entré a la tranza, así que me volví poderoso y pertenezco al mundo de los privilegiados.”

También nosotros nos auto engañamos cuando nos enteramos de un fraude contra la nación; tomamos distancia diciéndonos que “robaron dinero de Pemex” o de Banamex, cuando en verdad sale de nuestra bolsa. Quienes acumulan dinero cada vez acumulan más poder y lo usan para silenciar a los medios. Por eso digo que la verdadera noticia es que, en este caso, Oceanografía, los Sahagún, “Martita”, Citigroup, Fox, Calderón, etc. hayan llegado a ser noticia. ¿Por qué hasta ahora se investiga y se abre a la luz este caso, si desde 2010 Ana Lilia Pérez dio todos los detalles en su libro “Camisas azules manos negras”*? Creo que esta vez hay algo tras bambalinas; tal vez la ruptura Salinas – Peña que plantea Jenaro Villamil.

(*) PÉREZ, Ana Lilia. Camisas azules manos negras: el saqueo de Pemex desde Los Pinos”, 2010 Grijalbo Mondadori.

Fuentes: El Financiero, CNN Expansión, LaJornada, Apro.

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