El descontento social causó la violenta reacción contra las instituciones

08/02/2014 - 8:16 am

Por Tarik Jablic

Sarajevo, 8 feb (EFE).- La violenta ola de protestas sociales, con decenas de miles de personas en las calles de una treintena de ciudades de toda Bosnia, tiene sus orígenes en la pobreza, el desempleo, la falta de perspectivas y la frustración con una clase política considerada como corrupta e ineficaz.

Según Aldin Siranovic, uno de los iniciadores de las protestas, “la gente, hambrienta, sin sus derechos, hartos de la injusticia, del nepotismo, de políticos arrogantes, ha salido a las calles”.

Siranovic lanzó las protestas en Tuzla, en el noreste del país, con la creación de un grupo en Facebook bajo el lema “Golpe”, con el que llama a los ciudadanos a expresar públicamente su descontento.

Por primera vez desde el fin de la guerra (1992-1995), la más sangrienta en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, Bosnia vive un movimiento social y político sin antagonismos étnicos.

Los descontentos bosnios, sean serbios, croatas o musulmanes, se han lanzado por primera vez mensajes de apoyo unos a otros.

“La pesadilla de las élites políticas es que los ciudadanos se unan en las protestas”, dijo en declaraciones a la televisión nacional Svetlana Cenic, una prestigiosa analista política.

Todo comenzó el miércoles pasado con los trabajadores de los complejos industriales arruinados en Tuzla, y su rebelión se propagó por todo el país en pocos días, estallando con máxima fuerza ayer.

Han sido incendiados los edificios de los gobiernos locales de Sarajevo, Tuzla, Zenica, Bihac y Mostar.

Hubo fuego también en otros edificios, y ardió incluso la sede de la Presidencia bosnia y el histórico Archivo Municipal de Sarajevo, con daños multimillonarios.

“Es la única forma de cambiar algo. A estos ‘animales’ solo les puedes quitar el poder a pedradas”, señala Haris, un sarajevita de 33 años, que ayer también protestó ante la Presidencia.

“Están allí solo para estar sentados y cobrar enormes salarios, mientras que la gente pasa hambre”, cuenta en declaraciones a Efe.

La mitad de los empleados bosnios, unas 180 mil personas, trabajan en administración pública, mientras que el resto malvive desempleada o con salarios de apenas 400 euros de media por mes.

Bosnia-Herzegovina, de 3.8 millones de habitantes, es el país que menos “progresa” en los Balcanes Occidentales, siendo último de la fila para entrar en la Unión Europea (UE).

Desde los Acuerdos de Paz de Dayton (1995), Bosnia está dividida en dos entidades, la Federación musulmano-croata bosnia, y la República Serbia, además del distrito especial de Brcko (norte).

Ambas entidades tienen sus gobiernos, y la Federación está dividida encima en 10 cantones, cada uno otra vez con gobierno propio, de modo que Bosnia tiene uno de los aparatos administrativos más grandes y burocráticos de Europa.

Muchas reformas y leyes en las que insiste la UE no se llevan a cabo porque el complejo sistema político, dominado por el nepotismo, clientelismo y los antagonismos étnicos, imposibilita cualquier consenso político para reformar el país.

Uno de los chistes más populares que recorre Bosnia estos días resume el problema así: “¿Por qué en la administración pública bosnia no hay sexo? Porque todos los funcionarios están emparentados”.

Es que en Bosnia ni siquiera están garantizados servicios básicos como la emisión de carnés de identidad y de sanidad.

Esa incapacidad de servir a la ciudadanía desencadenó el año pasado una primera ola de protestas, que a diferencia de esta semana aún no llegaron a ser violentas. EFE

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