En la sección Prospero Books de la prestigiada revista inglesa The Economist se publica hoy el texto “Buen lector o cara roja”, en el que se refiere a las pifias del precandidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, el pasado 3 de diciembre.
“¿Puede citar tres libros que han dejado una huella en su vida? Es el tipo de pregunta blanda que puede pedir un entrevistado para hacerle fácil las cosas, antes de llegar a las cosas realmente difíciles. Sin embargo, para un infortunado político en México resultó ser asesina. A Enrique Peña Nieto, el principal candidato en las elecciones presidenciales del próximo año, se le preguntó precisamente sobre esta cuestión en la Feria del Libro de Guadalajara el fin de semana. Incluso si usted no habla español, la respuesta es bastante comprensible internacionalmente en términos de una insoportable vergüenza (la multitud finalmente rompe en risas justo después del minuto 1:30 de la respuesta)”, destaca un artículo firmado por el corresponsal T.W. para Prospero Books.
El texto de The Economist añade: “El pobre señor Peña Nieto primero mencionó La Biblia, y agregó que no la ha leído todo. El próximo título que menciono es La Silla del Águila (‘Silla del Águila’), que él atribuye a Enrique Krauze, historiador mexicano. En realidad, es una novela de Carlos Fuentes, quizá el escritor vivo más conocido de México. A continuación, busca a tientas el nombre de otro libro de Krauze, pero no logra poner el dedo en la llaga. Después con una mayor incomodidad aleteando a su alrededor se posa sobre Jeffrey Archer, aunque algunos de los títulos de sus novelas deslizar su mente también”.
El artículo destaca cómo el video de esa conferencia se ha convertido en una “sensación” en la web y cómo, además, miles de photoshoppers aficionados han injertado imágenes y “varios títulos de tonto” a Peña Nieto.
“A pesar de que su ventaja actual en las encuestas parece bastante inalcanzable, el ridículo es un arma poderosa, y me pregunto si esto hará que algunos votantes lo piensen dos veces antes de decidirse por él, en la forma en que muchos lo hicieron sobre Sarah Palin cuando luchó por encontrar en su cabeza el nombre de un periódico o revista que leía”, comenta el corresponsal de la revista en la Ciudad de México.
