En el tema de la autosuficiencia y soberanía alimentaria, organizaciones civiles y universidades han insistido arduamente luego de que Donald
Trump decretara la renegociación del TLCAN. Se dijo, desde entonces, que era urgente que México empezara a replantearse sus urgencias: si mantener el libre comercio o elaborar una política alimentaria interna… y se optó por lo primero.
Para la Universidad Autónoma de Chapingo (UACh), luego de huracanes y temblores que azotaron al país en agosto y septiembre, resulta urgente estudiar y atender las afectaciones que puedan presentar tanto las tierras de cultivo como las semillas originarias; siempre tienen afectaciones luego del paso de fenómenos naturales, pero jamás se atienden.
Por el contrario, se puesta por repartir despensas, aunque eso signifique solucionar el problema sólo de manera temporal.
Para la organización Semillas de Vida, es momento de hacer propuestas estructurales para solucionar los daños estructurales que dejaron los fenómenos naturales y un gobierno que se aferra a ser siempre intermediario de la ayuda que llega a las comunidades.
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Ciudad de México, 7 de octubre (SinEmbargo).- Ante una nueva oportunidad de voltear a ver y atender el problema de la autosuficiencia alimentaria, ahora en zonas rurales y urbanas que fueron afectadas por sismos y huracanes, la Universidad Autónoma de Chapingo llamó a detener “el paternalismo gubernamental de entrega de despensas”, cuando lo urgente es reactivar la producción alimentaria local y solucionar el problema de fondo y no solo momentáneamente.
Muchas de las zonas afectadas son puntos importantes en la producción de alimentos, pero nunca desde el nivel federal se han atendido las afectaciones que provocan los fenómenos naturales, como las modificaciones genéticas que sobre todo las semillas originarias pueden presentar luego de las alteraciones que deja un huracán o un sismo.
De acuerdo con la Universidad de Chapingo, los sismos y los huracanes que azotaron en el país en agosto y septiembre pasados, sí dañaron la agricultura al generar una devastación de semillas, por lo que podría cambiar la flora y fauna de muchas regiones.
Y el problema, es que en lugar de empezar a realizar investigaciones y estudios al respecto, se ha optado por repartir despensas.
Para Pedro Ponce Javana, subdirector de Servicio y Extensión de la Universidad de Chapingo, la ayuda en las zonas más pobres y marginadas debe ser con una perspectiva de mediano y largo plazo, no momentáneo como ocurre con las despensas.
Actualmente, la Universidad ya cuenta con más de 10 alternativas para impulsar las regiones más dañadas por estos fenómenos ya que “preocupa el paternalismo para uso político electoral”.
“En Chapingo estamos preocupados. Está muy bien que después del sismo haya quedado demostrado que hay un gran capital social, pero eso resuelve el problema de manera inmediata, cuando a mediano y largo plazos subsistirá. En este momento estamos resolviendo el problema inmediato pero, después, ¿qué seguirán produciendo? Ahorita las familias campesinas están abocadas en reconstruir sus casas y están descuidando de alguna manera sus cultivos. Habrá que ver cómo van a vivir después porque tienen que alimentarse, y no se vale que les lleven desde afuera alimentos chatarra o exógenos a los que de alguna manera no están acostumbrados”, dijo en entrevista con SinEmbargo el también doctor en Problemas Económicos de la Agricultura Mexicana.
El especialista agregó que la ayuda a las comunidades se tiene que repensar a partir de sus modos de vida y sobre qué es lo que producen, qué es lo que consumen. La Universidad, con el apoyo de sus brigadas participarán conjuntamente con la gente en la producción de sus alimentos básicos, hortalizas y condimentos asociados con la agricultura familiar y ganadera.
Al respecto, la investigadora y directora de la organización Semillas de Vida, Adelita San Vicente, comentó que en este momento, frente al desastre, se debe analizar la ayuda que requiere cada región y dar apoyos directos para la producción de alimentos –básicamente de maíz, frijol y arroz, los alimentos básicos, crear un esquema de hortalizas básicas y revisar la infraestructura que pudo sufrir daños, como el molino de arroz que cayó en Morelos y que servía a los únicos productores de un arroz de calidad, que produce en la región con métodos artesanales.
Sin ir más lejos, agregó el caso de San Gregorio, que fue de las zonas más golpeadas en la Ciudad de México y que es un sitio importante en la producción de lechugas y brócolis.
“La fecha política, con las elecciones presidenciales cerca, no ayuda mucho. En Juchitán la ayuda se está guardando para ser repartida por políticos. El tejido social que se crea alrededor de regalar la ayuda, es muy perverso. Ya sabemos que cualquier líder saldrá y se lo adjudicará. En cambio, reconstruir el país con relaciones comunitarias y de producción, sería una cosa muy diferente. La soberanía no es solo alimentaria, sino de cómo reconstruimos este tejido que está deshecho por todas las relaciones de poder de dar despensas a cambio de votos. Nadie debe favores a nadie”, sostuvo San Vicente.
“El Gobierno federal siempre quiere ser intermediario de la ayuda y ante la efervescencia de la sociedad civil, es muy importante dar pasos siguientes; es un momento que de manera más organizada se hagan propuestas estructurales para atender los daños estructurales”, agregó la ingeniera agrónoma.
LAS AFECTACIONES DIRECTAS
El doctor Ponce Javana explicó las afectaciones que tanto la tierra como las semillas pueden sufrir luego de movimientos telúricos e inundaciones.
“Cualquier movimiento telúrico, cualquier efecto del cambio climático, cualquier inundación o huracán, trae alteraciones en la vida del medio ambiente. Por ejemplo, al interior de las plantas hay una alteración fisiológica, la fotosíntesis cambia por los efectos de la luz solar, en la polinización, los insectos se desorientan y ya no encuentran el lugar preciso para polinizar. Y son los efectos tanto del cambio climático, como de los sismos y las inundaciones. Eso tiene que ver con la longitud de onda, con cuestiones microscópicas y es importante que ahora los investigadores o grupos multidisciplinarios se aboquen más a profundidad a este tipo de estudios”, planteó Ponce.
La iniciativa de la Universidad se enfoca en iniciar estudios para el cuidado de las semillas y la tierra posterior a los fenómenos naturales porque no se ha estudiado la longevidad de una semilla; se sabe hasta dónde una semilla puede ser productiva hasta un momento en que ya no se puede seguir reproduciendo.
“Nos falta hacer una investigación profunda sobre si con los efectos de los sismos, esas semillas pueden conservarse para su reproducción o ya no pueden hacerlo. Sobre todo hablamos de las semillas nativas, los productos nativos, endémicos que hemos descuidado en nuestro país para su reproducción, estos son el maíz, el chile, la calabaza, el aguacate y el amaranto […] Este tipo de medidas nunca se han realizado, hasta ahora que sí nos empezamos a preocupar porque no solamente se trata del sismo, también están los huracanes. Entonces habrá especies que se pueden perder o que quizá puedan resistir esos cambios o si habrá incluso nuevas especies. Hay especies vegetales y animales que con estos efectos van a sufrir alteraciones microscópicas que tienen que ver con la genética y por lo tanto, con su evolución”, agregó.
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San Vicente, por su parte, consideró que se debe retomar el tema de la soberanía alimentaria y a la producción local de alimentos y no nuevamente buscar suplir todas las necesidades de la gente con el tratar de llevar la ayuda a todos los espacios donde hace falta, ya que hay tantos pueblos devastados, que la sociedad civil que no puede llegar a todos con todos los alimentos.
“La propuesta es empezar a volver a producir los alimentos. El gobierno ha impuesto en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que la importación de alimentos y con el modelo impuesto por Rosario Robles en el programa de la Cruzada contra el Hambre, llevar alimentos del exterior y darles a las comunidades más pobres tarjetas para que puedan comprar alimentos industrializados, en lugar de darles apoyo a las comunidades para que produzcan su maíz y su frijol […] Se ha optado por repartir despensas, que es algo que saca de un apuro pero, además, con muchos alimentos chatarra y eso resulta hasta contraproducente”, dijo.
Puso como ejemplo las despensas de la cadena Comercial Mexicana, que aseguró que por cada despensa que se comprara ahí, la empresa donaría otras dos y las llevaría a localidades afectadas. Sin embargo, esa despensa de 100 pesos tiene, entre otras cosas, sopas marchan, puré de tomate, un cereal.
Finalmente, de acuerdo con Pedro Ponce Javana, Chapingo ya inició pláticas con la Cámara de Diputados para hacerles ver que el problema no sólo es una cuestión de emergencia, sino de más mediano y largo plazo y sobre la alimentación que requieren los damnificados y las zonas dañadas.