Author image

Rubén Martín

07/07/2024 - 12:03 am

4T, seis años de triunfo y gobierno

Lo peor de todo es que el gobierno de la Cuarta Transformación fue incapaz de detener la violencia y la guerra informal: casi 190 mil asesinados y más de 100 mil desaparecidos.

Se cumplieron 6 años del triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales de 2018 en México. Foto: Isaac Esquivel, Cuartoscuro

El pasado 1 de julio se cumplieron seis años del triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la república. Después de dos intentos anteriores, el de 2006 cuestionado por el desaseo electoral a favor de Felipe Calderón y el de 2012 marcado por el derroche de dinero a favor de Enrique Peña Nieto, en la elección de julio de 2018 triunfó con más de 30 millones de votos lo que le dio no sólo una ventaja indiscutible sino una enorme legitimidad política.

Con ese margen y esa legitimidad, López Obrador propuso la misma noche de su triunfo, un programa de 100 puntos en los que prometía una Cuarta Transformación de la vida pública nacional, equiparable a otros cambios históricos que ha tenido México, como la Independencia, la Reforma y la Revolución. ¿Se ha cumplido con esta promesa de transformar la vida publica del país? Depende de quién responda la pregunta.

Para sus detractores, que no fueron mayoría electoral, el gobierno de López Obrador es lo peor que le ha pasado al país en muchos tiempo: se habla de autoritarismo, dictadura, destrucción de instituciones, peores servicios públicos (especialmente en salud y educación), así como una inminente crisis económica. Ni que decir de especulaciones ignorantes de que México se convertiría en otra Cuba o Venezuela.

Pero los seguidores del proyecto de López Obrador, este el mejor presidente que ha tenido el país en décadas, equiparable a personajes como Benito Juárez o Lázaro Cárdenas. Para estos, sí ha habido una transformación palpable en el país, pero no sólo eso, sino que ha impulsado cambios de alcance mundial, como aseveró el productor y documentalista Epigmenio Ibarra. “Tenemos qué reconocer que en México se está produciendo un fenómeno que cambia la historia de la humanidad”, dijo Ibarra en el programa de radio Ciro por la Mañana, el pasado 26 de junio.

Creo que el balance equilibrado del actual Gobierno está a la mitad de estas dos posturas. Hay logros, pero también desaciertos notables. Ente los logros evidentes del actual gobierno encontramos que entre 2018 a 2022 más de cinco millones de mexicanos salieron de la pobreza, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Esto se debe en buena medida a que el salario mínimo creció casi 100 por ciento, y a los programas sociales que llegan a siete de cada diez familias en el país. Otros datos positivos son que el gobierno de AMLO mantuvo una disciplina fiscal y manejo de la economía nacional que envidiarían gobiernos del PRI y del PAN. Otro acierto es el cobro de los pasivos de grandes deudores fiscales, el aumento de la recaudación fiscal, la fortaleza del peso frente al dólar y convertir a México en principal socio comercial de Estados Unidos.

Pero sin duda, el actual gobierno deja una estela de pasivos, entre otros la falsa afirmación de que se terminó con la corrupción y con el neoliberalismo. No se puede sostener ni lo uno, ni lo otro. Si bien López Obrador se dice blindado contra la corrupción, no puede sostener lo mismo para todo su gobierno y todos sus funcionarios, como lo muestran casos excepcionales como el desvío de recursos en Segalmex. Y respecto al fin del neoliberalismo, si bien López Obrador moderó el modelo radical de libre comercio con políticas económicas keynesianas con programas sociales y ambiciosas obras públicas, que redistribuyeron la riqueza, también es cierto que no regresó el artículo 27 a su redacción antes del cambio neoliberal de Carlos Salinas de Gortari y si bien no ha dado nuevas concesiones, siguen funcionando el modelo extractivista casi igual que antes.

Además los privilegios y grandes fortunas de los millonarios no sólo quedaron intocados, sino que crecieron al amparo de contratos públicos para empresarios como Carlos Slim, o José Miguel Bejos, un cercano amigo del ex presidente Enrique Peña Nieto. Los empresarios o familias que aparecían en la lista de millonarios de Forbes durante la época neoliberal siguen siendo los mismos que aparecen ahora en el gobierno de la Cuarta Transformación. Un dato central para evaluar la lucha contra el neoliberalismo es que no sólo no cuestionó el tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, sino que se reforzó en el actual gobierno.

Además las grandes obras y megaproyectos del sexenio, como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico, atentan contra modos de reproducción de la vida para cientos de pueblos y comunidades de la península como del Istmo de Tehuantepec, al mismo tiempo ponen en riesgo el medio ambiente y los bienes comunes. De paso, estas obras completan un acariciado proyecto geopolítico de Estados Unidos para facilitar el cruce de mercancías entre sus costas Atlántica y del Pacifico, a través de territorio mexicano. En conjunto, estos megaproyectos implican una reorganización de la población y del territorio de todo el Sureste mexicano que habían intentado, sin lograrlo los gobiernos del PRI y del PAN para protección de los intereses geopolíticos de Estados Unidos.

Lo peor de todo es que el gobierno de la Cuarta Transformación fue incapaz de detener la violencia y la guerra informal: casi 190 mil asesinados y más de 100 mil desaparecidos. El Gobierno de AMLO quedó a deber, también a los padres que buscan a sus 43 normalistas de Ayotzinapa. Y queda a deber en la búsqueda de verdad y justicia para miles de víctimas de la violencia estatal de la Guerra Sucia y otros hechos represivos del pasado y en buena medida esto se debe al aumento de la militarización. Este es uno de los grandes pasivos del actual gobierno, el creciente poder militar en la vida civil del país.

Para historiadores destacados, como Lorenzo Meyer, es pronto para afirmar que ya se logró la Cuarta Transformación y que habría qué esperar al siguiente sexenio de Claudia Sheinbaum para evaluarlo. “Se lo diré en seis años, este es el primer piso de la transformación en donde hay que dar un encontronazo directo con el status quo, ahora a Claudia le toca administrar lo que se logró y solamente bien administrado podríamos decir si hay una Cuarta Transformación”, me dijo en entrevista el historiador Meyer.

Rubén Martín
Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas