La semana pasada Ernesto Samper, expresidente de Colombia y actual Secretario General  de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) comentaba en una presentación “…la interculturalidad enriquece el proceso de integración regional y la integración es necesaria para consolidar las democracias”. Lo anterior como un preámbulo a su disertación sobre la ciudadanía suramericana que se trabaja desde la UNASUR.

Países de América del Sur están reflexionando sobre cómo concebir un espacio suramericano de libre movilidad de las personas. De acuerdo al UNASUR, la propuesta de ciudadanía suramericana sería el soporte de un ordenamiento jurídico de los derechos nacionales que supondrán la libre movilidad y residencia de los ciudadanos y ciudadanas suramericanos dentro de la región. Y es el proyecto más visible y de impacto en el Sur del Continente Americano, pues busca abrir las puertas de los países miembros a la libre movilidad, reconociendo, entre otros el derecho a circular, estudiar, trabajar y hacer negocios. Sin duda, se trata de un enfoque integracionista que busca reafirmar el concepto de ciudadanía universal.

El 4 de diciembre del 2014, en la Reunión Extraordinaria de Cancilleres de UNASUR efectuada en Guayaquil, se aprobó el Informe Conceptual sobre Ciudadanía Suramericana elaborado por el Grupo de Trabajo del mismo nombre (GTCS), en el que se define a la ciudadanía suramericana como la condición jurídica de acceso progresivo a derechos, deberes y obligaciones por parte de los ciudadanos y ciudadanas de la UNASUR. Es una ampliación, no sustitutiva, de las ciudadanías nacionales. Asimismo, es la condición de identidad, pertenencia y arraigo a la tierra suramericana, a sus tradiciones y costumbres, a sus culturas diversas, a sus lenguas e idiomas y a sus cosmovisiones, cuyo fundamento primario es la historia compartida de los países miembros de la UNASUR.

Los ciudadanos y ciudadanas suramericanos, en el marco de los ordenamientos jurídicos de la UNASUR y de los Estados miembros tendrían, entre otros, el derecho a:

• La libre movilidad y residencia dentro de la región.
• La consecución de la igualdad de derechos y libertades civiles, sociales, culturales y económicas en cualquiera de los países.
• La protección y defensa de sus derechos contra el racismo, la xenofobia y la discriminación y el abuso de autoridad, así como contra la criminalización por su calidad de migrantes.
• La convivencia, la inclusión sociolaboral, la participación ciudadana y la integración.
• Peticionar ante los organismos que a tal fin formen parte de la estructura institucional de la UNASUR para el reconocimiento, reivindicación y defensa de estos derechos, en cualquier circunstancia que así lo amerite, participación ciudadana.

En un futuro inmediato se buscaría tener derecho a votar y ser votados cuando lleguen a existir escenarios de representación en la región. El símbolo de esta ciudadanía será el pasaporte suramericano, pero sin que desaparezcan las nacionalidades de cada país, es decir se busca crear una nacionalidad hemisférica que una a los suramericanos

Los países miembros saben de las dificultades y retos que significa una apuesta de esta envergadura, ya que han discutido temas tan sensibles como el redefinir  el principio de soberanía, el tener que adoptar políticas migratorias conjuntas, el reconfigurar sus  fronteras (abiertas hacia el espacio de integración regional). Sin duda, la integración regional exige diseñar políticas comunes y en este proceso de adaptación, los países miembros identifican tres grandes retos:

1. implementación de una normativa regional común en tanto que pilar de la libre movilidad,
2. estrategias regionales en favor de una integración formal de los migrantes en el lugar de destino,
3. garantizar el reconocimiento de los derechos humanos de los migrantes que provienen de Estados miembros de un  proceso de integración.

En palabras de Samper, UNASUR es una unión de naciones que está buscando profundizar su integración, siendo uno de los ejes la libre movilidad de personas.

Esta experiencia demuestra que los retos de un país, de una región pueden transformarse positivamente en grandes oportunidades para las naciones. Cierto es que se requiere de mucha visión, audacia, perseverancia y gran liderazgo para poder llevarlas a buen término. Sin duda una experiencia positiva para pensar en una nueva visión de integración entre México y Centroamérica como región mesoamericana.

Twitter:

@NanPerezG

@SinFronteras_1

1. Un organismo internacional, conformado por los doce países de la región suramericana: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela.

Nancy Pérez / Sin Fronteras

https://www.sinembargo.mx/author/nancysinfronteras

Licenciada en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Cuenta con maestría en Cooperación Internacional para el Desarrollo por el Instituto Dr. José María Luís Mora. Su área de especialidad es migración internacional. Actualmente cursa el doctorado en Economía Internacional en la UNAM. Desde 2011 es directora general de Sin Fronteras I.A.P. Es Consejera Honoraria de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, miembro del Consejo de Gobierno de Incide Social A.C. y desde 2012 es parte del Consejo Consultivo de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación.

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