La cucaracha ya no puede caminar

06/10/2013 - 12:02 am
Imagen tomada de la red.
Imagen tomada de la red.

Finalmente me decidí a escribir sobre los bichos más odiados por todos. Confieso que un poco a regañadientes, después de varias peticiones y de un encuentro cercano con una cuca en los juguetes de mis niños, me puse a investigar sobre la biología de ellas y decidí escribir sobre los pormenores de las cucarachas.

Las cucarachas son insectos muy antiguos. Se tienen buenos registros fósiles de ellas del periodo Carbonífero (hace 354-295 millones de años) en América del Norte y en el Caribe. Desde entonces han tenido pocas modificaciones corporales, tienen un par de antenas largas, dos pares de alas (las anteriores engrosadas para proteger a las posteriores que sirven para volar, pero sólo en algunas especies), tres pares de patas con espinas, el cuerpo aplanado y generalmente son de colores pardos, aunque en los trópicos podemos encontrar especies verdes o amarillentas. Las cucarachas antiguas medían en promedio nueve centímetros; hoy en día casi todas son menores, pero hay una especie en Australia que alcanza los 10 centímetros y pesa 30 gramos (Macropanesthia rhinoceros). Pertenecen al Orden Blattodea y están emparentadas con las mantis y las termitas.

Se han descrito más de 4,500 especies de cucarachas diferentes; sin embargo, solamente 10 son consideradas como plaga por la Organización Mundial de la Salud ya que son transmisoras de enfermedades cuando están en convivencia con el ser humano. Se sabe que trasmiten la disentería y otras formas de gastroenteritis, y sobretodo son causantes de muchos problemas alergénicos, por lo que constatamos que no son seres deseables en la casa, pero ojo: ¡estas son menos del 1% de todas las especies de cucarachas del planeta!

Las cucarachas son omnívoras, es decir, se alimentan de todo lo que se cruce en su camino, por lo que ayudan a limpiar las casas sucias y en los ecosistemas naturales son muy importantes para el reciclaje de materia orgánica y energía. Es por esto que aunque las casas parezcan estar limpias puede haber cucarachas porque también pueden alimentarse de restos vegetales de las macetas o migajas indistinguibles al ojo humano. Normalmente son activas después del anochecer, en las primeras horas de obscuridad, por lo que es tan común encontrarlas cuando vamos a la cocina por alguna golosina nocturna y son especialistas en sacar sustos.

Las cucarachas pueden ser longevas (se ha documentado que la gigante australiana puede vivir hasta 10 años) pero las cucarachas “domésticas” no viven más de dos años. El ciclo de vida de las cucarachas es directo; no tienen una fase larvaria como muchos otros insectos sino que una vez que salen del huevo solamente van creciendo después de sucesivas mudas. Desde su nacimiento comen mucho hasta llegar a la etapa adulta. Una vez en su madurez sexual, las hembras atraen a los machos por medio de feromonas secretadas por glándulas especiales y una vez que se reconocen, el macho deposita su espermatóforo dentro de la hembra y se despide. Durante la transferencia de las células sexuales, los machos de algunas especies dan a la hembra una recompensa alimenticia que la hembra engulle con singular alegría.

Posteriormente, dentro del cuerpo de la hembra, los espermatozoides contenidos en el espermatóforo fecundan a los óvulos y después de algunos días la hembra deposita los huevecillos en paquete cubiertos por una estructura protectora denominada ooteca. Los paquetes pueden contener de 30 (como las domésticas) hasta 250 huevecillos en algunas especies y tienen forma de salchichas apiladas. Curiosamente algunas de las cucarachas silvestres tienen cierto cuidado parental, mantienen las ootecas adheridas a su cuerpo hasta que salen las cucarachas inmaduras asegurando así su descendencia. Durante su vida la cucaracha doméstica puede poner hasta 400 huevecillos y para esto no tiene que encontrar a un macho cada vez, cuando ocurre la transferencia del espermatóforo, la hembra administra como fecundar sus huevecillos, así que necesita del macho pocas veces en su vida.

Ahora, seguramente habrán escuchado o experimentado que las cucarachas pueden sobrevivir sin cabeza, siento informarles que este comportamiento diabólico es cierto. ¿Cómo? La razón para este suceso tan improbable depende de dos factores que caracterizan a las cucarachas: uno, que las cucarachas no respiran por la nariz como nosotros, tienen muchas aperturas (tráqueas) en todo el exoesqueleto por donde entra el oxígeno directamente a su sangre (hemolinfa); tienen un sistema de sellado que dependiendo de sus necesidades respiratorias deja salir el bióxido de carbono o deja entrar el oxígeno. Y dos, que las cucarachas no tienen un sistema nervioso centralizado en el cerebro sino que tienen ganglios neuronales distribuidos en todo el cuerpo. De tal manera que si una cucaracha comió bien, su cuerpo tiene el alimento suficiente para sobrevivir algunos días o incluso meses sin la cabeza pues no la necesitan para respirar ni para indicar a sus patas que se muevan. Realmente asombroso y me deja pensando en la importancia tácita que siempre damos a la cabeza, en este caso no lo es tanto.

Un dato curioso para los amantes del sonido sobre una especie de cucaracha de Madagascar es que produce sonido “soplando” aire hacia afuera de sus tráqueas, muy al estilo de los vertebrados o los trompetistas. Esta especie de cucaracha evolucionó un sistema de comunicación muy diferente al de otros insectos que por lo general hacen ruido frotando sus patas o sus alas. Para oír este interesante sonido de la cucaracha malgache pueden visitar la siguiente página: http://animals.nationalgeographic.com/animals/bugs/madagascarhissingcockroach.html

En fin, este texto no intenta sublimar a las cucarachas, pero sí ponerlas en contexto más amplio y dar a conocer que las cucarachas plaga en realidad son una ínfima porción de la diversidad natural de estos bichos. Sin embargo, estoy consciente de que la mayoría de nosotros no quiere encontrarlas en su casa y menos cuando vamos a la cocina descalzos por algo de comer a media noche, por lo que busqué métodos poco tóxicos para acabar con ellas dentro de la casa. Se recomienda usar polvo de ácido bórico esparcido en los rincones de la casa, este funciona porque los cristales de este ácido perforan la cutícula de las cucarachas y se mueren por desecación; o alternativamente se puede utilizar una trampa que consiste en frasco de boca ancha en el que se introducen restos de comida y se impregna de vaselina en la boca del frasco, de tal manera que las cucas que entran no puedan salir, el frasco se debe colocar en un lugar poco visible y vaciar diariamente, se postula que en algunas semanas la población de cucarachas disminuirá considerablemente.

*Una versión anterior fue publicada en LaHuesuda.com

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
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