ENTREVISTA | Pedro Valtierra, el fotógrafo que vio y verá todo

06/08/2017 - 12:05 am

Es todavía joven y tiene muchos sueños todavía por lograr. Entre ellos cubrir una guerra. Sin embargo, también es mucho pasado lo que lo determina a Pedro Valtierra, el fotógrafo que vio y verá todo.

Ciudad de México, 6 de agosto (SinEmbargo).- Pedro Valtierra nació en Fresnillo, Zacatecas, en 1955, un sitio al que regresa para recordar sus inicios como auxiliar de laboratorio y luego como fotógrafo de la Presidencia de la República.

En su vida ha corrido muchas aguas, pero fundamentalmente recuerda algunas cosas, entre ellas sacar pocas fotos, tomar la reflexión en un instante para tener el control, no necesariamente ese dejarse llevar por las cámaras fotográficas cada vez más independientes del individuo.

En 1984 organizó y dirigió la Agencia Imagenlatina. Fue fundador y jefe de fotografía de La Jornada (1984-86). Editor del suplemento Cuartoscuro del periódico Las Horas Extras, editado por Víctor Roura Pech en 1986. Presidente de la Sociedad de Autores de Obras Fotográficas (1988-91). Director de la revista Mira (1990-92), con Miguel Ángel Granados Chapa. Muchos son los méritos que ha conseguido Valtierra para llenar su curriculum.

Por segunda ocasión, fue coordinador y editor de fotografía en La Jornada (1995-2000).

MÉRIDA, YUCATÁN, 2004.- Ojos. FOTO: PEDRO VALTIERRA/CUARTOSCURO.COM

En 1986 fundó la Agencia Cuartoscuro, de la cual es director hasta la fecha. En 1993 fundó la revista del mismo nombre. Es fundador de la Fototeca de Zacatecas Pedro Valtierra, inaugurada en abril de 2006 y ha participado en más de 300 exposiciones individuales.

Pronto saldrá su libro Conflictos, recuerdos del zapatismo, de las luchas latinoamericanas, entre ellas el sandinismo que logró sacar a Somoza de Nicaragua y entre muchos premios ha recibido el de la Agencia EFE y el Instituto de Cooperación Iberoamericana, cuando le otorgaron el Premio Rey de España por la mejor imagen noticiosa internacional.

–¿Por qué se hizo fotógrafo, Pedro?

­–Me hice fotógrafo porque cuando entré al laboratorio de fotografía, me encantó. Cuando vendía periódicos en Fresnillo, me gustaba la fotografía allí, recuerdo las fotos históricas de Luther King, de Kennedy, de Fidel Castro. Todas en blanco y negro. Luego compré mi instamatic y las llevaba a revelar a Tacubaya, a la calle Martí. Cuando realmente sentí que la fotografía podía ser mi trabajo fue cuando entré el laboratorio. Cuando iban surgiendo las fotos en la charola. Tenía 16 años, era bolero en Los Pinos y un día subí a bolear a los fotógrafos y aproveché para subir al cuarto oscuro y vi eso, me encantó, me apasionó. Ya no salí de ahí.

–Usted vino muy joven de Fresnillo para aquí

–Vine de Fresnillo a los 14 años. Nací en un rancho allí, cuidaba chivas, sembraba, somos una familia de 8 y luego nacieron otros tres en el DF. Estudié hasta quinto año, en el rancho no había escuela, llegué aquí no en buenas condiciones económicas. Habíamos tenido buenas condiciones económicas porque mi padre tenía 200 hectáreas, las hipotecó al banco para comprar ganado y no llovió en Zacatecas. Perdimos todo. Cuando llegué al DF en 1969 trabajé de muchas cosas, terminé la escuela primaria en un colegio que está frente a Los Pinos, vivíamos en Tacubaya. Un día faltó el bolero del Estado Mayor, tenía mi pelo largo y luego boleaba en la oficina de Comunicación Social. Era muy chico todo eso, ahora es mucho más grande e inabarcable. Los fines de semana iba al laboratorio, para aprender. Reemplazaba a los laboratoristas los fines de semana y yo muy feliz. Empezaba a tomar fotos. Yo practicaba con muchos reporteros, que hoy son muy famosos. Un día no estaba un fotógrafo que el Presidente necesitaba y me tocó a mí cubrirlo. Revelé y las bajé rápido y el Presidente se sorprendió mucho por lo bien que estaban las fotos. Hasta que un día yo hice las fotos, cuando nadie había ido y me publicaron cuatro fotos en portada en los periódicos. Fue el 20 de abril de 1975.

–Así que es un fotógrafo educado en Los Pinos

–Sí, así es, un fotógrafo educado en el laboratorio de Los Pinos. En esa época, yo no defiendo a nadie, simplemente hablo de cómo fue. El Presidente Echeverría trabajaba muchas horas, eso me dio la oportunidad. Era una situación muy diferente a cómo estaba ahora. Cuando terminé la secundaria fui al CCH, a estudiar a la UNAM y en Los Pinos nos apoyaban a los que estudiábamos.

–Convertirse en un fotógrafo ajeno al Gobierno también fue un duro camino

–Sí. Manuel Madrigal era uno de mis mentores, venía de la revista SIEMPRE, era amigo de los periodistas de oposición y leía mucho. A menudo me aconsejaba y siempre recuerdo sus consejos: Toma pocas fotos y lee bastante. No me aconsejaba que disparara como loco, era un hombre de izquierda, un liberal, un progresista. Yo estaba en Tacubaya con mis amigos, muchos de los cuales venían del ’68, tengo amigos en Fresnillo que eran de izquierda, tenía familiares comunistas de La Cantera, allí en el pueblo, era otra época, una etapa difícil de entender México. Yo crecí en ese ambiente.

–¿Qué significa sacar muchas fotos en el periodismo?

–Diría que hay que sacar las fotos suficientes. Ni muchas ni pocas. Vengo de una educación clásica, de un grupo que no tenía recursos. En Unomásuno, el periódico no tenía dinero, así que debía sacar pocas. Para mí lo importante es tomar lo suficiente en el momento justo. Que no te lleve la cámara.


AGUASCALIENTES, AGUASCALIENTES, 2010. Café La Saturnina. FOTO: PEDRO VALTIERRA/CUARTOSCURO.COM

–En estos tiempos el fotógrafo no entiende al reportero y el reportero no entiende al fotógrafo

–Yo me llevaba muy bien con todos los reporteros y esa es una de mis ventajas. No me juntaba casi y no lo digo como algo negativo con los fotógrafos. Mis amigos son reporteros, se convivía mucho, al menos en mi caso. Ahora es totalmente diferente. Suelo decirle a los fotógrafos de Cuartoscuro que hablen con los reporteros, es un trabajo de equipo. Las diferencias se han agudizado.

–La agencia Cuartoscuro ya tiene 31 años, ¿cómo cubrir todo lo que pasa en México?

–Bueno, no cubrimos todo, sino aquello que consideramos importante. A veces la pifiamos, pero en general estamos donde hay que estar. Tenemos algunos corresponsales, en Acapulco, en Iguala, en Sinaloa, en Juárez, en Laredo no tenemos porque nadie quiere trabajar allá. El periodismo en Tamaulipas ya no existe.

–¿Cómo no ha sido la Guerra del Narco para la agencia?

–Ha sido muy riesgoso. Hay zonas que no cubrimos, yo les he dicho a todos mis colaboradores –la mayoría de todos trabaja en periódicos-, en Veracruz por ejemplo, donde estaba de colaborador Rubén Espinoza, que no arriesguen la vida. Sean respetuosos, porque nuestro trabajo es cotidiano, no vale la pena ponernos en contra de los narcos o de aquellas personas que están en la ilegalidad.

–Usted dice de no arriesgar la vida por una fotografía y sin embargo estuvo en muchas guerras

­–Bueno, me tocó muchos momentos complicados, en Nicaragua, en El Salvador y los riesgos de perder la vida siempre aparecieron. Pero bueno, por esa experiencia no vale la pena poner en riesgo tu vida.

SAN AGUSTÍN ETLA, OAXACA, 13NOVIEMBRE2016.-En las canchas de futbol de San Agustín Etla, Oaxaca. PEDRO VALTIERRA/CUARTOSCURO.COM

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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