Las hojas representan casi el 10 por ciento de los miles de hojas fósiles, que datan de 52 millones de años y representan casi 200 especies, halladas en el sitio a lo largo de dos décadas en un proyecto conjunto de las universidades de Pensilvania, Cornell y el Museo Paleontológico Egidio Ferugio, de Trelew, Argentina.
Washington, 6 de junio (EFE).- En un estudio que ayuda a entender las extinciones causadas por los cambios climáticos los científicos han hallado fósiles de roble y haya en la Patagonia argentina que cuentan de la presencia de esta familia botánica más al sur que lo hasta ahora se conocía, según un artículo en la revista Science.
Los árboles de la familia Fagaceae son comunes en el hemisferio norte y los trópicos asiáticos, y pocos han cruzado el ecuador hacia el sudeste de Asia. La familia incluye los castaños y los chinquapins.
"La familia de los robles y las hayas está reconocida mundialmente como uno de los grupos de plantas más importantes, y siempre se le ha considerado norteño", indicó Peter Wilf, profesor de geociencias en el Instituto de Tierra y Sistemas Ambientales en la Universidad de Pensilvania.
Los investigadores han encontrado en Laguna del Hunco, en la provincia argentina de Chubut, frutas chinquapin y hojas fósiles semejantes a las de los robles, con venas secundarias rectas y un diente por vena secundaria.
Las hojas representan casi el 10 por ciento de los miles de hojas fósiles, que datan de 52 millones de años y representan casi 200 especies, halladas en el sitio a lo largo de dos décadas en un proyecto conjunto de las universidades de Pensilvania, Cornell y el Museo Paleontológico Egidio Ferugio, de Trelew, Argentina.
"Estamos añadiendo una dimensión espacial enorme a la historia de la familia Fagaceae, y eso es muy excitante," señaló Wilf.
El estudio amplía la historia biogeográfica de la familia y sustenta la hipótesis de que el legado del antiguo bloque continental Gondwana en los bosques pluviales de Asia fue mayor que lo pensado.
Por mucho tiempo, los científicos dudaron en clasificar las hojas porque el paleontólogo y botánico estadounidense Edward Berry (1875-1945) había ubicado fósiles similares en otra familia, y porque cualquier afirmación de la presencia de Fagaceae en un sitio austral tan remoto requería muchas más evidencias.
Más tarde el equipo desenterró en el sitio dos racimos de frutas fósiles raras, uno de ellos con más de 110 frutos inmaduros, y los comparó con frutas vivas, lo cual les permitió determinar que eran Cstanopsis antiguos, un tipo de chinquapin asiático que ahora domina los bosques pluviales en colinas de baja elevación en el sudeste de Asia.
"Esto confirma que la familia Fagaceae estuvo en el hemisferio sur", según María Gandolfo de Cornell,
Los fósiles datan del período Eoceno temprano, hace unos 52,2 millones de años y son los únicos ejemplares de Fagaceae, fósiles o vivos, encontrados más al sur que el archipiélago Malayo, la cadena de islas al norte de Australia.
Durante el período de calentamiento global en el Eoceno temprano no había hielo polar y América del Sur, Antártica y Australia no se habían separado completamente en la etapa final del bloque Gondwana.
Los científicos creen que los animales ayudaron a dispersar los ancestros de chinquapin desde América del Norte a Sudamérica y que las plantas medraron en los bosques pluviales de la Patagonia.
El estudio tiene implicaciones acerca de la extinción causada por el cambio climático, apuntó Kevin Nixon, de la Universidad Cornell.
Según Nixon, los Castanopsis se extinguieron en la Patagonia debido al lento enfriamiento y gradual sequedad del clima durante la glaciación de Antártica y la elevación de los Andes.
"Estos tipos de cambios climáticos pueden tener efectos masivos sobre la biodiversidad", explicó Nixon. "La importancia de que comprendamos esto está en que podemos empezar a entender los procesos de extinción y a lidiar mejor con ellos".