Ismael Rodríguez: el cineasta del pueblo

06/06/2015 - 12:00 am

¿Quién no ha sufrido por las amarguras de Pepe “El Toro”, celebrado su romance silbado con “La Chorreada” o lamentado que “Chachita” se haya cortado sus trenzas? En esa vecindad de la mítica Nosotros los pobres y sus secuelas, millones de espectadores atestiguamos las innumerables desventuras de los humildes que la pueblan, su espíritu indomable ante el infortunio y asimilamos que si alguien anda de malas es que “trae puñal”.

Es apenas un tramo de esa dimensión cinematográfica erigida por el director y guionista mexicano Ismael Rodríguez a lo largo de cinco décadas de creación fílmica. Una vida dedicada al cine laureada con el Globo de Oro a la Mejor Película Extranjera por Tizoc (1956), con la que obtuvo además nominación al Oso de Oro en Berlín como Mejor Director y el Ariel a la Mejor Película. Sobre las olas (1950) le otorgó una postulación al León de Oro en Venecia y con Ánimas Trujano (1961), fue galardonado nuevamente con el Globo de Oro, el premio al Mejor Filme en el Festival Internacional de Cine de San Francisco y una nominación al Óscar. En 1992 recibiría el Ariel de Oro por su legado fílmico.

Es artífice de la más grande comedia ranchera vista en pantalla: Dos tipos de cuidado (1952), donde anida el memorable duelo vocal interpretado por Pedro Infante y Jorge Negrete, con las coplas de Manuel Esperón y Pedro de Urdimalas. Vía Ismael Rodríguez conocimos a Los Tres García, a Los tres Huastecos y a Las mujeres de mi general. Trazó la identidad de Pancho Villa, realizó La autopsia de un fantasma y delineó el silencio de El hombre de papel. Gracias a su cine certificamos ¡Qué lindo es Michoacán!, las oscuridades de La oveja negra y las debilidades expuestas Cuando lloran los valientes.

Reunió en su filmografía a una notable constelación de luminarias de la Época de Oro del cine nacional: Pedro Infante, Jorge Negrete, María Félix, Gloria Marín, Evita Muñoz “Chachita”, Fernando Soler, Ignacio López Tarso, Luis Aguilar, Sara García, Abel Salazar, Marga López, Columba Domínguez, Blanca Estela Pavón, Carmen Montejo o Toshirô Mifune, el actor favorito de Akira Kurosawa, nomás.

Cineasta del pueblo, director taquillero y pulidor de talentos. Para muestra, el esplendor de Pedro Infante al que dirigió en dieciséis películas, varias de ellas de adoración popular y reconocimiento internacional. Por la actuación como el indígena enamorado Tizoc, Infante obtuvo de manera póstuma el Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín. Pero antes y después de esa gran época, tan reconocida y entrañable, Ismael Rodríguez abrazó el séptimo arte con vínculos relevantes.

A los 12 años actuaba en cintas experimentales; al lado de sus hermanos, Roberto y Joselito, marcó historia con la sonorización de Santa (Antonio Moreno, 1931), en la que además fungió como extra. Como pionero del sonido colaboró en varias realizaciones asistiendo en ése rubro, sería incluso anotador y ocasionalmente actor. Años más tarde él y sus hermanos fundaron la empresa Películas Rodríguez y la experiencia autodidacta de Ismael se acrecentó: sonidista, laboratorista, ayudante de cámara, editor, argumentista, asistente de dirección y en 1942 debutó como director en ¡Qué lindo es Michoacán!

Ismael Rodríguez nació en 1917 en la ciudad de México, en una vecindad de la colonia Niños Héroes, territorios reproducidos posteriormente en celuloide con las vivencias y personajes que coexisten en ellos. Jamás aprendió a bailar y no asistía a fiestas, cuando era mozuelo en la industria del cine le apodaron “el atarantado”, sobrenombre que dejaría atrás al instituirse como director de renombre y codearse con cineastas como el estadounidense Frank Capra.

Tras la muerte prematura de Pedro Infante se acercaría al ambiente de la Revolución Mexicana con Así era Pancho Villa (1957), Pancho Villa y la Valentina (1958) y La Cucaracha (1958). Con Los hermanos del Hierro (1961) pisó los terrenos del western y los del melodrama con El niño y el muro 1964) y Faltas a la moral (1969). Rebasaba los 70 años de edad y seguía filmando, sus últimos rodajes fueron la trilogía Reclusorio.

La Cineteca Nacional le rinde homenaje póstumo del 2 al 13 de junio con la develación de una placa, la presentación del libro Memorias y el ciclo Cámara…¡Acción” Ismael Rodríguez, Una vida en el cine con la proyección de Los tres García (1945), Nosotros los pobres (1947), Ustedes los ricos (1948), La oveja negra (1949), ¡A toda máquina! (1951), Dos tipos de cuidado (1952), Ánimas Trujano (1961), Los hermanos del Hierro (1961) y El hombre de papel (1963). “El peor enemigo del cine es el tiempo”, decía el desaparecido director, y es grato reconocer que una significativa parte de su obra, hasta ahora, lo ha vencido.

 

Rosalina Piñera
Periodista egresada de la UNAM. En su pesquisa sobre el cine ha recorrido radio, televisión y publicaciones como El Universal. Fue titular del programa Música de fondo en Código DF Radio y, actualmente, conduce Cine Congreso en el Canal del Congreso.
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