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Ramiro Padilla Atondo

05/10/2015 - 12:03 am

El peligro para México reloaded

El futurismo político en nuestro país es un tema harto interesante. Todo tiene que ver con que tajada del pastel le tocará a cada quien. Por supuesto que la elección de alguien que no responda a los intereses del establishment, puede desatar campañas feroces con consecuencias predecibles. La elección del 2006 fue una clara muestra […]

No es que la llegada de López Obrador sea la panacea que en automático librará al país de todo mal, no somos tan ingenuos. Foto: Cuartoscuro
No es que la llegada de López Obrador sea la panacea que en automático librará al país de todo mal, no somos tan ingenuos. Foto: Cuartoscuro

El futurismo político en nuestro país es un tema harto interesante. Todo tiene que ver con que tajada del pastel le tocará a cada quien. Por supuesto que la elección de alguien que no responda a los intereses del establishment, puede desatar campañas feroces con consecuencias predecibles.

La elección del 2006 fue una clara muestra del  poder del aparato gubernamental para frenar a quien consideraba una verdadera amenaza a sus intereses. Y no, no soy Lopezobradorista. Muchos de los que votarán por él en el 2018 no lo son tampoco. Lo publicado en la encuesta de Reforma puede tener una lectura más profunda. Tiene que ver con el hartazgo ciudadano sobre todo.

Lo que la encuesta quiere decir, palabras más, palabras menos es, que en nuestra limitada oferta electoral, estamos dispuestos a dar un giro de timón. Quedó comprobado que la alternancia de la derecha y extrema derecha solo ha perjudicado al país.

Los priístas y panistas solo son clubes de negocios que juegan a gobernar. No ha habido mejor promotor de López Obrador que el gobierno en turno. Pero, ¿Qué tenían que hacer los priístas? Una sola cosa, gobernar bien. Demostrar que habían aprendido la lección. Pero no solo no la aprendieron, han hecho el gobierno más desastroso del que se tenga memoria.

Y ya hace tiempo perdieron la batalla más importante, la de la percepción pública. “El Peje” no imaginó estar en esa posición. Es claro también que si presenta un discurso moderado será extremadamente difícil que lo descarrilen. Claro, si él también aprendió de los errores del pasado.

El verdadero peligro para México es la inacción. Morena es un partido que ha nacido con muchos de los vicios que intenta erradicar. No es ajeno a los usos y costumbres de la política mexicana. No se niega que la intención es buena, pero el clientelismo es un vicio muy arraigado en la psique mexicana.

Tienen tiempo para ajustar, su proyecto es muy valioso para romper con el monopolio de los partidos en México, mientras no se conviertan como los panistas en lo que más odian.

Hay todo un sistema diseñado y ya en marcha para evitar el arribo de López Obrador, pero aquí la pregunta sería ¿En  verdad creen que nos iría peor con él? Yo lo dudo. Tenemos ahora escenarios impensables como la privatización hasta de la risa.

Los discursos en contra del populismo, esa bandera que enarbolan los directamente perjudicados por la pérdida de sus cuotas de poder, los hacen ver de manera bíblica como los que se la pasan viendo la paja en el ojo ajeno, mientras reparten televisiones.

Pueden intentar amañar la elección presentando un candidato “independiente”, pero sus intenciones ya han sido descubiertas. No es que la llegada de López Obrador sea la panacea que en automático librará al país de todo mal, no somos tan ingenuos. Lo que si representaría sería una ruptura con uno de los más extraños paradigmas que tenemos como país, el paradigma que dice que una mayoría de la población, aun en extrema pobreza se asume como de derecha.

Sería abrir el juego para que en un futuro la partidocracia sea desmantelada. Es una labor en extremo difícil, porque el viciado sistema priísta federal tiene su columna vertebral en la discrecionalidad con la que se manejan los recursos a nivel estatal. Que ese sería el primer objetivo. Arrebatarles el poder a los pequeños señores feudales estatales, que inyectan cantidades extraordinarias de recursos a las campañas, recursos que pasan sin detectarse.

Sería no solo votar por López Obrador, sino por un congreso y un senado que se conviertan en su músculo, para revertir el extraordinario gandallismo con el que se han comportado.

El verdadero peligro para México ya quedó demostrado. Nos toca a nosotros hacer nuestra parte. Ríase cuando escuche que no quiere otra Cuba u otra Venezuela. Que esa es la bandera que enarbolan los ignorantes.

Por el momento, los discursos del miedo se pondrán a la orden del día. El lobo se vestirá con la piel de cordero y acusará a aquel que quiera arrebatarle el monopolio del poder. Pero nosotros tendremos la oportunidad de darle una inmensa cachetada a las televisoras, los empresarios y los políticos corruptos.

Y después le exigiremos a López Obrador, lo mismo o más de lo que le exigimos a los anteriores. Que no se engañe. Que también lo vigilaremos con lupa.

Ramiro Padilla Atondo
Ramiro Padilla Atondo. Ensenadense. Autor de los libros de cuentos A tres pasos de la línea, traducido al inglés; Esperando la muerte y la novela Días de Agosto. En ensayo ha publicado La verdad fraccionada y Poder, sociedad e imagen. Colabora para para los suplementos culturales Palabra del Vigía, Identidad del Mexicano y las revistas Espiral y Volante, también para los portales Grado cero de Guerrero, Camaleón político, Sdp noticias, El cuervo de orange y el portal 4vientos.

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