Peña; despegar desde un aeropuerto

05/09/2014 - 12:01 am

Siempre atento a la narrativa y lo simbólico del poder, el gobierno de Enrique Peña Nieto escogió el momento y el tema exactos para relanzar su gobierno después del desgaste de las reformas: el aeropuerto de la ciudad de México.

La caída de la popularidad del presidente era no solo previsible, sino obligada. El capital político es para gastarlo y Peña Nieto se gastó el suyo en hacer las grandes reformas que, podemos estar de acuerdo o no con ellas, nos pueden gustar unas más que otras, son las mismas que ni Zedillo, ni Fox ni Calderón pudieron hacer. A algunos les faltó capital político, a otros oficio, quizá solo visión de futuro, pero lo cierto es que no lo hicieron. Dice el expresidente Felipe Calderón que a ellos el PRI les puso muy caro el precio de las reformas, pero a Peña no le salieron nada baratas: el PRD le puso enfrente una reforma fiscal que le ha costado carísima al gobierno del PRI (no es culpa solo del sol azteca, la Secretaría de Hacienda, en su afán de control, puso de su parte para completar la catástrofe) y el PAN le puso sobre la mesa una reforma electoral absurda y que el gobierno federal se tuvo que tragar contra la opinión de todos los gobernadores.

Desgastado en su capital político pero triunfante con las reformas, el presidente decidió retomar y relanzar el proyecto que simboliza el fracaso político de Acción Nacional: el nuevo aeropuerto de la ciudad de México. Simbólicamente la cancelación del aeropuerto de Atenco representa la incapacidad panista para ejercer el poder. No fue la única situación compleja que el gobierno de Fox no pudo resolver (perdió caso todas las batallas en las que se metió, comenzando por el desafuero) pero si la más evidente y la que representa la claudicación del poder.

El aeropuerto que hoy lanza el presidente Peña no se hubiera podido lograr si el gobierno anterior, el de Calderón, no hubiera sembrado el proyecto, es decir si alguien no hubiera hecho el trabajo de cepa que se hizo durante la pasada administración. Pero así es la política: los panistas nunca supieron agradecerle a Zedillo lo que hizo en términos macroeconómicos, ni los priistas aceptarán jamás que la mayoría de los proyectos que ahora lanzan, se estaban ya cocinando: el único que aparece en el marcador es el que mete el gol, nunca el que roba la pelota, limpia la cancha o filtra el pase.

El gobierno de Peña va a despegar nuevamente con el aeropuerto, no hay duda de ello: será la obra del sexenio, en el centro del país, y con repercusión internacional. Pero todas esas bondades pueden convertirse en dolor de cabeza si no se cuida la ejecución o, dicho en español, si no se blinda la corrupción que puede haber detrás de una obra de este tamaño.

en Sinembargo al Aire

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