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Greenpeace

05/08/2019 - 12:05 am

No se trata de Greenpeace, se trata de la gente

Desde que Greenpeace decidió iniciar la búsqueda del endurecimiento de los parámetros para decretar las contingencias sabía que no sería un tema “sexy”; que ni los gobiernos ni las multitudes que incluyen a los usuarios del auto, a los industriales, a los que temen que su actividad económica se vea afectada, etc. saldrían corriendo a apoyar esta demanda. Aún así, se decidió asumir esta batalla porque proteger a la gente de la exposición a los altos niveles de contaminación que resultan peligrosos para la salud es un tema necesario de abordar, impostergable, es cuestión ética, es cuestión de vidas y responsabilidad prioritaria de las autoridades.

“No, no se trata de que Greenpeace dicte la política ambiental del país”. Foto: Rogelio Morales, Cuartoscuro

Por Angélica Simón*

Sí, Greenpeace es una organización confrontativa, por eso, expone los temas que otros no se atreven a tocar. Sí, Greenpeace busca incidir en el fondo, en el origen de los problemas ambientales y por ello no admite paliativos como soluciones. Sí, Greenpeace señala pero también propone.

Y por todos estos “sí” es que “no”. La insistencia de esta organización en demandar que las contingencias ambientales sean decretadas cuando se rebasan los 100 puntos de concentración de ciertos contaminantes en el aire no es por necedad, no es intransigencia, no es desconocimiento ni cerrazón ante las “incomodidades” que podría causarle a la ciudad y no, no es un conflicto de dos con el gobierno de la capital.

Desde que Greenpeace decidió iniciar la búsqueda del endurecimiento de los parámetros para decretar las contingencias sabía que no sería un tema “sexy”; que ni los gobiernos ni las multitudes que incluyen a los usuarios del auto, a los industriales, a los que temen que su actividad económica se vea afectada, etc. saldrían corriendo a apoyar esta demanda. Aún así, se decidió asumir esta batalla porque proteger a la gente de la exposición a los altos niveles de contaminación que resultan peligrosos para la salud es un tema necesario de abordar, impostergable, es cuestión ética, es cuestión de vidas y responsabilidad prioritaria de las autoridades.

Sí, es una batalla, pero no de Greenpeace contra el Gobierno de la Ciudad o del Estado de México. Esta es una batalla contra la normalización de algo que nos está matando, es una batalla contra la indiferencia o la resignación a respirar mala y muy mala calidad del aire más del 50 por ciento de los días. Esta tiene que ser una batalla de la gente, por la gente, contra los modelos de Gobierno que priorizan los intereses económicos, que prefieren invertir en vialidades para autos particulares, en lugar de hacerlo en mejorar el transporte público masivo y contra los gobiernos que ni siquiera han considerado la necesidad de contar con un programa de contingencias que alerte a la población sobre los niveles de contaminación, sus implicaciones a la salud y las medidas de protección y que han decidido que para proteger la salud, la población tiene que encerrarse en su casa.

De las siete entidades que conforman la Megalopolis, sólo Querétaro ha expresado que desarrollará un programa de contingencias de acuerdo a lo que establecen las normas de salud ambiental, que es justo lo que demanda Greenpeaace. ¿Imposible? Querétaro es la prueba de que al menos se debería intentar, antes de emitir un rotundo “no es viable”.

La persistencia en esta lucha no, tampoco es un berrinche. Es, simplemente que no podemos permanecer inertes cuando cumpliedndo con los límites establecidos en la normatividad vigente, podríamos estar evitando la muerte de un promedio de 11 mil 500 muertes al año asociadas a la mala calidad del aire, solo para la zona centro del país.

No, no se trata de que Greenpeace dicte la política ambiental del país. Se trata de que todas las autoridades involucradas, la federal y cada una de los gobiernos locales sean sensibles y actúen conforme a su mandato que es velar por los mexicanos. Se trata de que las entidades que no tienen un sistema de monitoreo de calidad del aire lo establezcan, se trata de que las entidades de la Comisión Ambiental de la Megalópolis hagan lo prometido ya por Querétaro, se trata de salirnos de los “no es posible” para transitar a los “cómo lo hacemos posible”.

La diferencia entre decretar contingencias entre los 101 y los 151 imecas no son 50 puntos, la diferencia es un compromiso, o el desprecio a la salud de los grupos vulnerables, niños y niñas, adultos mayores, y personas con padecimientos respiratorias agudos y crónicos, la diferencia no son números, son vidas.

*Angélica Simón es coordinadora de medios en Greenpeace México

Más información en www.greenpeace.org.mx

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