¿Alérgico al Wi-fi? Ser hipersensible a lo electromagnético existe

05/05/2015 - 12:00 am

Ciudad de México, 5 de mayo (SinEmbargo).– Palpitaciones fuera de control, temblor en las manos y una sensación de que la cara está hirviendo. Así es como se siente la alergia a las redes inalámbricas, o al menos es como lo describen quienes aseguran padecerlo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó a la hipersensibilidad electromagnética (EHS, por sus siglas en inglés), en su lista de programas en diciembre de 2005, y aunque aceptó que se necesita más investigación para evaluar los potenciales daños a la salud de esta tecnología, utilizada por computadoras, teléfonos celulares y cada vez más aparatos electrónicos, apuntó también que sus síntomas son reales y pueden causar discapacidad dependiendo el individuo.

La organización estimó que la prevalencia de EHS es de “pocos individuos en un millón” aunque los grupos de autoayuda apuntan a cifras mucho más altas. De acuerdo con una encuesta realizada en centros médicos ocupacionales, indicó que la incidencia reportada es mayor en países como Alemania, Dinamarca y Suecia.

“Conforme la sociedad se industrializa y la revolución tecnológica continúa, ha habido un incremento sin precedentes de  en el número y diversidad de fuentes de campos electromagnéticos (CEM). Por algún tiempo, un número de personas han reportado una diversidad de problemas a la salud, relacionándolos a la exposición a los CEM. Mientras que algunas personas reportan síntomas leves y reaccionan evitando a los campos como mejor pueden, otras se ven tan severamente afectadas que dejan de trabajar y cambian por completo su estilo de vida”, describe la OMS basada en la información obtenida a partir de una conferencia, talleres y informes a nivel internacional.

El sitio Science of Us publicó recientemente una entrevista con Dafna Tachover, una abogada de 42 años residente en Nueva York, quien dice ser alérgica al Wi-fi, y lo descubrió en 2009 cuando adquirió su primera computadora, y tras sentir temblor en las manos y el corazón agitado optó por cambiarla en la tienda. Así, devolvió cuatro equipos de cómputo más hasta que no era capaz de resistir ningún tipo de energía inalámbrica.

Como una especie de cuento con un final poco favorable, la mujer terminó por divorciarse y yéndose a vivir a las montañas, aislada de las millones de señales electromagnéticas de las ciudades.

Segçun la OMS, los síntomas más comunes incluyen aquellos que se manifiestan en la piel, como enrojecimiento, hormigueo y ardor), así como fatiga, cansancio, dificultades de concentración, alteraciones del sueño, mareos, náuseas, palpitaciones del corazón, trastornos digestivos y convulsiones.

EL EFECTO “NOCEBO”

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Psicólogos ingleses apuntan a que se trata de un efecto psicológico. Foto: Shutterstock

Por otro lado, existe un amplio sector de escépticos que consideran dicho daño como un efecto totalmente psicológico, por ejemplo, el diario The Guardian publicó en febrero de este año un artículo escrito por el doctor James Rubir y el profesor Sir Simon Wessely, del departamento de psicología médica del King’s College de Londres, en el que dicen que “los síntomas son reales, pero no son causados por campos electromagnéticos. En lugar de ello, parecen desencadenarse por algo más misterioso: el efecto nocebo.

Y explican que este término viene del contrario del efecto placebo, aquel en el que las personas se sienten mejor después de que el médico les da una pastilla sin medicamento sólo porque esperan sentirse aliviados.

“El efecto nocebo es su otra cara lógica, la tendencia de la gente a sentirse mal cuando piensan que han sido expuestos a algo peligroso. El efecto ha sido conocido por siglos, y es familiar para muchos médicos de sus días de universidad, cuando a menudo desarrollan los síntomas de la última enfermedad que han estado estudiando, un fenómeno tan común que tiene su propio lugar en el diccionario médico como ‘síndrome del estudiante de medicina’. En el caso del EHS, resulta que creer que estás expuesto a campos electromagnéticos, y que esto es perjudicial, es lo que desencadena los síntomas, no la propia exposición”.

Los psicólogos culpan a los medios de comunicación de atraer estas creencias.

Aún así, y debido a que los CEM constituyen una de las influencias del entorno más comunes y de crecimiento más rápido sobre las que existe una creciente ansiedad y especulación, la estancia más importante de salud a nivel mundial implementó desde 1996 el Proyecto Internacional CEM para evaluar las pruebas científicas de los posibles efectos sobre la salud de los CEM en el intervalo de frecuencia de 0 a 300 GHz.

“Estudios recientes realizados en países escandinavos han comprobado que, en condiciones adecuadamente controladas de exposición a campos electromagnéticos, no se observan pautas de reacción coherentes en los sujetos expuestos. Tampoco existe ningún mecanismo biológico aceptado que explique la hipersensibilidad. La investigación en este campo es difícil porque, además de los efectos directos de los propios campos electromagnéticos, pueden intervenir muchas otras respuestas subjetivas. Están en curso más estudios sobre esta cuestión”, concluye la OMS

en Sinembargo al Aire

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