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Fabrizio Mejía Madrid

04/05/2023 - 12:05 am

Xóchitl encadenada

Un día antes de que Xóchitl Gálvez se encadenara sola, los senadores de Acción Nacional habían dormido y celebrado un baile en el salón del plenos del Senado. Quedará para la historia el trío de Gustavo Madero, la misma Gálvez, y Álvarez Icaza jugando a empiernarse.

Quise empezar esta columna con la imagen de la Senadora de Acción Nacional, Xóchitl Gálvez, encadenándose a una silla del recinto alterno del Senado de la República, la noche del viernes 28 de abril pasado. Pasó la cadena por la pata de la silla, se la enredó alrededor de la panza, y cerró el candado. Lilly es grosera. Kenia es violenta. Ella es atrevida: lo mismo se disfraza de dinosaurio en el recinto parlamentario que se atreve a discutir de energía sin saber qué es un kilo y un megawatt. Esta vez se encadenó para impedir que se reunieran los senadores en la última sesión del periodo ordinario en el que se debatirían 18 cambios a las leyes. Pero la cita no fue en el salón donde se encadenó sino en el patio y su táctica dilatoria no tuvo el efecto con el que había fantaseado. Se quedó ahí, hundida en su propia soledad, filmada por una cámara que dispuso de lado. Otro Senador de Acción Nacional, Damián Zepeda, llegó al recinto para observar las votaciones desde un rincón. La presencia de ellos dos desmiente lo que Acción Nacional quiso simular después: que no les habían avisado de la reanudación de la sesión para dejarlos fuera. Esto, por supuesto, es una manipulación: la oposición en el Senado ya había tomado la decisión de no debatir, de no presentarse a la última sesión, y dejarlo todo en las manos de la Suprema Corte de Justicia. Así, la Senadora encadenada no es, como ella quiso hacernos creer, el símbolo de su audacia, sino de su chapuza. Desde el 11 de junio de 2022, la oposición ha renunciado a leer dictámenes, debatirlos, y legislar y ya ni siquiera se presentan a sus curules porque esperan que los Ministros, los Laynez, los Pérez Dayán, los Norma Pina, les hagan el trabajo de ser oposición. Pero de la Corte, hablaremos más tarde. 

Un día antes de que Xóchitl Gálvez se encadenara sola, los senadores de Acción Nacional habían dormido y celebrado un baile en el salón del plenos del Senado. Quedará para la historia el trío de Gustavo Madero, la misma Gálvez, y Álvarez Icaza jugando a empiernarse. El por qué hacían eso queda en los terrenos del romance burócrata, pero la razón que dieron fue, por lo menos, deficiente: querían que se nombrara a su candidato en el Instituto de la Transparencia, el INAI, Ricardo Salgado Perrillat. Este personaje había sido director de asuntos jurídicos de la SEP cuando el narco-Estado de Felipe Calderón y, con Peña Nieto pasó nada más ni nada menos que a ser secretario técnico del Sistema Nacional Anti Corrupción. Es decir, trabajó de tapadera. Pero los panistas ardían en deseos de que fuera su Comisionado en Transparencia y habían negociado que se votara en el pleno. Y sí, se votó. Pero perdió. Así que indignados los del PAN, MC, PRI y Álvarez Icaza, le reclamaron a Ricardo Monreal no haberles cumplido su ilusión. Julen Rementería dijo simplemente que era una burla. Así que, en venganza, tomaron el salón de plenos del Senado.

Lo que horroriza es la desmesura de que la oposición crea que es más importante poner en un puesto a un Comisionado que combatió la corrupción durante el sexenio de Peña Nieto, que el resto de las reformas que tenían que debatirse, como ya lo había hecho la Cámara de Diputados. Hago la lista de los temas que eran menos importantes que el puesto del Comisionado Salgado: Ley Minera; seguridad de la aviación y protección al espacio aéreo; regulación de fondos de inversión; control de precursores químicos de drogas como el fentanilo; suspensión de derechos para ocupar un cargo público a quien violente a una mujer; Ley de Cambio Climático; edad mínima para ocupar un cargo público; paso del Insabi al IMSS Bienestar; cambios a la Ley de Bienes Nacionales; cambios en la asignación de vías férreas; mayores penas para los tala montes; extinción de la financiera rural; cambios en las regulaciones de infraestructura turística; la concentración en la Secretaría de la Función Pública todas las compras del Gobierno; créditos a la vivienda; y la anexión de las humanidades al Consejo de Ciencia y Tecnología. Quiero que veamos la trascendencia de estas reformas que tienen que ver con infraestructura, salud, vivienda, política ambiental hacia el cambio climático, el financiamiento del campo, la protección de las mujeres. Compárelos con lo único que le importó a la oposición: el nombramiento de una tapadera de Peña Nieto en el INAI. Una vez más un puesto de la burocracia dorada estuvo por encima del interés general, tal como vimos en el vergonzoso caso de Edmundo Jacobo Molina en el INE-No-Se-Toca en pasados meses. Un puesto en el INAI bien vale una pernocta en la alfombra de la tribuna del Senado. 

Pero para simular que el McPRIAN está convertido en un grupo de presión para intereses privados, decidieron hacer caso omiso a la convocatoria para seguir la sesión, abierta un día antes, en la sede alterna del Senado. Pero algo falló: Xóchitl Gálvez se encadenó a la silla. El resto de los senadores iba a fingir que no los habían citado, pero el entusiasmo se le desbordó a la Senadora, así como a Damián Zepeda, que también llegó. Lo que la oposición quiso evitar no presentándose a la sesión fue que les volviéramos a llamar “traidores” cuando, por ejemplo, defendieran a las mineras canadienses y su uso indiscriminado de agua o que se opusieran a la concentración de las compras del Gobierno en la instancia que revisa las irregularidades y la corrupción. Así que prefirieron no presentarse, argumentando que el kilómetro y medio del Senado al Palacio de Minería estaba muy congestionado por el concierto de Rosalía o que los de Morena se habían ido escoltados o todo lo que quiso argumentar después la propia Xóchitl Gálvez una vez que se dio cuenta de que había saboteado, sin querer, a sus aliados.

Como sabemos, la oposición parlamentaria es inexistente. Cuando la izquierda era oposición se decía que había que ganar el debate aunque la votación se perdiera. Era el sentido de ser oposición: tener críticas a los dictámenes y propuestas alternativas. Lo que ha hecho esta oposición en el parlamento es bochornoso: gritar insultos, ponerle apodos a los pares, disfrazarse, presentar casitas de Lego o lápidas de cartón, acosar a los demás poniéndoles celulares en la cara. No se recuerda una sola idea, un argumento atendible, una preocupación por el interés nacional. Sólo recordamos cómo los diputados del McPRIAN evitaron que México decidiera soberanamente sobre su política eléctrica, cómo sentaron a los cabilderos de Iberdrola y de Enel en las curules del PRD, cómo hicieron elegías del sol y el viento para no reconocer que estaban votando en contra del interés de la Nación. Esta vez no quisieron asumir el descrédito y decidieron reventar la sesión con el tema de un señor del INAI. 

Ahora dicen que van a impugnar ante la Suprema Corte. Tienen varios argumentos, la mayoría se deshacen con facilidad. Por ejemplo, Acción Nacional dice que no había quórum. El pleno se integra con 128 senadores y senadoras, y es la mitad más uno, es decir, 65. Si ven las votaciones de las 18 leyes, en todas hay 66, 65 votos, es decir, estaba el quórum. La Mesa Directiva tenía ocho de sus 12 integrantes. El otro argumento es que no les avisaron a los de la oposición que ya no se iba a sesionar en el salón de plenos de Reforma e Insurgentes. Está la conferencia de prensa de las cinco de la tarde, es decir, cuatro horas antes del cambio de sede, de que se iban a cambiar de lugar. A las 9 de la noche se publicó la convocatoria a la nueva sesión en la página del Senado de la República, con la dirección de Xicoténcatl, con tiempo suficiente para que llegara a encadenarse la Senadora Gálvez y para que se le tomara protesta a una Senadora suplente de Claudia Balderas. La sesión empezó pasadas las diez de la noche, por lo que hasta de empiernados llegaban los senadores. Pero no quisieron y mintieron que no les habían avisado. Pero, no contaban con la cadenita de Xóchitl. 

Quiero hacer notar que la Suprema Corte de Justicia, desde la llegada a empujones de Norma Piña, está enfrascada en la misma ruta que el INE de Lorenzo Córdova, es decir, que una institución de la República actúe facciosamente en beneficio de la oposición y que, con ello, falte a sus más elementales obligaciones para con la población. Ese fue el caso esta semana en que otro dictamen del Ministro Pérez Dayán se “filtró” a la prensa de forma hortera. Ahí, el Ministro dice que va a invalidar el Plan B de la reforma a la Ley Electoral porque los diputados no lo discutieron. Dayán debe vivir en una cueva donde no hay señal de Internet: no se enteró que la oposición lleva 10 meses en “moratoria legislativa”, es decir, que no lee ni discute las iniciativas presidenciales. ¿Cómo se iba a debatir el Plan B en esas circunstancias? ¿O esperaba que Morena y sus aliados se subieran a la tribuna a manifestar sus acuerdos mutuos? En el proyecto de sentencia, Pérez Dayán escribe: “El Decreto impugnado fue aprobado en transgresión al principio de deliberación democrática, ya que no es el resultado del debate que debe existir en todo órgano legislativo, es decir, la tramitación como de urgente u obvia resolución en la Cámara de Diputados, y las irregularidades cometidas en Comisiones de la Cámara de Senadores, impidió su conocimiento, la deliberación democrática real, cualitativa y de fondo”. Si recuerdan, una vez que la oposición rechaza debatir la reforma constitucional, la Diputada Graciela Sánchez le entrega en la mano a Santiago Creel el Plan B, que contiene las reformas que no requieren ser constitucionales. Pero, para Pérez Dayán, eso es una formalidad que tira la Ley completa y no su contenido, en el que ni siquiera se mete. 

Por si faltara algo, la Consejería Jurídica de la Presidencia se inconformó con la filtración de un proyecto que todavía ni siquiera tiene fecha para presentarse. Dijo: “La filtración del proyecto no es un acto de transparencia, sino de irresponsabilidad, pues el mismo aún se encuentra en trámite y no ha sido incluido en la lista oficial de asuntos por resolver en el pleno, además de que el resto de los ministros desconocían el contenido del documento hasta su publicación en medios”.

Se usa a los medios para la “filtración” porque el Plan B contiene la prohibición de que los estados y municipios gasten más del 0.1 por ciento del presupuesto en comunicación, es decir, de lo que muchos medios sin audiencia viven. El Plan B también libera a los funcionarios públicos para que puedan dar su opinión durante la veda electoral, es decir, blinda la conferencia “mañanera” del Presidente contra las sanciones con las que el INE lo amordazó en el 2021. Y lo que quisiera Claudio X. González es acabar con las mañaneras, al menos, con la posibilidad de que ahí se traten temas electorales. 

Sin miedo a extralimitarse, una Jueza administrativa del DF, Celia Quintero Rico, le ordenó al Senado nombrar a los tres consejeros del INAI que falten. No contenta con la orden, les dio un plazo: 48 horas. De inmediato, Damián Zepeda, el que miró desde un rincón la aprobación de 18 leyes federales, propuso, incluso, que si el Senado no nombraba a los consejeros del INAI, los nombre la propia Jueza. Ya entrados en gastos, ¿por qué Acción Nacional no convierte a los jueces en senadores? Eso es lo que se respira en el aliento agitado de la oposición: dejarle al Poder Judicial la responsabilidad de frenar a la mayoría en ambas cámaras de representantes. Unas horas antes, la insignia de la oposición, Margarita Zavala, había dicho en una entrevista callejera que la importancia del INAI era que mediante ese organismo podías consultar la calidad del aire. Imagínense que uno entrega la solicitud de la calidad del aire y que la calidad del aire no nos responde y, entonces, nos vamos a una revisión del caso, y decide el pleno de entre sus ocho mil expedientes atrasados. Es probable que sepas la calidad del aire unos seis meses después de que lo solicitaste. Margarita Zavala ya no pide precisión, sino rapidez. 

Pero vuelvo a la imagen de la Senadora Xóchitl Gálvez encadenada. Es la imagen de la crisis del sistema de partidos mexicano que no ha detenido su propia caída desde 2018 y, al contrario, la ha acentuado, primero uniéndose en el McPRIAN y, después, negándose a argumentar sus propias reformas y propuestas. La Senadora encadenada es un paso más rasgando el abismo, manoteando en el vacío. Pensar que la Suprema Corte o las juezas administrativas puedan suplir a la oposición es ni siquiera empezar a reconocer que están en crisis. La ruta que siguió el INE de Lorenzo Córdova, de querer articular a la posición desde el árbitro electoral, está ahí con su derrota palmaria. Y, a menos que todos los senadores de la oposición aspiren a ser locutores de Latinus, creo que se están equivocando. 

Fabrizio Mejía Madrid
Es escritor y periodista. Colabora en La Jornada y Aristégui Noticias. Ha publicado más de 20 libros entre los que se encuentran las novelas Disparos en la oscuridad, El rencor, Tequila DF, Un hombre de confianza, Esa luz que nos deslumbra, Vida digital, y Hombre al agua que recibió en 2004 el Premio Antonin Artaud.

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