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Tomás Calvillo Unna

04/01/2017 - 12:00 am

Quieren hacer de la Nación un antro

Y es que en estas colonias ya casi desaparecieron los pequeños negocios: talleres de carpintería, sastrería, peluquería, papelería y las tienditas que tenían de todo, precursoras de los supers. Ahora el paisaje es otro, lo dominan los bares y antros que van de la mano; y en el último lustro se han multiplicado superando a […]

Esta navidad quedaron expuestos, por un lado las montañas visibles por doquier de alcohol y por otro la escasez de gasolina que craqueló el buen ánimo de las mismas esferas de navidad. Foto tomada de Internet.
Esta navidad quedaron expuestos, por un lado las montañas visibles por doquier de alcohol y por otro la escasez de gasolina que craqueló el buen ánimo de las mismas esferas de navidad. Foto tomada de Internet.

Y es que en estas colonias ya casi desaparecieron los pequeños negocios: talleres de carpintería, sastrería, peluquería, papelería y las tienditas que tenían de todo, precursoras de los supers. Ahora el paisaje es otro, lo dominan los bares y antros que van de la mano; y en el último lustro se han multiplicado superando a cualquier otra industria familiar, comercio, iglesia o demás. El tejido económico de estas colonias como muchas otras del país ya está en manos del crimen, no totalmente pero….

La última noche del 2016 conversábamos un grupo de amigos quiénes compartimos todavía una memoria común, donde el nombre de México tiene un sentido profundo y es parte de nuestro inhalar  y exhalar,  platicábamos de esa embriagante sociología que esta desarticulando el espíritu de comunidad y alienando en la violencia a muchos; y admirábamos en medio de todo ello una vieja tradición urbana que estaba vigente en las pulquerías de los años veinte del siglo pasado y que si bien se había perdido en el arte de la decoración  que registró Edward Weston (según nos comentó Gabriel Figueroa), se mantiene viva en los  los giros del lenguaje con que se suele bautizar a las cantinas y advertíamos que, en este caso de este rumbo donde andábamos, resalta el bar-antro nombrado “Las nietas de la abuela”. Su nombre solo, ya le ganó un lugar en la fugaz memoria que llevamos.

Junto a esta expansión de los giros negros y no tan negros, incluso solo lunares, también  han surgido varías gasolineras; más de siete en una circunferencia no mayor a 10 kilómetros. Pareciera que gasolineras y antros estuvieran emparentados. Alcohol y gasolina, combustibles que se mezclan y alternan. Y todo aquello otro que es negocio y no se ve.

Esta Navidad quedaron expuestos, por un lado las montañas visibles por doquier de alcohol y por otro la escasez de gasolina que craqueló el buen ánimo de las mismas esferas de Navidad. De pronto todos nos vimos a la zozobra al descubrir nuestra completa dependencia de los hidrocarburos, sentimos la vulnerabilidad personal y estructural de los gasólicos, es decir los adictos a la gasolina sin la cual no podemos movernos.

Y ante la carencia de ese energético comenzó a crecer la ira azuzada  por las autoridades y sus discursos contradictorios y confusos, donde al final nos pasaban la cuenta a los ciudadanos  (al mejor estilo de aquella rola de Patxi Andión) por apanicados y acelerados al tratar de consumir toda la gasolina posible en unas cuantas horas.

Hoy a casi dos semanas de esa noche buena, la pradera que solo necesitaba un cerillo clásico de la cajita de la Venus, comienza a prenderse por todos lados con el ya afamado gasolinazo, que pareciera incendiar de una vez por todas la frágil y golpeada paz social, lo que resta de ella.

 

Imagen circulando en las redes; según se dice es de Zamora, Michoacán.
Imagen circulando en las redes; según se dice es de Zamora, Michoacán.

Por otras razones algunos veníamos discutiendo en términos políticos que el 2017 va a confrontar y no anteceder al 2018. Siendo esquemáticos, vemos que los partidos, la llamada clase política, quiere llegar al 2018 sin que se muevan mucho las aguas y una vez más jugar  así con el país a las elecciones.

Otros pensamos que no va a dar tiempo, que aquí, allá y acullá, la gente ya no va a esperar, los ciudadanos como se dijo años atrás están hasta la madre de la inseguridad, corrupción e impunidad que pretenden ser parte de una normalidad, que apadrina la partidocracia con su toma y daca; y se apuntala en la fatalidad, uno de los trazos culturales que son látigo de esclavitud.

El 2017 va modificar los escenarios políticos del 2018, los Zapatistas y la CNI ya lo advirtieron y ya están en ello, no tardan más grupos , organizaciones y ciudadanos en liberarse del discurso, de lo que algunos llaman la narrativa del poder que comparten los tiros y troyanos de los partidos políticos y varios actores económicos.

El gasolinazo podría ser el inicio; seguramente habrá marcha atrás por parte de las autoridades para evitar que la pradera se incendie por completo, de otra manera  si insisten en la macroeconomía y su silogismo que ignora los tiempos de ruptura y otros detalles, entraremos  más rápido de lo esperado a ese lugar, que nombramos  a manera de un imaginado gran antro diseñado en una isla para constatar el comportamiento humano como: “Los cocos de la changa” que a diferencia de los otros conocidos, con sus entradas y supuestas salidas de emergencia, ahí no se sabe dónde empieza y cuando se entra y dónde termina y como se sale.

Arriesgar parece ser la palabra que falta.

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