Pececillos de plata

04/01/2015 - 12:03 am
Fotografía: Wikipedia
Fotografía: Wikipedia

Para Rick y Claudia

Los insectos visitantes de las urbes no suelen ser bien recibidos, en particular cuando invaden las casa en cantidades impresionantes. Las moscas y las cucarachas son bastante repudiadas pero también muy conocidas, sin embargo hay otros bichos menos comunes que prefieren las casas antiguas y con humedad que también pueden aparecer en grandes números. En esta ocasión hablaré de unos bichos aficionados a la celulosa que invaden casas y bibliotecas, se les conoce como pececillos de plata y tienen la apariencia de un camaroncito terrestre.

         Los pececillos de plata también son conocidos como lepisma (en inglés silverfish) y son insectos que pertenecen al Orden Zygentoma (antes se les agrupaba en los Thysanura), un grupo muy antiguo que apareció en el planeta hace 50 – 40 millones de años durante el Eoceno. Tienen escamas plateadas recubriendo el cuerpo cuando son adultos, y sus movimientos son ondulatorios, de ahí el nombre, sin embargo son exclusivamente terrestres. Son insectos pequeños y alargados que miden entre 2-20mm, con tres colas largas características que les sobresalen de la parte posterior, 2 antenas y 2 ojos compuestos. En el mundo se han descrito 350 especies y en México se han encontrado 36. Son organismos que necesitan de humedad ambiental, en hábitats naturales se encuentran en la hojarasca y en grietas del suelo, son animales ominívoros pero tienen preferencia por materia orgánica vegetal. Asociados a los humanos, viven debajo de las alfombras o en las grietas de las casas, y pueden representar una amenaza para los amantes de los libros, pues pueden alimentarse de papel. Estos bichos presentan una característica única en el mundo animal, son capaces de producir sus propias enzimas para digerir celulosa (las famosas celulasas), la molécula de la cuál están hechas las paredes celulares de las plantas y de la que se compone el papel. En el planeta hay muchos animales que consumen plantas y madera que pueden degradar celulosa y almidón, sin embargo ellos no lo hacen por sí mismos, sino que viven en asociación con microorganismos que hacen esta función, las termitas por ejemplo tienen protozoarios y bacterias que degradan la celulosa, solamente en los pececillos de plata se han encontrado las enzimas celulasas, lo cual los hace muy especiales.

Los pececillos de plata pertenecen al grupo de insectos que presentan metamorfosis incompleta, es decir que no pasan por un periodo de capullo o pupa, solamente van creciendo por mudas sucesivas de su esqueleto y cambian poco de apariencia durante su vida. Pueden vivir hasta 4 años. Su ciclo de vida inicia cuando los pequeños pececillos emergen del huevo y comienzan a alimentarse de materia orgánica que encuentran a su paso, continúan alimentándose y mudando de esqueleto hasta que alcanzan la madurez y se reproducen, en este grupo no hay un apareamiento como tal, la fecundación de los huevos es indirecta, los machos depositan un paquete denominado espermatóforo (que contiene los espermatozoides) sobre las rocas o entre las grietas, y la hembra lo recoge y lo introduce en su cuerpo por el poro genital para llevar a cabo la fecundación. Posteriormente la hembra deposita los huevecillos en algún lugar húmedo y el ciclo vuelve a comenzar.

Dentro de los Zyngentoma hay otro grupo adaptado a altas temperaturas que habita en hornos y chimeneas, éstos no comen papel sino harinas y granos molidos, por lo que también pueden convertirse en plaga para los panaderos.

Así las cosas, los pececillo de plata y sus parientes pueden parecernos feos y en grandes cantidades pueden convertirse en plaga y dañar nuestros intereses, en estos casos, las empresas mata plagas ofrecen sus servicios para controlarlos utilizando insecticidas comunes. Sin embargo yo considero que sino presentan abundancias muy grandes, se puede convivir con ellos sin ningún problema puesto que no son ponzoñosos ni transmiten enfermedades. Estas especies presentan características únicas en la naturaleza que tomaron milenios en la evolución de la vida, ¿vale la pena acabar con ellos porque son feos y decidieron vivir en nuestras casas? Yo considero que no, aprendamos a vivir con los seres diferentes, aún tenemos muchas cosas que investigar y descubrir de las miles de especies diferentes que hay en la Tierra; creo también, que este aprendizaje de convivencia nos puede dejar una mayor tolerancia frente a los demás humanos con los que peleamos a diario.

¡Siguen faltando 42 estudiantes! No olvidamos.

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
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