Sebastian Vettel, baluarte competitivo del mundo deportivo, corre más por gloria que por instinto natural

03/11/2013 - 12:00 am
Foto: Twitter
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Ciudad de México, 3 de noviembre (SinEmbargo).- Sebastian Vettel se coronó campeón de la Fórmula 1 con tres fechas de anticipación. Su año lo confirmó como uno de los mejores pilotos en la historia. Con su cuarto título consecutivo, el alemán no solo consolidó su nombre sino que acrecentó sus ganas naturales por seguir alimentado su insaciable apetito por ganar. En la mira están dos récords que tienen al “Baby Schumi” como si siguiese compitiendo por alcanzar un pódium en una disputa cerrada con muy pocas vueltas por correr.

Vettel tenía seis victorias consecutivas antes de correr el Gran Premio de la India. Una prueba más de su dominio dictatorial con sus manos en el volante. Una victoria más lo colocaría a la par del récord histórico. Mientras iba superando los registros de sus vueltas, desde su equipo le imploran que mantenga un ritmo estable para lograr llegar al final de la carrera con el peligro constante de una avería mecánica o un pinchazo de sus llantas. Sebastián no entiende de mesuras y sigue compitiendo contra él mismo. Corre sin nadie enfrente pero con su espíritu de lucha intacto.

Detrás de él, hay una escudería madura que supo sortear dificultades mejor que las otras. En Red Bull se enfocaron a lo básico y se comprometieron como un equipo de verdad. La empresa austríaca le entregó a Vettel un coche lleno de trabajo y talento con puntos clave en los alerones. Los ingenieros mantuvieron a tono el que para muchos es el mejor coche de la historia. Con tantas incursiones tecnológicas en la actualidad, fue un simple adepto vigente desde siempre, el que marco gran diferencia. Mientras en Ferrari las disputas entre un desesperado Fernando Alonso y sus ingenieros salían a la luz pública, en Red Bull vivían de luna de miel.

Las ganas de triunfo que posee Sebastian, han contagiado a todo un grupo de expertos en ingeniería. A la par del éxito individual, Red Bull ha ganado el campeonato de escuderías. Este 2013 ha sido todo de un alemán al que lo veían como el sucesor de Michael Schumacher pero que ahora tiene una propia historia que contar con un futuro prometedor a sus 26 años. Con tres fechas por disputar, está a dos victorias de empatar el récord de victorias (13) que posee Schumi. Para Vettel, superar esa marca es una necesidad instintiva, a pesar de tener el mayor premio del año en su poder. El deporte, terreno que se alimenta de la competencia, tiene en Vettel a uno de sus mejores baluartes.

“Frenarle es complicado”, dicen desde la escudería, antes de aceptar que es un piloto inteligente que sabe escuchar en momentos indicados. Sebastián se divierte con esa responsabilidad de un profesional. Exitoso desde muy precoz, le añadió a esa sonrisa grande una ambición deportiva necesaria para marcar diferencia del resto. En un mundo lleno de glamour con millones de dólares en juego cada 15 días, el alemán disputa cada minuto de una carrera como si fuera el último. Con toda eso en juego, Sebastián sólo quiere registrar una nueva vuelta rápida y celebrar en lo más alto del pódium, sin que importe nada más.

Foto: redbullracing.com
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