Psicosis y la chica de la regadera

03/10/2015 - 12:00 am

Hace 11 años exactamente fue el adiós de una actriz que se transformó en leyenda por tomar una ducha. En apenas 45 segundos bajo el agua marcó un antes y después en la historia del cine. Era 1960 y nadie antes había visto en pantalla nada igual. El baño purificador se transformó en el escenario de un violento crimen y conforme las gotas de agua caían a la par del cuchillo de un asesino sin rostro, la chica rubia, -justo cuando había encontrado el camino a la redención-, exhalaba su último aliento, frágil, desnuda, indefensa ante el ataque.

Tras la inesperada irrupción, la sorpresa de lo ocurrido, la imagen de su rostro aterrado y sus gritos mezclados con el perturbador sonido ideado por el músico Bernard Herrmann, algo profundo cambió. Los espectadores se vieron abandonados a su suerte, sin la compañía de la protagonista a 42 minutos de iniciada la película, en una orfandad para la que no estaban preparados, inermes ante la pericia de un director muy entendido del manejo de las emociones.

Janet Leigh murió en California el 3 de octubre de 2004, mas sería su muerte cinematográfica, en el filme Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960), encarnando al personaje de Marion Crane, lo que le daría su pase a la eternidad. Si Psicosis es una película que generó infinidad de análisis fílmicos por la psicología de los personajes, el empleo de la música o bien, la estructura narrativa inédita en su época, cabe subrayar que la icónica escena del asesinato en la regadera se ubica entre las más estudiadas en la historia del cine. Hay publicaciones dedicadas enteramente a examinar la secuencia, cuadro por cuadro, desde diferentes perspectivas teóricas, por ejemplo, Psycho in the Shower: The History of Cinema’s Most Famous Scene, de Philip Skerry.

Lo cierto es que los detalles alrededor de la filmación de la escena son las delicias de cinéfilos y curiosos: que si era Janet Leigh la que actuaba desnuda o no; si acaso el cuchillo toca alguna vez la piel de la actriz o el que la sangre era en realidad jarabe de chocolate. Muchos pormenores los revelaría su autor en algunas entrevistas, como la relevante conversación sostenida con el también director, el francés François Truffaut en el libro El cine según Hitchcock. Entre las especificaciones: la ducha dura 45 segundos y se rodó en 7 días desde 70 posiciones distintas de cámara. El sonido que se escucha cuando el puñal ataca el estómago de Leigh, es en realidad el crujido de un cuchillo cortando un melón. Y el director inglés aclaró que había hecho esta escena tan violenta “sólo para que el público reaccionara” y no estuviera pasivo en las butacas.

Antes del baño mortal Janet Leigh había actuado en al menos treinta películas entre las que destacan Mujercitas (1949), Scaramouche (1952), El gran Houdini (1953), El príncipe valiente (1954) y Sed del mal (1958). Su nombre había estado ya unido al de directores de renombre: Mervyn LeRoy, Josef von Sternberg, Richard Fleisher, Anthony Mann, George Sidney y Orson Welles.

Nacida en Merced, California el 6 de julio de 1927 bajo el nombre de Jeanette Helen Morrison, fue descubierta por otra actriz: Norma Shearer, quien encontró una fotografía de Leigh y la recomendó inmediatamente a un agente de talentos de la Metro Goldwyn Mayer. Leigh se olvidaría de sus estudios de Música y Psicología para debutar en el filme The romance of Rosy Ridge en 1947. Su dulce presencia y esplendorosa sonrisa se observó en comedias, dramas y westerns, pronto encontraría el camino a Marion Crane en Psicosis.

Sobre la mítica escena declaró que desde entonces le atemorizaba correr la cortina al ducharse y que nunca le daba la espalda a la puerta del baño. No por la experiencia del crimen simulado, sino porque el filme de Hitchcock le había revelado lo vulnerable que es una persona en esos momentos. Como esa experiencia era el centro de conversación en la mayoría de las entrevistas que le solicitaban, escribió lo vivido en el libro Psycho: behind the scenes of the classic thriller, en 1995, con el apoyo del biógrafo de estrellas Christopher Nickens.

Pese a que Janet Leigh compartió cuadro con leyendas de la solidez de John Wayne, Errol Flyn, Gary Cooper, Dean Martin, Jerry Lewis, James Stewart, Elizabeth Taylor, Mary Astor, Charlton Heston, Frank Sinatra, Mario Moreno “Cantinflas” y Tony Curtis (su tercer marido y padre de su hija Jamie Lee Curtis), fue justamente sola, bajo la regadera, cuando alcanzó la cúspide de su carrera. Le esperaban tras la cortina del baño el Globo de Oro a la Mejor Actriz de Reparto, la nominación al Óscar como Mejor Actriz Secundaria en 1961 y su estrella en el paseo de la fama de Hollywood.

¿Qué pasó después? Filmes como Pepe (1960), El embajador del miedo (1962), La Niebla (1980), -sí, la de John Carpenter-, Halloween H20: 20 años después (1998) y apariciones esporádicas en series televisivas: El agente de Cipol (1966), Columbo (1975) o La isla de la fantasía (1979). Nada equiparable al momento glorioso de tomar una ducha y secarte con la toalla de la inmortalidad.

 

Rosalina Piñera
Periodista egresada de la UNAM. En su pesquisa sobre el cine ha recorrido radio, televisión y publicaciones como El Universal. Fue titular del programa Música de fondo en Código DF Radio y, actualmente, conduce Cine Congreso en el Canal del Congreso.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas