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Álvaro Delgado Gómez

03/09/2024 - 12:05 am

Piña, la redentora del PRIAN

“¿La reforma promovida por el presente Andrés Manuel López Obrador es la mejor posible para cambiar al Poder Judicial de la Federación, que todo mundo coincide que debe hacerse? Ni eso quieren discutir los juzgadores ni sus apoyados del PRIAN. Piña tampoco ha presentado la propuesta alternativa”.

Las mentiras, las complicidades y la mezquindad que definen al grueso de los medios de comunicación en México explican por qué millones de mexicanos ignoran un suceso que, por sí solo, exhibe la podredumbre política de Norma Piña, la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y cabeza del Poder Judicial: La reunión clandestina, en las Lomas de Chapultepec, el pasado Día de la Virgen de Guadalupe.

Se trata de un episodio de vergüenza para cualquier servidor público: El 12 de diciembre de 2023, en pleno proceso electoral, Piña organizó una cena en la mansión del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, con la asistencia de tres magistrados electorales y cuyos invitados especiales eran Alejandro Moreno Cárdenas, el presidente nacional del PRI, y Santiago Creel, el coordinador de campaña de Xóchitl Gálvez, la candidata presidencial de la derecha.

Como también clandestinamente se reunió el presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, con la cúpula del PRIAN, en marzo de 2021, en el domicilio personal de Edmundo Jacobo, Piña ordenó al ministro asiduo a las marchas convocadas por el magnate Claudio X. González reunir en su casa a los magistrados Mónica Soto, Felipe Fuentes Barrera y Felipe de la Mata Pizaña para ser la gestora o “coyote” de “Alito” Moreno Cárdenas, a quien llama su “amigo”, y de Creel —quien finalmente no llegó— para fines literalmente inconfesables.

De esa cena clandestina, Piña no ha dicho ni una sola palabra. Tampoco González Alcántara Carrancá. Lo que se sabe es que la ministra presidenta de la SCJN amenazó a los magistrados electorales de actuar contra ellos si no hacían lo que ella quería. La respuesta fue la filtración de la cena que publicó el diario Milenio, en mayo, ante el silencio cómplice de casi todos los medios subordinados al poder.

Este comportamiento faccioso de quien encabeza el Poder Judicial de la Federación es lo que explica también que haya dado trámite a una maniobra para quitarle la mayoría calificada a Morena y sus aliados en el Congreso y que la jueza Martha Eugenia Magaña López haya admitido el amparo que solicitaron cuatro jueces de Chiapas contra la reforma judicial y haya concedido la suspensión, pese a que la Ley de Amparo —que violó descaradamente— establece que éste es improcedente contra adiciones o reformas a la Constitución.

En esta determinación la ley no es la ley, es la manipulación y la falsificación de la misma para defender los intereses de los jueces que tienen abierta identificación con el viejo régimen, tanto que la propia jueza es también, como el ministro González Alcántara Carrancá, asidua a las marchas de Claudio X. González y el PRIAN, como la que este domingo realizaron del Ángel de la Independencia al Senado.

La característica de esta manifestación fue, por una parte, la paradójica defensa de jóvenes de un poder del Estado caracterizado en su historia por el conservadurismo, y por otra parte la presencia protagónica de las figuras de la oposición de derecha contundentemente derrotada, entre ellas Xóchitl Gálvez y Margarita Zavala, la esposa del fugitivo Felipe Calderón.

No hay entendido que estas figuras son la garantía probada del fracaso de toda movilización, aunque se defienda una causa justa. Javier Lozano Alarcón, Guadalupe Acosta Naranjo, Lorenzo Córdova, Ignacio Morales Lechuga ahuyentan también a cualquier persona inteligente e informada.

¿La reforma promovida por el presente Andrés Manuel López Obrador es la mejor posible para cambiar al Poder Judicial de la Federación, que todo mundo coincide que debe hacerse? Ni eso quieren discutir los juzgadores ni sus apoyados del PRIAN. Piña tampoco ha presentado la propuesta alternativa. La apuesta es conservar todo tal como está, a la medida de intereses políticos, económicos y criminales.

El comportamiento faccioso de la SCJN y del Poder Judicial de la Federación no es nuevo. En realidad ha sido el sello desde la reforma de Ernesto Zedillo, hace tres décadas, con decisiones sobre el anatocismo de 1998, el desafuero de López Obrador en 2005, la legitimación del fraude de 2006 y la impunidad en el caso de la Guardería ABC, entre otros.

El Poder Judicial es visto, porque lo es, como un reducto del PRIAN. Los ministros de la SCJN han sido, en su mayoría, del PRI y del PAN, como Mariano Azuela Huitrón, el que pactó el desafuero de López Obrador con Vicente Fox, y Piña, impulsada por Enrique Peña Nieto por ser prima de Miguel Ángel Osorio Chong o eso es lo que ella dice.

Piña fue promovida por Peña como ministra, pese a que era la magistrada con el mayor rezago de expedientes entre sus compañeros. La lógica de su nombramiento, entonces, fue política, no profesional.

Los dos únicos presidentes de la SCJN que han tomado distancia del grupo hegemónico han sido combatidos por el PRIAN. Uno es Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien fue disidente ante la impunidad de la Guardería ABC que hasta Calderón mandó al narcotraficante Genaro García Luna para intimidarlo.

Y antes David Genaro Góngora Pimentel fue vetado por la derecha para ser presidente del IFE, en sustitución del fraudulento Luis Carlos Ugalde, en 2007, y luego para encabezar la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

En el Poder Judicial de la Federación y en la SCJN anidan los peores intereses, desde los que gestiona Diego Fernández de Cevallos hasta los que ordena resolver en su favor el magnate Ricardo Salinas Pliego. Es un poder podrido.

Álvaro Delgado Gómez
Álvaro Delgado Gómez es periodista, nacido en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1966. Empezó en 1986 como reportero y ha pasado por las redacciones de El Financiero, El Nacional y El Universal. En noviembre de 1994 ingresó como reportero al semanario Proceso, en el que fue jefe de Información Política y especializado en la cobertura de asuntos políticos. Ha escrito varios libros, entre los que destacan El Yunque, la ultraderecha en el poder (Plaza y Janés); El Ejército de Dios (Plaza y Janés) y El engaño. Prédica y práctica del PAN (Grijalbo). El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas (Editorial Proceso) es su más reciente libro.

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