Rubén Martín
03/09/2023 - 12:04 am
“La que va a chingar al PRI…”
Los términos en cómo fue forjado el frente opositor, más que ofrecer una salida democrática al descontento de un sector de la sociedad ante el Gobierno de la Cuarta Transformación, dejan un tufo de pragmatismo y oportunismo que desagrada profundamente.
Presionada por las dirigencias partidarias y empresariales que patrocinan el Frente Amplio Opositor (FAO), el miércoles 30 de agosto la Senadora priista, Beatriz Paredes Rangel, tras admitir que las encuestas no le favorecían, declinó a favor de la panista Xóchitl Gálvez Ruiz. Al día siguiente, por la tarde, ambas tuvieron una reunión a solas en la sede tricolor y luego con los dirigentes de los tres partidos que impulsan el frente opositor: PAN, PRI y PRD.
Como parte de la estrategia de comunicación se difundieron fotografías y videos del encuentro. Dos estampas me llamaron la atención. La primera es un video donde se aprecia a Beatriz y Xóchitl salir de la oficina del presidente tricolor y en la antesala las esperan los presidentes del PAN, Marko Cortés y del PRD, Jesús Zambrano, así como otros dirigentes del FAO. A la mitad del video, Alito Moreno saluda a un personaje y dice, “miren, 93 años, (Augusto) Gómez Villanueva”, quien se dirige a saludar de beso a las senadoras y luego se funde en un abrazo con el panista Santiago Creel, y luego saluda a los demás presentes, entre ellos el dirigente de los Chuchos, Jesús Zambrano.
La segunda estampa que me llamó la atención es una foto que difundió en su cuenta de Twitter Alito Moreno en la que aparecen solas Xóchitl y Beatriz sentadas en una mesa con una foto detrás de Emiliano Zapata. Xóchitl Gálvez es representante de un partido que es la antítesis de todo por lo luchó Zapata y el Ejército Libertador del Sur.
Estas estampas confirman que entre los partidos del frente opositor se está gestando una alianza política que desagrada profundamente, es decir, una alianza abominable por los pactos y acuerdos que se han forjado entre actores políticos que durante el menos 80 años se enfrentaron política e ideológicamente y que en su competencia por el poder, dividieron, confrontaron y violentaron a la sociedad mexicana.
Las estampas producen esa sensación desagradable de ver a contrarios de la política saludándose, abrazándose y posando para la foto cínicamente, sin el menor recato, sin avergonzarse de lo que postulaban en el pasado y de lo que hacen en el presente. Santiago Creel es el prototipo del panista que cuestionaba el legado de la Revolución mexicana, entre ellas el reparto agrario y la propiedad ejidal de la tierra. Gómez Villanueva fue dirigente de la CNC, que durante años sometió y controló a los campesinos del país obligándolos a votar por el PRI y reprimiendo las disidencias, y que era parte de los cuadros priistas encargados de ganar las elecciones a cualquier costo, incluido la alteración o manipulación de votos y el robo de la voluntad popular. Muchas huestes de la CNC fueron responsables de defraudar el voto panista. Ahora Creel y Gómez Villanueva se funden en un abrazo sin ruborizarse.
Gómez Villanueva era uno de los priistas más poderosos en los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo, justo en los años que el dirigente del PRD, Jesús Zambrano, combatía con las armas a ese régimen a través de la Liga Comunista 23 de Septiembre. El jueves pasado se saludaron efusivamente.
El FAO es una alianza política entre organizaciones que no sólo se han criticado, denostado, envilecido entre sí sino que se han matado y han dividido a la sociedad durante décadas, ¿cómo es que hoy van juntos?
Durante muchas décadas PRI persiguió y reprimió a militantes panistas que exigían elecciones libres; los panistas, a su vez, criticaron y persiguieron a los maestros rurales y algunos de ellos terminaron asesinados por seguidores de la derecha mexicana. El gobierno priista de Carlos Salinas de Gortari asesinó a más de 600 perredistas en los primeros años del PRD. Gobiernos perredistas en la Ciudad de México y en otras ciudades son responsables de acarreo de votantes y uso de padrones sociales para alterar cifras contra sus contrincantes del PRI y del PAN. ¿No les causa ningún escozor, ningún remordimiento aliarse ahora en su afán de seguir en el poder, aunque lo disfracen con la consigna de “salvar a México” de la 4T?
Es una alianza abominable, atípica. Es como si los partidos Republicanos y Demócrata se aliaran para postular a Trump, o como si en España el PSOE y PP hicieran a un lado sus diferencia programáticas y postularan a un candidato; o la fusión del peronismo y el justicialismo en Argentina.
Los términos en cómo fue forjado el frente opositor, más que ofrecer una salida democrática al descontento de un sector de la sociedad ante el Gobierno de la Cuarta Transformación, dejan un tufo de pragmatismo y oportunismo que desagrada profundamente. Por cierto, no es mejor la alianza de Morena con sus partidos aliados, PT y PVEM. Si bien el FAO entusiasma a ciertos votantes, también es cierto que esta alianza abominable repugna a otros sectores de la sociedad.
Finalmente, el núcleo de contradicciones e incongruencias que definen esta alianza política se revela en un video grabado en 2017, y puesto a circular recientemente, en el que aparece la actual abanderada del PAN, PRI y PRD, pegándole a una piñata con los colores y símbolo del tricolor. En el video se escucha gritar a simpatizantes mientras Xóchitl le pega a la piñata: “Ya llegó, ya está aquí, la que va a chingar al PRI”. Tras romper la piñata, en lugar de dulces salen papeles remarcando los problemas que producen los gobiernos del tricolor. Se lee: inseguridad, deudas, gasolinazos, deudas, mal gobierno, corrupción, devaluación, etc.
Bueno, pues los representantes de esos malos gobiernos son ahora compañeros de viaje de Xóchitl Gálvez. Y tal vez premonitoriamente, la consigna de 2017 de una Xóchitl “que se va a chingar al PRI”, se está cumpliendo, pues por primera vez desde su fundación en 1929 el PRI (antes PRM y antes PNR), no va a postular a un candidato presidencial propio. Hoy el partido que se reclamaba heredero de la Revolución Mexicana va a ser abanderado por una política surgida del partido que combatía justamente el programa de la revolución. Uno se imaginaría que una incongruencia de este tamaño sería irresoluble, pero nada que el pragmatismo, la incongruencia y el cinismo no puedan salvar. Irán juntos porque al final, antes que definiciones ideológicas y programáticas, a los dirigentes del frente opositor los mueve la ambición de regresar al poder y repartir huesos políticos para todos.
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