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Rubén Martín

03/07/2021 - 10:28 pm

Balance de la 4T a tres años

Contrario a lo que piensan los seguidores y detractores de López Obrador, el México gobernado por la Cuarta Transformación se parece mucho más al México que había antes del 1 de julio de 2018, que lo que quieren hacer sus críticos y ha cambiado mucho menos de lo que esperaban quienes votaron por esta opción política.

Relacionado con la inseguridad, uno de los aspectos más negativos del Gobierno de AMLO es haber cedido tanto poder a los militares encargándoles tareas que corresponden al ámbito civil. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro.

Se cumplieron tres años del histórico triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en las elecciones presidenciales del 1 de julio de 2018 y México no se ha convertido en un país comunista, ni tampoco se tiene un sistema de salud comparable a Dinamarca. Menciono estos extremos de los cuestionamientos y promesas que cruzan al Gobierno autodenominado de la Cuarta Transformación.

Como se subrayó en su momento, el arrollador triunfo que logró López Obrador fue histórico por dos razones. Por un lado, el político tabasqueño logró la hazaña de construir su propia organización política, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), en tiempo récord y armar una base electoral que le dio un triunfo contundente hace tres años.

Pero además de los méritos de AMLO, su triunfo fue la expresión de hastío y hartazgo de una mayoría de la población mexicana cansada de la corrupción y malos gobiernos de la partidocracia tradicional: PRI, PAN y PRD, y el resto la chiquillada.

El masivo voto a favor de López Obrador hace tres años es el voto por una esperanza de que la realidad social del país cambie radicalmente con un Gobierno distinto. ¿Ha cumplido AMLO con esa esperanza, ha estado a la altura de lo que la población pedía al votar masivamente por él?

En algunos puntos ha hecho cambios significativos. De hecho, López Obrador tomó decisiones relevantes aún antes de asumir el poder, como fue la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Uno de los puntos fuertes del actual Gobierno fue cumplir con su promesa de ampliar y garantizar los programas sociales para distintos sectores de la población.

Otro cambio significativo ha ocurrido en la política laboral al modificar tres décadas de pérdida de poder adquisitivo del salario mínimo, pero está lejos todavía de que el salario mínimo alcance para superar los límites de la pobreza. Es evidente que las consecuencias económicas de la pandemia harán más difícil reducir sustancialmente la pobreza en este Gobierno. En el ámbito laboral y fiscal también es significativo la regulación del outsourcing, así como combatir la evasión fiscal de grandes contribuyentes. Junto con estos cambios, el actual Gobierno ha logrado mantener estable tanto la inflación como la paridad del peso frente al dólar, cuando sus críticos auguraban una crisis económica para estas fechas. Además, López Obrador ha mantenido su promesa de no aumentar más la de por sí onerosa deuda pública nacional.

Algo parecido se puede decir la de política financiera, pues ha mantenido una disciplina fiscal que en poco se diferencia de un Gobierno encabezado por Ernesto Zedillo. Relacionado con la política económica, el actual Gobierno no sólo no puso en cuestionamiento el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, sino que incluso lo modificó en los términos que impuso el país del norte. En este sentido, el Gobierno de la Cuarta Transformación sigue bajo la órbita de la geopolítica de Estados Unidos, en el mismo tenor que lo hicieron presidentes del PRI y del PAN.

Otro ámbito que lamentablemente no ha cambiado es la violencia organizada que lacera a la sociedad mexicana, especialmente por los homicidios dolosos y las desapariciones. Y junto con esto, la crisis de identificación forense que este Gobierno no sido capaz de resolver.

Relacionado con la inseguridad, uno de los aspectos más negativos del Gobierno de AMLO es haber cedido tanto poder a los militares encargándoles tareas que corresponden al ámbito civil y al romper su promesa de regresar los soldados a los cuarteles y ceder la seguridad pública a una fuerza civil. Este es uno de los yerros más significativos del Gobierno de la autonombrada Cuarta Transformación.

López Obrador también incumplió su compromiso de investigar y juzgar a los responsables de casos graves de violencia estatal como la masacre de Tlatelolco, el Halconazo, la guerra sucia y los vuelos de la muerte, así como otras masacres que fuerzas estatales han cometido contra poblaciones y organizaciones. El Gobierno de la 4T perdió una oportunidad histórica de hacer justicia a miles de víctimas de la violencia estatal.

Y conforme transcurre el Gobierno de la 4T, Morena se va pareciendo cada vez más a la partidocracia tradicional de la que dice ser distinto. Lo hace al postular a candidato impresentables como Félix Salgado o recibir a políticos impresentables de todos los partidos, así como hacer alianzas indeseables (Elba Esther Gordillo, Manuel Velasco, el PVEM, etcétera).

Lo peor de todo es que el actual Gobierno sigue con las políticas extractivas y los megaproyectos que afectan a miles de pueblos y comunidades del país, especialmente el sur y sureste cuyo territorio se pretende reorganizar mediante el Corredor Transístmico y el Tren Maya. Estas políticas confirman que el proyecto neoliberal está muy lejos de haber sido eliminado en México, como varias veces ha presumido el Presidente.

El México de la Cuarta Transformación sigue apostando por un modelo secundario exportador y extractivista, es decir, que se funda en la explotación de la fuerza de trabajo y el despojo de territorios y bienes comunes. Esto dista del México que esperaban quienes legítimamente votaron por López Obrador esperando un verdadero cambio de régimen.

Contrario a lo que piensan los seguidores y detractores de López Obrador, el México gobernado por la Cuarta Transformación se parece mucho más al México que había antes del 1 de julio de 2018, que lo que quieren hacer sus críticos y  ha cambiado mucho menos de lo que esperaban quienes votaron por esta opción política.

Rubén Martín
Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]

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