Marguerite, Lamb y El nuevo Nuevo Testamento

03/07/2016 - 12:00 am
Marguerite
Marguerite (2015) de Xavier Giannoli, es una delicia, especialmente por la sobresaliente presencia de Catherine Frot. Foto: Especial

Si por alguna razón usted no ha visto alguna de las siguientes películas: Marguerite, Lamb o El nuevo Nuevo Testamento es tiempo de poner remedio y degustar sorbos de buen cine. Los tres títulos sobreviven en cartelera y dos de ellas proceden de sendas cinematografías no tan frecuentes en el menú fílmico de estos lares, Lamb (2015) de Etiopía y la producción belga El nuevo Nuevo Testamento (2015).

Lamb, de título original Efraín, dirigida por el etíope Yared Zeleke es, a la fecha, la única película africana que ha participado en el Festival de Cannes. Un viaje al noreste de África, a las entrañas del segundo país más poblado del continente, hogar de Efraín, quien a los nueve años ha perdido a su madre. Su padre lo deja al cuidado de los tíos y parte a otra aldea en busca de empleo. Solo y desterrado, Efraín intentará por todos los medios mantener a salvo a su oveja, única compañía y vínculo con un pasado que se ha llevado todo lo que ama. El cordero, objeto de codicia en un pueblo aquejado por la pobreza extrema, será símbolo del tránsito a la madurez y el ingreso a un mundo nuevo en muchos sentidos.

El director Yared Zeleke, quien ha confesado apuntes biográficos en la película y las influencias de filmes como Los cuatrocientos golpes de François Truffaut, las características estilísticas del cine iraní y su admiración por el trabajo de Abbas Kiarostami, inscribe en su obra varios lienzos de la cultura etíope, forma de vida, creencias, costumbres y las rendijas por las que se introducen los vientos del cambio. No faltan las vistas de la hermosa meseta etíope, el candor de la infancia, el drama familiar y la convicción de ser espectadores de una historia tan genuina como entrañable.

Marguerite (2015) de Xavier Giannoli, es una delicia, especialmente por la sobresaliente presencia de Catherine Frot (Los sabores del palacio). Basada libremente en la vida de la excéntrica cantante amateur Florence Foster Jenkins -la legendaria estadounidense que se hizo acreedora al título de “la peor soprano del mundo”-, la película nos traslada al París de 1920, a la elegante mansión en donde Madame Marguerite, amante incondicional de la ópera, celebra noches musicales con sus adinerados amigos a quienes “deleita” con su voz chirriante. Inmersa en la fantasía de ser una cantante de timbre privilegiado, el filme de Giannoli alude a temas como los convencionalismos sociales, el espejismo que se mantiene a flote con dinero y el camino de los sueños.

La primera parte del filme es un péndulo que toca las esquinas de una encantadora comedia y los rincones dolorosos de una mujer enfrentada a su tragedia. En mucho nos recuerda a El crepúsculo de los dioses (1950) de Billy Wilder, en donde una antigua diva del cine mudo (Gloria Swanson) pretende regresar a un pasado que la ha olvidado. La segunda parte de Marguerite no es tan afortunada, con un desenlace que rompe por completo la cadencia del filme y los planteamientos iniciales. Sin embargo, es una grata experiencia por las actuaciones principales, por su esmerada recreación de la época y una selección musical exquisita que incluye a Mozart, Vivaldi y Bach, eso sí, aderezada con la singular desarmonía de Marguerite.

Por último, El nuevo Nuevo Testamento (2015), del cineasta y guionista belga Jaco Van Dormael con un bosquejo de Dios muy alejando de las Sagradas Escrituras. No es la deidad de aspecto bondadoso que ostentan las imágenes religiosas, ni posee el carácter apacible que describieron los profetas y dista de sentir misericordia por los sufrimientos ajenos. Al contrario, Él los provoca y le generan gran divertimento.

En esta disparatada comedia romántica, se traza de inicio un perfil desconocido del Todopoderoso, de (mal) carácter omnisciente e ímpetu torturador para, ulteriormente, conducirnos a un dilema existencial planteado súbitamente a toda la Humanidad. La aproximación al altísimo va salpicada de irreverencias y acentos satíricos: el Señor (Benoît Poelvoorde) vive en Bruselas, es mal encarado y de familia disfuncional. Se entretiene con la maqueta de la Creación programando infortunios que aquejarán a los mortales hasta que su hija Ea (Pili Groyne), comunica a cada habitante de este planeta el día en que morirán.

Entre las singularidades que posee El nuevo Nuevo Testamento destacan la ironía y los apuntes sobre ciertos prejuicios, el fervor religioso y el escenario que tendría la Creación con el toque femenino; una banda sonora que es deleite para los dioses y la espléndida fotografía de Christophe Beaucarne (La bella y la bestia, 2014). El elenco es más que garantía: la eterna Catherine Deneuve (Bella de día), Yolande Moreau (Amélie), François Damiens (La delicadeza) y esa potencial figura que es Pili Groyne quien se coronó como Mejor actriz en el Festival de Sitges. Ya saben, Dios los cría y Dormael los junta.

Rosalina Piñera
Periodista egresada de la UNAM. En su pesquisa sobre el cine ha recorrido radio, televisión y publicaciones como El Universal. Fue titular del programa Música de fondo en Código DF Radio y, actualmente, conduce Cine Congreso en el Canal del Congreso.
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