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Una animación muestra la fusión de dos agujeros negros a 3 mil millones de años luz (VIDEO)

03/06/2017 - 6:42 pm

El hallazgo aporta nuevos indicios sobre el proceso de formación de los sistemas binarios de agujeros negros y da la razón a Einstein.

Ciudad de México, 3 de junio (SinEmbargo/RT).- El Observatorio gravitacional de interferometría láser (LIGO, en inglés) acaba de anunciar que ha detectado por tercera vez las ondas gravitacionales que predijo Albert Einstein en su Teoría de la Relatividad. Se trata de ondulaciones del espacio – tiempo que se producen cuando ocurren grandes perturbaciones en el Universo.

En esta ocasión, la señal, detectada el pasado 4 de enero, procede de una colisión entre dos agujeros negros que tuvo lugar a 3 mil millones de años luz de la Tierra, y que generó un único cuerpo equivalente a 49 masas solares. El hallazgo de GW170104, tal y como ha sido bautizado el cuerpo, aporta nuevos indicios sobre el proceso de formación de los sistemas binarios de agujeros negros.

Las tres detecciones de LIGO

“Es extraordinario que los humanos puedan unir una historia y probarla sobre acontecimientos tan extraños y extremos que tuvieron lugar hace miles de millones de años y a miles de millones de años luz de distancia de la Tierra”, ha asegurado David Shoemaker, investigador del Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT) y portavoz de la Colaboración Científica LIGO, en la que participan más de 1 mil investigadores de todo el mundo.

Así, esta tercera detección, cuyos detalles se publicarán próximamente en la revista ‘Physical Review Letters’, confirma la existencia de los agujeros negros de una masa superior a veinte veces la del Sol. Se trata de cuerpos mayores que los que se habían hallado hasta ahora, y completamente desconocidos antes de que LIGO comenzase a detectar ondas gravitacionales.

En los tres casos, cada uno de los dos detectores del proyecto, situados en Livingston y Hanford (EU), detectaron ondas gravitacionales de la fusión enormemente energética de parejas de agujeros negros. En el instante anterior a la fusión de los agujeros negros, estas colisiones producen más energía que la luz por todas las estrellas y las galaxias del Universo en cualquier momento.

El giro de los agujeros negros y la teoría de Einstein

Al igual que en las detecciones anteriores, el par de agujeros negros se precipitó el uno hacia el otro girando a la vez sobre sí mismos y realizando una especia de ‘baile’ espiral entre ellos. Pero en este caso, los investigadores de LIGO han descubierto que los giros del agujero negro no estaban alienados; es decir, hay un probabilidad del 80 por ciento de que al menos uno de ellos girase en sentido contrario al movimiento orbital.

“Se trata de la primera vez que tenemos evidencias de que los agujeros negros pueden no estar alineados”, ha explicado Bangalore Sathyaprakash, de las Universidades Penn State y Cardiff y uno de los autores del artículo. Así, este dato favorece la teoría de que los dos agujeros negros podrían haberse formado independientemente en un cúmulo estelar denso para, posteriormente, hundirse hacia el núcleo de ese cúmulo, en lugar de formarse conjuntamente a partir de una pareja de estrellas orbitantes.

Además, el estudio también pone a prueba la Teoría de la Relatividad General de Albert Einstein, que predijo que, mientras que la luz se dispersa al atravesar distintos medios – así es como un prisma crea un arco iris -, las ondas gravitacionales no lo hacen en la propagación desde su fuente hasta la Tierra. En este sentido, la detección realizada por LIGO vuelve a dar la razón al físico alemán.

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