Sobre gobernabilidad. La teoría y la tortilla son la base…

03/04/2014 - 12:00 am

Desde distintos ámbitos la gobernabilidad ha sido definida como la capacidad de respuesta que poseen los sistemas de gobierno para atender las demandas sociales. Este concepto de gobernabilidad parte de un supuesto estadocéntrico, en el que se asume que el agente central de la conducción social es el Estado, concretamente el gobierno en su dimensión ejecutiva mediante las políticas públicas y la provisión de servicios. El problema del gobierno consiste en identificar las capacidades o poderes que requiere el gobierno y generar el proceso político para dotárselos o, en posesión de los poderes pero con un funcionamiento ineficaz, la tarea es reformar o modernizar el aparato del gobierno y sus recursos humanos a fin de aprovechar el potencial de capacidades desperdiciadas.

En la revisión de la literatura correspondiente a los estudios realizados, es posible identificar dos tendencias centrales frente al tratamiento del tema de la gobernabilidad:

1) El problema de la in­gobernabilidad asociado a déficits en la capacidad administrativa de los aparatos gubernamentales para dar respuesta eficiente y eficaz a las demandas sociales, se relaciona el problema con la baja capacidad gerencial de los aparatos administrativos; y

2) se vincula el problema de la gobernabilidad ó ingobernabilidad más en el plano político que administrativo y se centra el análisis en el crecimiento de las demandas ciudadanas en una sociedad más democrática que desborda la capacidad gubernamental.

En democracias en formación, el problema de la gobernabilidad ha sido ubicado en la debilidad de las capacidades del gobierno que son rebasadas por la demanda social, derivando en fuertes presiones, pues amplios sectores sociales esperan que los gobiernos democráticos tengan una respuesta a sus demandas superior a los gobiernos autoritarios. Así, la ingobernabilidad se plantea no por exceso sino por defecto de la democracia para resolver los problemas sociales, que en el caso particular se traduce en la presencia de la violencia política “presencia del narcotráfico” y su relación con los procesos electorales.

Mi profesor Luis F. Aguilar Villanueva decía que es importante revisar las diferencias en los contextos a la hora de analizar el tema de la gobernabilidad. Existen autores que plantean que la teoría de la gobernabilidad nace como teoría de la ingobernabilidad en contextos de países desarrollados. En contextos como el latinoamericano no es posible hablar de una crisis de la democracia por exceso de la misma, es necesario ubicar el problema en un proceso de construcción democrática.

Más que una sobredemanda que ponga en peligro la democracia como sucede en los países desarrollados, en América Latina existe una subdemanda que le apuesta a la democracia para poder crecer, en un escenario caracterizado por profundas crisis fiscales, con la necesidad de aplicar severos ajustes económicos y con un Estado que ha desempeñado un papel diferente al estado de bienestar de los países de Europa.

El problema de la ingobernabilidad deja luego de tener la relevancia inicial pues el asunto de que el gobierno se desplome y entre en crisis se resuelve, por lo menos en teoría, si se dota al gobierno con las facultades institucionales, los recursos fiscales y las estructuras de operación necesarias para que un gobierno democrático pueda gobernar a su comunidad.

Para irnos entendiendo Reformas Constitucionales, Fiscal, Penal, Hacendaria, el tema de Hacienda y sus impuestos, la desaparición del IFE, la creación de la Gendarmería Nacional, el Fiscal. Etc.

Por lo tanto la pregunta es ¿Cómo podemos abordar el problema sobre gobernabilidad y encuentro con referencias de Luis Aguilar cuatro ejes o bloques conceptuales para abordar el problema de la gobernabilidad:

1)   La gobernabilidad como la eficiencia del gobierno y el Estado para formular y aplicar políticas económicas y administrar la gestión pública;

2)   La gobernabilidad como el grado de sustentación social que alcanzan las políticas públicas en el marco de los ajustes modernizadores;

3)   La gobernabilidad como variable política que resulta de la capacidad decisoria que emerge de las reglas de juego de cada democracia y de las dotaciones de decisionalidad, participación y representación políticas propias de su sistema de gobierno, de su sistema de partidos y de sus sistemas electorales, así como la relación entre las anteriores variables y los elementos propios de la cultura política de cada país, y

4)   La gobernabilidad como capacidad de administrar los ajustes producidos como consecuencia de los procesos de integración económica. Esta propuesta aunque criticada por su enfoque gubernamentalista, es planteada como un enfoque integral para fortalecer la capacidad de los gobiernos en las democracias de América Latina.

Desde esta perspectiva, tal y como lo advierte (Aguilar: 2012), las capacidades de los gobernantes son las que posibilitan o imposibilitan ciertas acciones y resultados de gobierno, y las acciones de gobierno mismas son las que permiten aprovechar o no el potencial de recursos que están a su disposición. Las instituciones y los recursos del Estado que otorgan facultades directivas al gobierno (legal y financieramente), representan el potencial de ejecutar ciertas acciones y lograr determinados resultados, pero dicho potencial se vuelve real y efectivo si mediante las acciones directivas que ejerce el gobierno se hacen cosas y se producen efectos.

Así, la capacidad del gobierno se muestra en la acción y los resultados del gobernar, en las prácticas de la gobernación, no en la dotación de poderes, facultades y atribuciones que un gobierno posee en abstracto por disposiciones de ley. Gobernar, en esta perspectiva de la gobernabilidad, se refiere entonces al modo como el gobierno hace uso de las capacidades directivas que posee, actualiza sus potencialidades y las transforma en acciones que tienen como efecto las situaciones sociales deseadas.

Por lo tanto podemos decir que la gobernabilidad será definida como la capacidad de un sistema social de concebir un proyecto colectivo y llevarlo a la práctica. Llevado al plano de una organización pública, puede expresarse como la capacidad que tiene una institución de articular un proyecto compartido y llevarlo a la práctica según lo advierte (Samoilivich, 2008: 321). También en este ámbito Acosta (2010, 30) acoge la definición clásica propuesta por Crozier, Huntintong y Watanuki (1975) y define la gobernabilidad como la capacidad de respuesta que poseen los sistemas de gobierno para atender las demandas sociales.

Es por eso que en una primera aproximación podemos entender la gobernabilidad “como aquello que consiste simplemente en la capacidad de un gobierno de ejercer a la vez legitimidad y eficiencia, más allá de su cumplimiento de manera perfecta o no”.

Por lo tanto después de esta dosis de teoría que no viene mal, abordaré la parte estadística graficándole los resultados al correrlos en el modelo Lógico Multinomial sobre las consideraciones sobre Gobernabilidad, pues ya las hemos abordado en esta semana y solo nos resta conocer los resultados de la Encuesta y ver como votamos y si verdaderamente influye esa condición al momento de votar.

Nos vemos la próxima semana, dejando atrás la teoría, pero como un buen taco no se puede hacer sin su buena tortilla, así que necesitamos forzosamente la teoría.

Le comparto el link de la encuesta utilizada.

 

Raúl Flores Rodríguez
Doctorando en Gobierno y Administración Pública por la Universidad Complutense de Madrid, Maestro en Gobierno y Gestión Pública por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) Santander, España, Licenciado en Derecho, Especialista en Derecho Electoral, Calidad de la Democracia, Consultoría Política-Electoral, Narcotráfico y Seguridad, Director General de Nexo Estudios.
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