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Héctor L. Frisbie

03/03/2023 - 12:05 am

Día de la Mujer, Desprecio, Determinantes Sociales y Salud Pública

“Este próximo 8 de marzo los hombres tenemos que observar, aprender y desplegar nuestra sensibilidad para entender lo que nos toca hacer o no hacer para construir al lado de las mujeres”.

https://www.youtube.com/watch?v=azFLQZyJx5M

El 8 de marzo es el día Internacional de la Mujer y siempre me ha parecido impertinente que se haga algún comentario en ese día por parte de quienes no tenemos la experiencia de vida de ser mujer. Tenemos mucho que aprender y mucho que escuchar. El intentar siquiera aportar una opinión es meternos en un terreno en el cual por ser hombres y haber nacido privilegiados nos da un sesgo y no alcanzaremos a entender lo que significa ser mujer.

En congruencia con ello el día de hoy sólo haré una revisión de hechos históricos muchos de ellos en el área de la salud pública, incluyendo aspectos desde la concepción, durante el transcurso de la vida incluso los riesgos asociados a la seguridad vial o la muerte.

La primera convención por los derechos de la mujer de la cual se tiene registro se realizó en 1848 en Séneca Falls Nueva York. Las norteamericanas Elizabeth Carrie Stanton y Lucretia Mott iniciaron un movimiento por la indignación que les causaba la prohibición para las mujeres de hablar en público durante las convenciones en las cuales se trataban temas de relevancia como la esclavitud, derechos civiles, sociales, políticos y religiosos. Se publicó la “Declaración de Sentimientos y Resoluciones”.

El primer uso del que se tiene registro de la palabra feminismo es en Francia en 1837 cuando el político de izquierda Charles Fourier menciona ese término para describir un futuro hipotético en el cual las mujeres serían liberadas de prohibiciones y vivirían en un mundo de igualdad en derechos.

La discriminación hacia la mujer es interseccional, es decir trasciende fronteras, etnicidad, status socioeconómico, religión, edad, coeficiente intelectual, ideologías políticas e incluso formas de gobierno de derecha o izquierda entre otros espacios de desarrollo social. Tiene incluso formas adaptativas para cada una de las razas, regiones del mundo o ideologías culturales. La discriminación a las mujeres es un organismo vivo, es un antivalor que se mimetiza y mantiene una constante discriminación, segregación y limitación para el libre desarrollo de las mujeres.

La práctica de las ciencias de la salud no escapan a estos sesgos y de manera histórica el rol de la mujer se ha visto segregado desde la forma en la que se entienden las enfermedades, se clasifican, se establecen planes de diagnóstico y tratamiento. También en salud pública se ve este sesgo por la manera en la cual se miden los eventos de salud y como se organiza la información en los artículos médicos que reportan las estadísticas. Esto es muy serio debido a que protocolos de diagnóstico, tratamiento incluso campañas de prevención en salud pública se planean y se diseñan con base en información que tuvo como universo preferentemente a individuos del sexo masculino.

Por mencionar algunos ejemplos hablaremos de la primera causa de mortalidad a nivel mundial, la enfermedad cardiovascular.

Los factores de riesgo, criterios diagnósticos, planes de tratamiento han sido elaborados con base en la frecuencia de la presentación de la enfermedad cardiovascular en individuos del sexo masculino. Pocas, muy pocas personas dedicadas profesionalmente a la salud podrían decir cuáles son, por género, las diferencias de los síntomas de la enfermedad cardiovascular incluso de la presentación de un infarto agudo del miocardio. Los criterios diagnósticos de estas enfermedades, que incluso se preguntan en los exámenes de los consejos de salud de cada especialidad o boards como se conocen en los Estados Unidos, están elaborados con información estadística predominantemente obtenida de un universo masculino. Esto sin duda otorgan sesgo que disminuye la habilidad para diagnosticar, en mujeres, enfermedades tan graves como la enfermedad cardiovascular, la primera causa de muerte a nivel mundial.

Un indicador de la calidad de los sistemas de salud es la mortalidad materna. Ésta se refiere a que una mujer desde el momento de la concepción hasta seis semanas después de haber tenido un aborto, un parto o una cesárea pierden la vida como consecuencia de factores asociados al proceso de embarazo o gestación. En los últimos años muchos países han mostrado un incremento de la mortalidad materna la cual incluso en estados como Tennessee y Luisiana en los Estados Unidos alcanza cifras parecidas a las de Ghana o Zimbabwe.

En el terreno de la seguridad vial hay datos también sensibles. Las primeras formas femeninas de dummy o maniquí para los ensayos de impactos vehiculares se empezaron usar hasta el año 2011 sólo 12 años atrás. Antes de ello los modelos que se utilizaban eran masculinos con anatomía masculina, musculatura masculina, talla masculina y es por ello que los accidentes automovilísticos las personas más susceptibles a sufrir lesiones graves o incluso a morir son las mujeres y después las personas menores de edad debido a que en estas últimas se han diseñado sillones especiales que les protegen. En salud laboral la mayoría de los riesgos se establecen también con base en estadísticas elaboradas en hombres y por lo tanto los riesgos asociados a ocupaciones laborales desde aquellas que se realizan en un escritorio hasta las de más alta demanda física subestiman los riesgos asociados a las mujeres en la vida productiva.

A muchas personas sorprendió que hubiera un reclamo de las mujeres respecto a los “derechos menstruales”. Y al respecto sólo les digo que si los hombres tuvieran dolor testicular cada 30 días estaría legislado otorgarles por lo menos 3 días de descanso cada mes y hasta seria considerado un derecho humano. Pero a las mujeres, las obligamos a que incluso se avergüencen de su cuerpo, de sus funciones normales y les exigimos que lo hagan en silencio, no nos vayan a incomodar.

Hemos visto recientemente en redes sociales videos en los cuales se realizan una especie de fiestas que afortunadamente no sé qué anglicismo se usa para nombrarlas en las cuales de manera sorpresiva se le da a conocer por lo menos a una persona de la pareja el sexo fenotípico identificado a través de un ultrasonido o una amniocentesis durante el embarazo. Es sorprendente como hay incluso personas que encuentran gracioso el profundo dolor que le causa a los hombres saber que tendrán una hija y despliegan actitudes violentas que no son otra cosa que la premonición, para esa familia de una vida llena de violencia mientras se siga conviviendo con ese misógino violentador en potencia o ya en acción.

Este próximo 8 de marzo los hombres tenemos que observar, aprender y desplegar nuestra sensibilidad para entender lo que nos toca hacer o no hacer para construir al lado de las mujeres, un mundo más amable, más igualitario, más respetuoso y entender que la desventaja en la cual han vivido las mujeres es la razón por la que elevan un reclamo justo al cual tienen derecho y ellas deciden expresarse de la forma en la que mejor les parezca

Héctor L. Frisbie
Nació en la Ciudad de México en 1965. Se graduó como Médico Cirujano en 1989 en la Ciudad de México. De la especialidad de Ginecología y Obstetricia en 1996 en la Ciudad de México. Fellow del Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia. Se graduó en Alta Dirección en Instituciones de Salud Publica en el IPADE. Jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Centro Médico Dalinde en la Ciudad de Mexico. Director General del Hospital de Alta Especialidad Materno Infantil en León, Guanajuato. Es candidato al Doctorado en Salud Pública por la Universidad Walden en Minneapolis Minnesota. Desde 2010 practica medicina en EU. Participa regularmente en entrevistas de salud en las cadenas UNIVISION y TELEMUNDO. Tiene un canal educativo en YouTube en aspectos de Salud asociado a un noticiero y se transmite cada semana en la República Mexicana.

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