Especialistas en seguridad explican que la delincuencia organizada utiliza la gasolina robada con tres fines primordiales: revenden el combustible a las gasolineras y abastecen los vehículos que utilizan para sus actividades criminales. Pero en la búsqueda por aumentar las ganancias, también utilizan el huachicol para procesar drogas como metanfetamina y heroína.
Para dimensionar las ganancias que el huachicol deja a los grupos criminales, basta revisar las pérdidas que reporta Petróleos Mexicanos (Pemex) en los últimos años. De acuerdo con su director, Octavio Romero Oropeza, la empresa mexicana perdió 66 mil 300 millones de pesos por robo de hidrocarburos únicamente en 2018. Sumado a las pérdidas de 2016 y 2017, el saqueo se calcula en más de 147 mil millones de pesos en los últimos tres años. De ese tamaño serían las ganancias del narco.
Por Enrique Alvarado
Ciudad de México, 3 de febrero (SinEmbargo).– Mediante un video que se difundió ampliamente, José Antonio Yépez Ortiz, el “Marro”, líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, advirtió a su contraparte del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Nemesio Oseguera, alias el “Mencho”, que no se metiera a Guanajuato: “Los vamos a sacar a la mierda de aquí de nuestro estado, culeros”. El mensaje fue rubricado con disparos al aire de sus acompañantes. Meses después, recibió una respuesta del CJNG por la misma vía, con voz camuflada e imágenes de un grupo de gente armada al estilo militar: “Venimos a exterminar al mugroso del ‘Marro’. A toda la gente que trabaje, ayude o proteja al ‘Marro’, serán desterrados, no sólo de Salamanca, sino de todo el estado de Guanajuato”.
Enero de 2019. Este miércoles 30, en la conferencia matutina del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el secretario de Marina, Rafael Ojeda Durán, narró un operativo que se llevó a cabo el día anterior, en el poblado de San Salvador Torrecillas, municipio de Villagrán, (aproximadamente a 25 kilómetros de Salamanca), en el que aseguraron 40 pipas que presuntamente se usaban para trasiego de combustible. Al llegar enfrentaron bloqueos con autos incendiados que, de acuerdo a Ojeda Durán, fueron orquestados por el crimen organizado. “Por inteligencia se supo que el Cártel de Santa Rosa de Lima estaba convocando a sus agremiados, vamos a decirles así, para la distribución de hidrocarburo en el predio ese, llamado El Hoyo. Logramos llegar al lugar, a pesar de bloqueos carreteros y de personal, se logró llegar al lugar, donde estaban las pipas. Y eso fue lo que se logró decomisar. Se sigue todavía la averiguación judicial, vamos a seguir investigando todo ese predio, porque lo más seguro es que por ahí haya algunas tomas clandestinas, eso se va a seguir trabajando con personal de Pemex, Ejército, Marina y la Policía Federal”.
Esta zona forma parte de lo que se conoce como el “triángulo del huachicol” en Guanajuato, con casi 2 mil tomas clandestinas detectadas en 2017, y que está en disputa por varios grupos criminales, originalmente dedicados al narcotráfico, pero que han encontrado en el robo de combustible un nicho redituable, por las variantes que ofrece, no sólo para venderlo y movilizar sus vehículos. Una nueva modalidad es su uso como insumo para fabricar estupefacientes como metanfetaminas.
ESPINA DORSAL DEL CRÍMEN
Esta situación no sería aislada. A decir de expertos, ahora los grupos criminales identificados por autoridades gubernamentales como Los Zetas, Cartel del Golfo y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) verían en el huachicol la mejor opción para abaratar sus operaciones y reducir los costos de producción de drogas.
Especialistas en seguridad consultados por VICE explican que la delincuencia organizada utiliza la gasolina robada con tres fines primordiales: revenden el combustible a las gasolineras y abastecen los vehículos que utilizan para sus actividades criminales. Pero en la búsqueda por aumentar las ganancias, también utilizan el huachicol para procesar drogas como metanfetamina y heroína.
“La gasolina no es solamente para la movilidad de los vehículos, la mayor utilidad que tiene es para convertir ciertos productos o mezclar la gasolina para obtener ciertos tipos de drogas, entre ellos la transformación de goma de opio y otras drogas sintéticas. Por eso es sumamente necesario portar tanta gasolina”, comenta Gabriel Barrón, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).
“Sin duda alguna (el uso de huachicol como precursor de drogas) ha estado sucediendo en México (…) es parte de la diversificación, es parte de la fuerza y robustecimiento que ha tenido la delincuencia organizada en nuestro país”, afirma Francisco Jiménez Reynoso, académico de la Universidad de Guadalajara ( UdeG).
Los expertos alertan que la cruzada emprendida por el Gobierno de López Obrador podría desatar una “guerra”, no solo entre cárteles involucrados en el huachicoleo, sino también entre sus escisiones o células delictivas, por el control del combustible robado. Por más que al presidente no le guste usar esa palabra.
PRECURSOR DE DROGAS SINTÉTICAS
De acuerdo con el Manual de Sustancias Químicas usadas en el Procesamiento de Drogas Ilícitas, la gasolina es utilizada en distintos procesos para generar drogas sintéticas. Se utiliza como insumo para la extracción, purificación o refinamiento de estupefacientes, o como alternativa al uso de acetato de etilo, carbonato de sodio, cemento y cal.
El documento, elaborado por el Programa Antidrogas Ilícitas en la Comunidad Andina indica que el uso de la gasolina en la fabricación de drogas de diseño está ligado con la producción de metanfetaminas, MDMA, MDEA y MDA, también conocida como droga del amor.
En Colombia, por ejemplo, es conocido que grupos como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) o las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) lo utilizan para transformar la hoja de coca en pasta base de cocaína (PBC), así como para generar el clorhidrato de cocaína que exportan.
Los grupos mexicanos habrían entendido bien esos procesos químicos y utilizan el huachicol como precursor de drogas sintéticas como el cristal y ice, o para convertir la goma de opio en heroína, dos tipos de drogas que tiene un amplio mercado en Estado Unidos y que, de acuerdo con los aseguramientos realizados por la Sedena, han incrementado su flujo en México durante los últimos seis años, coincidiendo con el aumento de tomas clandestinas en el país.
“Hay que saber cuál es el procedimiento para obtener la heroína y otros productos, entre ellos hay una parte que lleva gasolina, igual las metanfetaminas. Por eso es importante no solo es para movilidad de los vehículos, es fundamental en estos procesos de transformación de drogas sintéticas”, reitera Barrón a VICE y explica que el robo de gasolina viene de hace más de 30 años, pero se ha agudizado recientemente por los distintos usos que ahora le dan los grupos criminales.
CÁRTELES DE HUACHICOL
El grupo criminal identificado como Los Zetas fue uno de los primeros en ser señalados por diversificar sus ingresos gracias a la gasolina que ordeñaban para revender en carreteras o enviarla hacia Estados Unidos. Reportes de prensa ubican en 2010 la irrupción de esta mafia en el huachicoleo, pero actualmente son más grupos criminales quienes se han metido en el negocio, motivados por las jugosas ganancias que pueden obtenerse del robo de hidrocarburos.
El Centro de Energía Global del Consejo Atlántico, en el documento Downstream Oil Theft: Global Modalities, Trends and Remedies , estima que por siete minutos de ordeñar un ducto de gasolina, un cártel en México puede obtener ganancias por 90 mil dólares. Con sendas ganancias, no sorprende que otros carteles se hayan involucrado en el saqueo.
Ricardo Ravelo, periodista especializado en narcotráfico, señala a VICE que, además de Los Zetas, están metidos el Cártel del Golfo (CDG) –con quienes mantienen una disputa en Tamaulipas– y Jalisco Nueva Generación, encabezado por Nemesio Oseguera, el “Mencho”, cuyo grupo ha ganado terreno en la elaboración y distribución de drogas sintéticas.
Otros reportes también aluden al Cártel de Sinaloa, quienes a pesar de tener a uno de sus líderes –el “Chapo” Guzmán– detenido, también estarían participando activamente en la reventa de combustible robado, llenando los tanques de sus vehículos y utilizando el huachicol como precursor químico de drogas sintéticas. Aunque no solo los grandes cárteles estarían metidos en este negocio.
Expertos señalan a VICE que también las células criminales, pandillas y escisiones que se desprenden de los grandes cárteles estarían trabajando bajo el mismo modelo criminal, ya que necesitan aumentar sus ganancias. Esta situación preocupa a los especialistas, ya que la cruzada contra el huachicoleo que inició AMLO podría desatar una guerra por el control de combustible robado y los territorios donde hay ductos.
“En la perspectiva de quienes se dedican a esta actividad, uno, es evadir el alcance de las acciones gubernamentales de la ley y, en la medida que se evaden, también posicionarse en zonas de influencia en la actividad ilegal; eso implica, obviamente, enfrentarse a grupos rivales o pequeños grupos que van creciendo, liderazgos que se van sustituyendo a nivel local o regional”, detalla el investigador Erubiel Tirado, coordinador del Programa de Seguridad Nacional de la Universidad Iberoamericana.
“ Se están tocando intereses muy poderosos de personas que han estado adquiriendo ganancias económicas estratosféricas, y que había un statu quo en este país en que no pasaba nada al respecto, no había autoridades que levantaran la voz”, agrega Jiménez Reynoso, doctor en derecho, sobre la guerra en ciernes por el huachicol.
SE ACABÓ LA GUERRA: AMLO
Para dimensionar las ganancias que el huachicol deja a los grupos criminales, basta revisar las pérdidas que reporta Petróleos Mexicanos (Pemex) en los últimos años. De acuerdo con su director, Octavio Romero Oropeza, la empresa mexicana perdió 66 mil 300 millones de pesos por robo de hidrocarburos únicamente en 2018. Sumado a las pérdidas de 2016 y 2017, el saqueo se calcula en más de 147 mil millones de pesos en los últimos tres años. De ese tamaño serían las ganancias del narco.
Con sendos ingresos a favor de grupos criminales y el Gobierno federal golpeando una de sus principales fuentes económicas, los especialistas consultados ven una fuerte disputa entre organizaciones dedicadas al robo de combustible por el control de los territorios, similar a las disputas que se originaron con el inicio de la llamada guerra contra las drogas en el sexenio de Felipe Calderón.
En ese sentido, Reynoso apuesta por el uso de inteligencia y contrainteligencia para frenar este crimen sin afectar a la sociedad con más violencia. “ Deben tomarse las medidas con un diagnóstico serio, objetivo, científico, para después de ello crear o generar la logística con la que se va a combatir este fenómeno, y que resulte lo menos lastimada, agraviada o lesionada lo menos posible la ciudadanía”, sugiere el investigador.
“ No solamente es cuestión de crimen organizado o de los cárteles del narco, es bastante más diverso, a diferencia del narco que se puede delinear un mapa y decir zonas de influencia u organizaciones. En el caso del huachicol no está tan claro, se puede hablar de una o dos organizaciones, pero el mapa es mucho más amplio y más complejo”, agrega Tirado, maestro en ciencias políticas, quien duda que el gobierno federal pueda evitar las pugnas y enfrentamiento entre el hampa con la estrategia actual, por lo que llama a las autoridades a adoptar una estrategia integral que incluya la regeneración de los tejidos sociales.
Este es el reto que enfrenta el Gobierno de López Obrador, quien se muestra reacio cada vez que le mencionan la palabra “guerra” contra el narcotráfico. En la conferencia del miércoles, argumentó que no se han detenido capos “porque no es esa nuestra función principal. La función principal del gobierno es garantizar seguridad pública”.
Le preguntaron: ¿Se acabó la guerra contra el narco, presidente? A lo que respondió: “ No hay guerra, oficialmente ya no hay guerra. Nosotros queremos la paz, vamos a conseguir la paz”. Mientras tanto, diversos reportes de prensa señalan que el “Marro” y el “Mencho” habrían llegado a un acuerdo para enfrentar juntos la embestida del Gobierno.