La asesina

02/10/2016 - 12:03 am
La Asesina tiene nombre: Nie Yinniang (Qi Shu), una guerrera insuperable que ha regresado a casa tras años de exilio. Foto: Especial.
La Asesina tiene nombre: Nie Yinniang (Qi Shu), una guerrera insuperable que ha regresado a casa tras años de exilio. Foto: Especial.

El imperio de los sentidos. La China ancestral es un enigma y el taiwanés Hou Hsiao-Hsien, induce a sus misterios en La Asesina (2015), un relato de intrigas, guerreros y códigos de honor situado en el Siglo IX, con la Dinastía Tang en decadencia y provincias en manos de tiranos. Elegida como la Mejor Película del 2015 por el British Film Institute y el autor como Mejor Director en el Festival del Cine de Cannes 2015, cabe advertir la entrada a un reino hierático pleno de texturas, belleza e incógnitas.

Hsiao-Hsien, diestro en el cine contemplativo, se inicia en el género del wuxia con una propuesta de alto registro, una interpretación personal apartada de la espectacularidad que confieren las artes marciales, la acción está dosificada apenas para confirmar el nivel letal de la protagonista; todo, con una elegancia subyugante. La Asesina tiene nombre: Nie Yinniang (Qi Shu), una guerrera insuperable que ha regresado a casa tras años de exilio. Tiempo atrás sus padres la entregaron en manos de una monja quien la instruyó en antiguas artes combativas. Ahora, Yinniang es el arma mortal de una secta dedicada a limpiar el reino de los gobernadores corruptos.

Su retorno a la provincia militar de Weibo inquieta a más de uno, entre ellos, su primo Tian Ji´an (Chang Chen), Gobernador de la región y su antiguo prometido. Yinniang ha recibido la orden de matarlo y ahí comienza una batalla con ella misma, la lealtad comprometida y los entresijos de su propia libertad. La heroína intriga por su mutismo, se funde con el negro, se mueve entre las sombras o se convierte en una de ellas. Se oculta en el bosque, se desliza en la noche, vigila entre velos ornamentados, descubre los secretos del palacio. Su interior es más impenetrable, la habitan el amor por Tian Ji´an, el duelo por la infancia robada, el destierro familiar, las emociones reprimidas, los conflictos de honor.

Así como en Los límites del control (2009), el autor estadounidense Jim Jarmusch elaboraba una película de acción sin el menor asomo de ella. Hsiao-Hsien sigue los contornos del género sin el vistoso despliegue de las contiendas físicas de filmes como El Tigre y el Dragón (2000) y Ang Lee y Héroe (2002) de Zhang Yimou. Las escenas de este tipo son escasas, líricas y contundentes, lo suficiente para corroborar la supremacía guerrera de la protagonista. Importan más las luchas internas de los personajes: lealtades, traiciones, tristezas o anhelos.

Nada está dicho en esta obra de Hou Hsiao-Hsien, autor también de Flores de Shangai (1998) y Café Lumière (2003). Los silencios abundan, los personajes meditan, se conduelen y expresan con discreción. Por momentos, el desarrollo de los acontecimientos se vuelve confuso, las elipsis traen consigo otras brumas.

Parte de la carga hipnótica de La Asesina son los escenarios naturales, Hsiao-Hsien rodó en regiones apartadas de China y Mongolia para dar mayor veracidad a la época. La recreación histórica nos sumerge en otros tiempos, en las aisladas provincias, en las intimidades del palacio y en ese paisaje perpetuo en donde la guerrera encontrará la redención.

Rosalina Piñera
Periodista egresada de la UNAM. En su pesquisa sobre el cine ha recorrido radio, televisión y publicaciones como El Universal. Fue titular del programa Música de fondo en Código DF Radio y, actualmente, conduce Cine Congreso en el Canal del Congreso.
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