Al sur de la Ciudad de México, en Coyoacán, Starbucks México implementa la primera tienda que será operada completamente por una plantilla de adultos mayores entre 60 y 65 años desde diciembre. El proyecto piloto arrancó con 14, pero ahora son diez tras bajas por enfermedad y otras ofertas de trabajo.
Algunos pensionados y otros no, se muestran contentos con el ambiente laboral, las prestaciones por arriba de sus expectativas y por la libertad de seguir laborando según sus capacidades, energía y salud, contaron en entrevistas durante su periodo libre dentro de la cafetería perteneciente a Grupo Alsea inaugurada el Día del Abuelo.
No obstante, para economistas el actual sistema de pensiones los ha obligado a regresar al mercado laboral para no vivir en el umbral de pobreza. Un mexicano promedio, luego de las reformas en los noventa, recibe 918 pesos mensuales de pensión, de acuerdo con el CESOP. En contraste, para el corporativo que posee una red de tiendas de alimentos en la región latinoamericana implica publicidad y una posibilidad de deducir impuestos.
Ciudad de México, 2 de septiembre (SinEmbargo).– Miguel Ángel Martínez, de 62 años, con mandil verde de Starbucks México, carga recipientes, entra y sale de la bodega, sirve bebidas, entrega alimentos, lava baños… Sonriente, pelo cano y anteojos, no para durante seis horas salvo sus 45 minutos de lunch. En caja, apoya a su tocayo Miguel Ángel Alarcón, de 60 años, quien también colabora en todas las actividades y brilla por su amabilidad. Uno no tiene pensión y el otro, jubilado e inquieto, ya no encontró trabajo en otras empresas afines a su profesión.
Una ex secretaria (62 años), un ex ingeniero geofísico (60 años), un ex traductor de libros (61 años) y otros siete adultos de entre 60 y 65 años han sido contratados por Starbucks México, del grupo Alsea, para atender una tienda al sur de la Ciudad de México en la delegación Coyoacán, mediante un convenio con el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), quien canaliza a sus miembros. Desde 2011 tienen alianza, pero a partir de diciembre, por primera vez, los dejarán manejarla solos sin apoyo ni capacitación de personal joven como ocurre desde su inauguración el 28 de agosto Día del Abuelo.
Ellos, diez en total, celebran tener la libertad de poder seguir trabajando, aprendiendo y aportando a su salud, familias y producción nacional, ya que, contaron a SinEmbargo, otras empresas les cierran las puertas por su edad. Los entrevistados coincidieron en que el ambiente de trabajo es sano, ningún cliente los ha discriminado hasta el momento, los derechos y prestaciones son “por encima de sus expectativas” y, afirmaron, cada quien decide seguir laborando dependiendo de su energía y estado de salud.
El proyecto empezó con 14, pero dos de ellos se dieron de baja por cuestiones de salud. Uno fue por hipertensión. Y el resto por otras ofertas de trabajo. La marca espera brindar empleo a 120 adultos mayores para el cierre de 2018.
En contraste con los testimonios de los partners seniors, economistas cuestionaron que deben seguir en el mercado laboral por la situación del sistema de pensiones en el país, fragmentado en 105 esquemas diferentes, dadas las reformas del Seguro Social y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) que modificaron las semanas de cotización necesarias para alcanzar la jubilación digna.
En 1997 con la entrada en vigor de la reforma al Sistema de Ahorro para el Retiro, que dio origen a las AFORES, México comenzó su transición desde el esquema de beneficios definidos –en el cual la población joven financia vía impuestos, gran parte de las pensiones– hacia el sistema de contribuciones definidas, es decir, de ahorro individual para aliviar la presión que las pensiones generan sobre las finanzas públicas. No obstante, el ajuste se ha pospuesto y encuestas como la de Visor Ciudadano revelan que el 62 por ciento no tiene Afore y 77 por ciento no posee una cuenta de ahorro, advirtió un estudio de 2017 del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados.
“Contemplando una comparación con América Latina, México es el país con mayor número de pensionados. México es el país que tiene el Salario Base de Cotización más bajo, en promedio están recibiendo los pensionados 918 pesos al mes o menos”, concluyó el informe “Pensiones y jubilaciones en México: Situación actual, retos y perspectivas Estudio Enero 2017” del centro de estudios. Eso sin considerar las pensiones no contributivas cubiertas por programas sociales como Oportunidades y 65 y más que ronda los 600 pesos.
“Yo en mi vida antes de esto había puesto un pie en un Starbucks. Se me hacía cosa de jóvenes. Mis hijos son asiduos de tiendas Starbucks, pero a mí nunca me había llamado la atención. Yo decía que van puros chavos y gente que va a trabajar. Nunca tuve ni curiosidad. Pero ahora que empecé a venir estoy con el ojo cuadrado”, afirmó Carmen Lazo de 62 años, ex empleada del gobierno e iniciativa privada que tras 20 años de laborar no alcanzó la cotización para una pensión.
“Me encanta que se visibilice a la gente adulta mayor. Ojalá otras empresas copiaran el modelo, porque somos mucha gente mayor buscando trabajo”, agregó en plática con este diario, durante sus 45 minutos de tiempo libre dentro de la tienda ubicada en el Corporativo Coyoacán, cerca de la Cineteca Nacional. “Me parte el corazón ver a tanta gente tan viejita, tan grande, limpiando el STC Metro; haciendo ese tipo de trabajo. No es indigno, pero es muy pesado para gente de esa edad”.
Desde la visión económica, el investigador del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana, Miguel Ángel Reyes, dijo que “están obligados a regresar al mercado laboral, no es solamente que se quieran sentir a gusto. Es también una cuestión de necesidad. Buena parte de ellos viven en el umbral de pobreza”.
En México hay más de 12 millones de adultos mayores, un 10 por ciento de la población nacional, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). El 92 por ciento de los hogares solo con adultos mayores vive sin bienestar en 2016 frente al 94.7 por ciento en 2012, documentó el investigador Reyes.
“Si Starbucks –una de las firmas de un gran corporativo– está tan preocupado por los adultos mayores y su forma de vida, que les incremente el salario a sus trabajadores en este momento. Que les dé acceso a un sistema de seguridad social mucho más amplio. Es puramente publicitario y que el gobierno les dé beneficios fiscales”, afirmó el economista Alfredo Bravo Olivares de la UNAM.
Miguel Reyes, investigador de la Iberoamericana, dijo que en general los grandes corporativos como Starbucks logran deducibilidad fiscal de la nómina. Por el régimen de empresas grandes bajo el esquema de Impuesto Sobre la Renta (ISR) “les permite presentar declaraciones fiscales consolidadas”.
Starbucks México, con siete mil empleados en 687 tiendas ubicadas en 61 ciudades del país, es una marca de Alsea, un operador de restaurantes líder en América Latina y España con marcas como Domino’s Pizza, Starbucks, Burger King, Chili’s, Italianni’s, The Cheesecake Factory, Vips, El Portón, entre otras. INAPAM también tiene convenio con Domino’s.
En Europa, en octubre de 2015, los reguladores determinaron que el acuerdo fiscal de Starbucks con las autoridades holandesas eran ilegales por minimizar el pago de impuestos. En Estados Unidos, a raíz de la aprobación del plan impositivo republicano, que redujo la tasa impositiva de las empresas de 35 a 21 por ciento, ofertó un aumento salarial a sus baristas sin especificar el monto.
“Lo que deberían estar haciendo es descansando después de haber trabajado toda la vida”, afirmó el académico Alfredo Bravo. “Los montos de pensión son muy bajos. Lo condenas prácticamente a la pobreza”, dijo.
Ninguno de los entrevistados de Starbucks quiso revelar el monto de su ingreso mensual, pero dijeron que satisface su estilo de vida o, en su caso, es un complemento a sus pensiones.
Además enfatizaron que les dan gastos médicos mayores. Tienen dos días de descanso, una jornada laboral ajustada a 6.5 horas por turno y una dotación de café para sus casas cada quince días. La tienda abre de seis de la mañana a diez de la noche. Sus horarios se van rotando, dinámica que a Carmen Lazo le gusta para también poder ser ama de casa, donde vive con sus dos hijos y esposo.
“¿El sueldo? Sí. Trabajo seis horas diarias, considero que está muy bien. Son rolados los horarios. Me encanta eso porque a veces tengo toda la mañana. También soy ama de casa y me gusta también mi papel en casa apoyando a la familia. Con el tráfico que hay en horas picos, hago el doble o triple de tiempo. Vivo en el poniente. Me transporto en metro o pesero”, contó Carmen.
El investigador del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana, Miguel Ángel Reyes, coincidió en que generalmente las pensiones en México están por debajo del nivel de pobreza.
“La mayoría de ellos no tiene un ingreso suficiente para mantener el estatus de vida que llevaban, incluso para salir de la pobreza”, dijo. Ya sea que vivan solos o con sus hijos, regresan al mercado laboral porque “tienen vulnerabilidad para el manejo de sus recursos y tienen pensiones son muy bajas”.
Los que no tuvieron seguridad social, en un modelo neoliberal donde la actuación del gobierno para aportar al apoyo social de adultos mayores es limitada, “les va peor”, determinó Reyes.
Pero para el partner Miguel Ángel Alarcón, “realmente estoy a gusto con lo que gano”, dijo. “La ventaja que aquí tienes es que puedes ir subiendo y te van subiendo el sueldo también. En dos o tres semanas me empiezan a dar un curso de supervisor”, contó emocionado.
“NOS HACE DAÑO DEJAR DE TRABAJAR”
Para la directora del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), Aracely Escalante, esta tienda es “una buena práctica y ejemplo” para que otras empresas se sumen a este modelo y seguir creando “más oportunidades” para las personas adultas mayores que desean continuar una vida productiva, en beneficio propio y de sus familias.
“Nos hace daño dejar de trabajar”, dijo Miguel Ángel Martínez, 61 años, a SinEmbargo durante su tiempo libre de su primer jueves de trabajo.
“Hay que desmitificar. En un principio las empresas contrataban mano de obra joven porque le salía más barata, pero también iba en detrimento de sus servicios. La experiencia sirve. A veces solo se enfocan en lo económico. Necesitamos más empresas que se imaginen en todo su contexto: calidad, baja rotación de personal. Aquí si tú lo decides puedes hacer carrera. Es una empresa incluyente”, reflexionó a lado de su taza de té.
Durante treinta años trabajó como traductor de libros universitarios. Ahora, desde el Día del Abuelo celebrado el 28 de agosto, labora en una cafetería como partner senior y desde hace ocho meses también apuesta a las bienes raíces. “No tengo pensión porque todos mis trabajos eran por contrato”, aseguró.
El jueves pasado, dos días después de la inauguración, Juan José Pérez de 65 años se acercó a una barista y le preguntó cómo entrar a laborar. Un adulto mayor más hizo lo mismo antes del mediodía. Luego, antes de ir al INAPAM, Juan charló con el diario. Trabajó en la industria automotriz los últimos 28 años en ventas de autos nuevos de diferentes marcas.
“Me estoy pensionando ahora mismo. Estoy en el trámite, pero quiero seguir trabajando. Me siento con fuerzas. Sí necesito el dinero. Es un complemento. Si bien es cierto todavía no veo la cantidad que me van a asignar de pensión, sé que es baja por las condiciones que tuve en la última etapa de mi carrera. Necesito ayudarme con algo más y seguir trabajando”, afirmó.
Vive junto con su esposa que también “tiene pensión reducida”. Un amigo contemporáneo le contó del proyecto sobre contratación de personas de la tercera edad. Tiene dos opciones: la cafetería o ser conductor de Uber. Ya está certificado para ser operador.
“Pero de Uber a Starbucks prefiero Starbucks. Porque según leí son seis horas y media de trabajo, dos días de descanso. No sé cuál es el sueldo que ofrecen, pero se me hace más atractivo que andar manejando un carro que no es tuyo y debas trabajar de 10 a 11 horas diarias para más o menos sacar mil pesos a la semana. Las condiciones para mí serían mejor aquí. El contacto con la gente se me da. Y no me disgusta esto del café”, evaluó.
“Si te jubilas a los 65 años, como es mi caso, qué haces. Sin hacer nada y además recibiendo poco de pensión. Si puedes seguir ocupándote en algo, maravilloso. Además mantienes ocupada la mente”, aseveró.
Respecto a quienes no tienen salud para poder seguir trabajando, opinó que pasaron los últimos años de su vida muy preocupados por el trabajo y no se ocuparon de ellos haciendo ejercicio y alimentándose correctamente para no adquirir enfermedades.
El día de la inauguración de la primera tienda atendida solo por adultos mayores, en presencia de familiares de los nuevos empleados, Christian Gurria, director de Starbucks México, declaró que “abrir las puertas de nuestras tiendas a baristas adultos mayores no era una meta, fue un acto de congruencia con la filosofía de inclusión de Starbucks”.
Apenas a finales de enero, un joven dijo mediante un video que trabajadores de un Starbucks en Zona Esmeralda, en Atizapán, Estado de México, habrían pedido a una mujer indígena de la tercera edad retirarse de la entrada, donde se encontraba vendiendo artesanías. El audiovisual muestra a la mujer llorando.
“ME FRUSTRABA, SENTÍA FEO”
Miguel Ángel Alarcón, de seis décadas, lavaba platos en un restaurante, pero duró poco tiempo porque lo corrieron, luego fue taxista en una base, y ya que cumplió los 60 años en octubre pasado, fue por la tarjeta INAPAM para cumplir los requisitos para unirse a la cafetería de la sirena verde. En su caso, fue más por inquietud que por necesidad económica.
Egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN), es Ingeniero Geofísico y Maestro en Ingeniería del Petróleo y trabajaba en el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), donde daba clases. Luego de jubilarse a los 57 años, siguió buscando empleo en compañías privadas sin éxito. Intentó entrar a la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), pero por su edad no lo dejaron. Veía que sus alumnos de licenciatura entraban.
“Yo estuve buscando en compañías de petróleo y ya no me dieron por la edad. Me frustraba, sentía feo y la presión”, dijo Miguel. “Tengo una pensión, pero no voy a estar de niño bonito en la casa toda la vida. Hasta en internet metí solicitudes y a las empresas, pero nada. En Pemex para entrar es una mafia. Tampoco en universidades como la Universidad del Valle de México y La Salle”, narró.
“La pensión sí me alcanza bien. Soy muy inquieto, no me aguantaría en la casa ni viendo televisión. Me gusta leer y escuchar música, también sé hacer cosas de la casa. Pero estar desperdiciando el tiempo así no”, justificó su decisión por trabajar.
Alarcón opinó que es “muy favorable” que Starbucks haya tomado la iniciativa de dar trabajo a, especificó, “personas maduras o gente de experiencia”, pues “se oye feo” adultos mayores.
“No se nos da la oportunidad ni nos abren las puertas, no nos dan la libertad de escoger y darnos trabajo. Uno como ser humano que se siente todavía fuerte para hacer cosas. Muchas ocasiones dicen que después de los 60 somos los que tenemos más energía. Es muy benéfico para tu salud, para la familia y para el país”, aseguró el Ingeniero.
Carmen Lazo, de 62 años que busca terminar sus semanas de cotización para la pensión, contó que después de 20 años de secretaria hasta el 2000, tuvo un negocio de renta de audio y video, un restaurante y por último vendía joyería de plata en tianguis. Estudió para secretaria y su primer trabajo fue en el ex Instituto Mexicano de Comercio Exterior, donde duró 12 años.
“Siempre me ha gustado tener proyectos”, afirmó. “Realmente no hay mucha oportunidad”.
El ex Ingeniero Miguel Ángel Alarcón, de 60 años, expuso que en Starbucks, incluso el gerente, también limpia baños. “De ahí en fuera, no me equivoqué. Me siento muy a gusto de estar laborando aquí”, afirmó. El INAPAM le ofreció laborar en Volaris, si dominaba el inglés, en Domino’s o en Starbucks.
Pese a la dificultad vivida de hallar empleo a su edad, Carmen enfatizó que es una decisión propia. “La gente de 60 años pensionada qué bueno que tengan la opción de decidir si se quieren quedar en casa, pero en lo personal pienso que todavía tenemos mucho que dar; podemos hacer muchas cosas. Cuando aquí vi de lo que se trataba y pensé en que tenía que aprenderme todo eso me pregunté si sería capaz. Ya vi que sí, que somos todavía muy capaces. Los límites nos los ponemos nosotros”, consideró.
Su hijo, quien la acompañó en la inauguración, dijo a este sitio vía Twitter que “naturalmente la necesidad de chambear ha tenido mucho qué ver con esto, pero incluso ahora que no es tan necesario que trabaje, ella continua con esa misma inercia de trabajar, trabajar, trabajar. […] El punto es que también hay personas como mi mamá, a quienes la pila nomás no se les acaba”.
Añadió que si su madre decide dejar de laborar, que lo duda, la familia la apoyará. Carmen tiene otro hijo y su esposo. En efecto, la trabajadora dijo en entrevista que aunque en un año y medio alcanzará las semanas de cotización necesarias, “estoy segura de que no me voy a limitar. Me está gustando tanto que hasta que dios diga”.