Marielle Franco fue asesinada en marzo en Río de Janeiro. Fue una activista defensora de los derechos humanos y afrodescendiente, y otros casos de intolerancia y segregación racial en Brasil.
Parintins (Brasil), 1 julio (EFE).- El Festival Folclórico de Parintins, el principal de la Amazonía brasileña y que concluye hoy con la tradicional rivalidad de las comparsas identificadas con los bueyes azul y rojo que lo protagonizan, rindió este año homenaje a la concejala Marielle Franco, asesinada en marzo en Río de Janeiro.
El asesinato de Franco, una activista defensora de los derechos humanos y afrodescendiente, y otros casos de intolerancia y segregación racial en Brasil fueron evocados en los desfiles del buey “Garantido” (garantizado), el de color rojo y blanco y que este año busca arrebatarle el título a “Caprichoso” (azul y negro).
Los desfiles, comparsas, carrozas, escenografía, disfraces y cánticos de los integrantes de “Garantido” recordaron este año la esclavitud en el mayor país suramericano y los crímenes de connotación racial que aún perduran en Brasil.
En su edición número 52, el festival que se celebra el último fin de semana de junio con una “batalla” en 21 etapas de bailes e interpretaciones entre los seguidores de los bueyes, resaltó como ya es tradicional el folclor y las leyendas de la selva amazónica, con una consigna de mensajes por su preservación.
El origen del festival surgió en la década del sesenta cuando un campesino mató y cortó la lengua del mejor buey de su jefe por un antojo de su esposa embarazada y después intentó resucitar al animal cuando el dueño de la hacienda se enteró y amenazó con matarlo.
Una de las condiciones de la disputa de las comparsas es representar esa historia de manera diferente cada año y los grupos refuerzan sus presentaciones con otras reivindicaciones, como fue este año el tema de la discriminación racial que tuvo a la concejala asesinada como protagonista en las canciones y mensajes.
Parintins, a 340 kilómetros de Manaos, la capital del norteño estado de Amazonas, es una ciudad de 100 mil habitantes incrustada es un islote en pleno río Amazonas y a la que se tiene sólo acceso por vía fluvial o aérea.
La mayoría de los costos del festival son asumidos por los cerca de 4 mil participantes de los desfiles y otra parte por el Gobierno local y el sector privado.
En cada día de desfiles, cerca de 25 mil personas, en su mayoría turistas nacionales y extranjeros, se congregan en el “Bumbódromo”, como se conoce al recinto con forma de cabeza de buey donde desfilan decenas de carrozas que evocan animales y deidades ante los jueces que eligen al ganador.
La fiesta folclórica, por su formato parecido, también es conocida en Brasil como el “Carnaval de mitad de año”, aunque la samba carnavalesca deja esta vez su protagonismo rítmico al boi-bumbá, una danza con matices indígenas que se utiliza para relatar la mítica muerte y resurrección del buey de la leyenda.
Este año, un incendio destruyó gran parte de las carrozas del buey “Caprichoso” y sus rivales del buey “Garantido” ayudaron a recuperarlas y reconstruirlas.
La belleza de la mujer amazónica y la ayuda tecnológica con drones y algunos equipamientos utilizados para las carrozas y desfiles también fueron protagonistas en la presente edición que comenzó el viernes y termina este domingo con la elección del buey ganador.
