De la escultura al lienzo, de la pared a la moda, Smithe es de los artistas mexicanos más versátiles en la actualidad.
Por The Creators Project Staff
Ciudad de México, 2 de julio (SinEmbargo/ViceMedia).– Un artista que prefiere reconocerse como ilustrador, que pasa sin problema del canvas a la pared, de la escultura a la música, al diseño de streetwear y de regreso al dibujo. Un creador 'súper estrella' según Pharrell Williams y al mismo tiempo un joven sencillo y autodidacta. Es prueba de que si hay talento y dedicación, el reconocimiento cae sin buscarlo. Smithe es uno de los artistas que se incluyen en el libro "Muros Somos", una iniciativa de Cynthia Arvide para documentar la corriente de muralismo urbano en México que está en búsqueda de fondos para publicarse. A continuación un fragmento de la entrevista que realizó Arvide para este libro.
– ¿Cómo crees que el lugar donde creciste impactó tu estilo creativo?
– Viví la mitad de vida en Neza y después me pasé a Iztapalapa y fue un cambio… cuando llegué a Iztapalapa, era salir con amigos, caminar, dar vueltas en la calle. Eso me marcó de alguna forma, había que saber cómo moverte en la calle, conocer a la gente, dónde estar y dónde no, a qué horas estar. Esa comunicación subliminal tiene que hablar un poco de lo hago con la gráfica.
– ¿Las artes te llamaron desde niño?
– Sí, desde morro, yo siempre dibujaba. Nunca pensé hacerlo de carrera, no tenía ni idea. Todavía no tengo idea de qué voy hacer en un par de años. Donde empecé fue en la secundaria, en Iztapalapa. En el grupo de amigos que tenía, había dos o tres que pintaban y sus hermanos sí pintaban graffiti. A mí me gustaba dibujar mucho, hacer reproducciones.
– En esa época ¿empezabas a pensar en el tema del nuevo muralismo?
– No, de hecho lo que hago no habla de eso. Yo siento que estoy haciendo ilustración a gran formato. El muralismo fue una corriente y ya se acabó, no puede regresar. Ahorita hablamos más de egos que de movimientos sociales, hay poca gente que sí está haciendo muralismo como tal.
– ¿Te asumes siempre como ilustrador?
– Sí. El internet fue lo que cambió la visión de las cosas totalmente, de no solamente agarrar un aerosol sino abrirte a más materiales y fue también las circunstancias económicas, porque de gastarse un varo en un aerosol, era más fácil tener pintura y podías hacer más con pintura acrílica. Eso fue cambiando la forma de hacer las cosas, la técnica te orilla, te exige, cambiar.
– ¿Hiciste graffiti también o desde el inicio fueron ilustraciones en calle?
– Sí, empecé haciendo graffiti, letras, 3D, bombas, tags.
– ¿Me puedes contar sobre la idea de fragmentación y también del humano versus la tecnología, temas frecuentes en algunas de tus obras?
– Lo de la fragmentación fue totalmente accidental… bueno, en mi casa tengo una enciclopedia que coleccionaba mi jefe, de automóviles y de cómo armar y desarmar. Me gustaba mucho ver esas gráficas de referencia del ensamblaje de los autos. Todo se separa. Me gustó darle la vuelta. Como una fragmentación de mí, de una persona, o de alguna forma representar qué es lo que llevas adentro gráficamente. No es que haya tenido mucho estudio de anatomía sino que son cosas que intuía. (…) Hacer otra cosa dentro de estas 'desfragmentaciones'. Cosas que no existen y darle gráficamente [forma a] algo que es intangible. Como los pensamientos, cosas que no existen y que no puedes graficar.
– También es la idea de que lo humano se vuelve algo inanimado, se vuelve casi piezas de una maquina.– Sí, me gustaba eso, vernos como objetos. En mi primera exhibición quise hablar de eso, vernos como una unidad de algo gigante. La gente, el pueblo, la sociedad. De alguna forma está bien mantenernos en esa linea de trabajo pero sin perder nuestra individualidad. No dejar de pensar o soñar.
– ¿Para ti qué implica trabajar en la calle, hacer una obra que no está sujeta a una galería, qué te gusta?
– A mí lo que me gusta de pintar en la calle es el proceso, más que la foto final. El proceso es lo valioso de todo lo que hago. El proceso es lo chido, lo mágico, lo que me gusta recordar. Al pintar en la calle no sabes qué es lo que va a pasar. Si llega alguien y te dice algo o si la señora te saca algo de comer. Si viene alguien y te pide un trabajo. Siempre hay interacción con la gente al pintar en una calle. Al estar en la calle eres libre de pensar y decir lo que quieras al que está pintando.
– ¿Cómo te parece y qué quisieras que pasara con la escena de arte urbano en México?
– Me gustaría que fuéramos más auténticos y me incluyo. Siento que estamos haciendo reproducciones de cosas que ya han sucedido. Siendo un país con emblemas muy marcados, o caemos en ello o nos olvidamos de ello. No estamos haciendo una lectura de esas raíces que tenemos como país y sacarlas a flote contemporáneamente. Sí, tenemos este pasado pero somos algo diferente. Con internet y la globalización, no sabes de dónde viene la gráfica de alguien. Eso, hacer cosas nuevas, que tengan una voz. Que tenga más carácter. Tenemos esa responsabilidad de que si la gente lo ve, nos voltea a ver, que estemos diciendo algo chido.
*Esto es un fragmento de la entrevista que realizó Cynthia Arvide a Smithe para el libro Muros Somos: los nuevos muralistas mexicanos. Un libro que reúne 20 perfiles de artistas urbanos mexicanos y está en etapa de fondeo para publicarse. Puedes apoyar el proyecto y recibir una de las primeras copias de Muros Somos en Kickstarter.