Entre 1983 y 2018 fueron notificados en México 286 mil 700 casos de de VIH y Sida. Los tratamientos, que oscilan entre los 15 mil y 50 mil pesos mensuales, difícilmente pueden ser solventados por los propios pacientes: al menos 97 mil no cuentan con seguridad social.
El desabasto de medicamentos para estos padecimientos en los hospitales del IMSS y del ISSTE es frecuente, una situación que ahora también amenaza a quienes dependen únicamente del Seguro Popular.
Ciudad de México, 2 de abril (SinEmbargo).- Helios, de 29 años de edad, descubrió que era seropositivo cuando cursaba su segundo año de universidad y desde entonces el conteo de los medicamentos es un ejercicio diario de supervivencia. Hasta ahora el acceso al tratamiento no es un problema; sin embargo, el cambio en las licitaciones de compra de medicina promovidas por el nuevo gobierno podría empeorar su diagnóstico y el de otras 97 mil personas adscritas al Seguro Popular.
Descubrirse como portador del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) transformó la vida del joven bailarín que a partir del consumo de atripla -un medicamento con efectos secundarios graves que incluyen debilidad y dolor anormal en los músculos- tuvo que modificar sus hábitos de estudio, alimentación y rutina diaria, contando únicamente con el apoyo de su pareja, Leo, quién también es portador de la enfermedad.
Desde su diagnóstico, ambos pacientes son atendidos en la Clínica Condesa –hospital situado en la Ciudad de México y especializado en el tratamiento de la enfermedad–, en donde reciben una buena atención, excepto cuando tratan con el personal poco calificado o sensibilizado para entender el duro proceso psicológico que enfrentan los portadores de enfermedades crónico degenerativas.
Helios reconoce que ambos son afortunados. La toma de los medicamentos y los esfuerzos que cada uno realiza han mejorado su condición, por lo que le preocupa que los cambios en el Seguro Popular y en la compra de farmacéuticos puedan tener un impacto sobre sus cuerpos.
“Hasta ahora no hay un desabasto de medicamentos, sin embargo, siempre estamos expuestos a esa posibilidad. En instituciones como el IMSS o el ISSSTE es una realidad frecuente. El Gobierno no se puede dar el lujo de que sucedan estas cosas. No pueden pasar por encima de la vida de las personas”, dijo.
En noviembre pasado, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) hizo un llamado para que el Gobierno federal redoblará los esfuerzos para atender las fases de detección y tratamiento del VIH con mira a erradicar la pandemia antes del 2020, empero, hasta ahora no existen planes concretos para garantizar estas acciones.
En diciembre del 2018, más de 30 mil personas que viven con VIH fueron afectadas por el desabasto de cinco antirretrovirales –Efavirenz, Abacavir-Lamivudina, Truvada, Emtricitabina-Tenofovir y Kaletra– en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). La falta de medicamentos es una demanda frecuente en este sector de seguridad pública. En su momento organizaciones de la sociedad civil como AIDS Healthcare Foundation (AHF) y la agrupación Derechohabientes viviendo con VIH denunciaron que la escasez tenía como origen la poca coordinación y seguimiento de las acciones de abasto.
La situación logró estabilizarse, sin embargo, se prevé que exista una nueva crisis este 2019, que esta vez afectará a los pacientes que dependen del Seguro Popular.
Luis Adrián Quiroz Castillo, coordinador general de la agrupación Derechohabientes Viviendo con VIH del IMSS, explicó en entrevista para SinEmbargo que la compra consolidada para el Seguro Popular presenta un retraso, debido a que Censida (encargado de la compra para las personas sin seguridad social) fue sustituida para realizar el trámite por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
“Lo que está pasando en este año es diferente. La compra que se hará para todo el Seguro Popular será una sola compra unificada y normalmente Censida, que se encargaba de la compra para todas las personas que no tienen seguridad social, (alrededor de 97 mil personas) hacía esta compra en marzo. Sin embargo, hace un par de días el Presidente Andrés Manuel López Obrador mencionó que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público iba a licitar estos fármacos y los va a licitar en dos procesos: el primero que inicia en abril con el 20 por ciento de los productos y el segundo en julio con el 80 por ciento de la compra”, aseveró.
El especialista explicó que todos los medicamentos que utilizan las personas con VIH y que son atendidas por el Seguro Popular serán afectadas. En caso de querer continuar con el mismo, deberán pagar a precio de farmacia, 15 mil pesos por la terapia, y lo correspondiente al fármaco que utiliza, siendo el precio más costoso 50 mil pesos mensuales.
LA POLÍTICA DE LOS MEDICAMENTOS
En enero del 2019 durante el combate a la corrupción en el sector energético, el Jefe del Ejecutivo propuso trabajar para reducir el robo de medicamentos, así como de los recursos destinados para los mismos en el sector salud. Las declaraciones estuvieron acompañadas de un listado de nombres de farmacéuticas que acapararon el “monopolio” de la venta de medicamentos.
La compra se concentraba en pocas empresas, entre ellas, Grupo Fármacos Especializados con contratos de hasta 18 mil 847.9 millones de pesos anuales. Y con un monto total durante el sexenio de compras para el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por 228 mil 570.6 millones de pesos. Las medidas también alcanzan al Seguro Popular, el mecanismo que el mismo Presidente calificó como deficiente.
Para evitar que la concentración continué en el nuevo sexenio se propuso un cambio de estrategia en las licitaciones, una medida que ahora retrasa las compras.
En opinión de Adrián Quiroz, el problema no reside en esta estrategia sino en la decisión que sea un organismo no especializado el encargado de la licitación de los insumos:
“El problema radica en la manera en la que se va a hacer la licitación. No la va a hacer ni Censida ni el Seguro Popular, el encargado de la tutela será la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y ellos no conocen cuáles son los procesos y los niveles de inventario, y aquí lo preocupante es que con este 20 por ciento que van ellos a licitar no se cumplirían los requerimientos que tiene cada uno de los programas para garantizar que se abastezcan todas las farmacias y haya un remanente. Con ese 20 por ciento, literalmente, se estarían llenando las farmacias con un 20 o 30 por ciento”.
Los especialistas destacaron que los principales afectados serán las personas sin seguridad social, por lo que la posible desaparición del Seguro Popular anunciada en el mes de diciembre por el Presidente genera incertidumbre entre los pacientes atendidos a través del Fondo de Gastos Catastróficos del programa.
Al respecto, Ricardo Baruch, activista en derechos de salud sexual, señaló que por ahora el cambio en el financiamiento de los servicios públicos no es un problema, sin embargo, sí debe establecerse cuál será la alternativa de atención.
“Siempre han existido los problemas con el abasto de medicamentos, sin embargo, el problema nunca ha sido tan grande como el que podría darse en el Seguro Popular (…) Formalmente aunque se anunció la desaparición del Seguro Popular, éste sigue funcionando y en realidad la idea que se tiene desde el sector salud es cambiar el sistema de financiamiento de los servicios públicos, en ese sentido, ellos han dicho que no habrá ninguna afectación, pero hasta la fecha no tenemos idea de cuál será el plan que sustituye lo que hoy se hace en el Seguro Popular. No sabemos lo que va a pasar, al menos este año no tendría que haber ningún problema, el dinero ya está ahí y ya está asignado para la compra de medicamentos”, sentenció.
LOS MEDICAMENTOS DISPONIBLES
Todos los datos de medicamentos utilizados por las personas seropositivas (portadoras del virus) y los pacientes con Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) se encuentran disponibles en el Sistema de Administración Logística y de Vigilancia de la ARV que depende de la Secretaría de Salud.
En el reporte de existencias y necesidades de medicamentos antivirales, fechado al 25 de marzo del 2019, se observa que solo un medicamento no tiene existencias: la zidovudina en su presentación de 100 mg y de 250 mg. El fármaco se prescribe para disminuir la cantidad de VIH en la sangre, que en combinación con la lamivudina puede reducir la posibilidad de desarrollar Sida y otras enfermedades relacionadas con el VIH como infecciones graves y cáncer.
Medicamentos como la didanosina, usado en pacientes intolerantes o que hayan mostrado falta de respuesta a la terapia con otros antirretrovirales, tienen en existencia dos unidades disponibles para dos pacientes, con una equivalencia temporal de un mes. El compuesto elvitegravir 150 mg/ cobicistat 150 mg, emtricitabina 200 mg, tenofovir 300 mg, demandado por 2 mil 404 pacientes tiene existencias que alcanzan para un mes más de tratamiento.
En total, la lista publicada registra 38 medicamentos; dos reportan cero existencias; uno existencia para 0.2 meses, 12 tienen una existencia en meses entre 1.0 y 1.9; 13 estarán disponibles entre 2.0 y 2.8 meses; seis entre 3.0 y 3.8 meses; solo uno de 4.2 meses; y tres están garantizados por 8.2 y 21.5 meses.
Quiroz advirtió que la falta de medicamentos pone en riesgo la salud de los pacientes, que además de saltar de un cuadro a otro de la enfermedad pueden desarrollar resistencias al tratamiento:
“No tener el medicamento disponible puede tener grandes repercusiones en cada una de las personas, es decir, pueden caer en fracaso terapéutico o resistencia cruzada a ese, otros fármacos u otros de la misma familia. Lo cual, repito, pone en riesgo a más de 97 mil personas”.
LA EPIDEMIA EN MÉXICO
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) como aquel que “afecta las células del sistema inmunitario y las destruye o trastorna su funcionamiento”, es decir, el sistema inmune deja de cumplir con sus funciones para el combate de las infecciones y otras enfermedades. Por otro lado, el Sida representa una de las etapas más avanzadas de la infección por el VIH y se define por la aparición de veinte infecciones oportunistas o cánceres vinculados con el patógeno.
De acuerdo con la información de vigilancia epidemiológica del la Sistema de Nacional de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud, entre los años 1983 y 2018 fueron notificados en México 203 mil 312 casos de Sida; así como, 83 mil 388 casos de personas seropositivas. Los estados de evolución registrados en diciembre del 2018 destacaron que para entonces 164 mil 074 seguían vivos; 82 mil 303 con Sida y 81 mil 771 con VIH.
Las cifras preliminares del 2018 notificaron 15 mil 543 nuevos casos (5 mil 752 con Sida y 9 mil 791 con VIH). La mayoría de los pacientes son hombres. Un 84.8 por ciento de la incidencia del Sida se encuentra en esta población y asimismo el 84.1 de los casos de VIH.
En el 2018 los estados con mayor incidencia de Sida fueron Campeche ( 21.3 por ciento por cada 100 mil habitantes), Quintana Roo (17.8), Yucatán (11.3), Morelos (10.5) y Guerrero (9.9). En el caso de VIH fueron: Quintana Roo (34.9) Campeche (17.9), Veracruz (16.2), Tabasco (15.2) y Yucatán (14.4).
Las cifras de defunciones por las enfermedades han variado a través de los años. En 1900 se reportó la defunción por esta causa de mil 503 personas, para el año 2000 la cifra ya ascendía a 4 mil 219 personas. El punto más alto de muertes fue en el año 2008 con 5 mil 189 personas y en el 2017 la cifra cerró con 4 mil 720 personas.
Al respecto, lo expertos explicaron que las cifras pueden ser un poco imprecisas por la falta de registro del diagnóstico, algunas veces negado por el mismo paciente. Sin embargo, reconocen que los esfuerzos por erradicar el problema ha logrado ampliar la calidad de vida de las jóvenes que adquieren la enfermedad. Gracias a los avances científico un paciente con VIH puede alcanzar la misma expectativa de vida que cualquiera seronegativo (que no porta la enfermedad).
Existen solo cuatro medios a través de los cuales se puede adquirir la enfermedad: relaciones sexuales (vaginales, anales o bucales) sin protección con una persona infectada; transfusión de sangre contaminada; compartir agujas, jeringas, material quirúrgico y otros objetos punzocortantes y la transmisión al hijo durante el embarazo, parto o lactancia.
Para evitar la transmisión de la infección por la vía sexual la OMS recomienda utilizar de manera correcta el preservativo masculino o femenino y la toma de antirretrovíricos como medida profiláctica antes de la exposición.