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Tijuana mostrará por qué México debe dignificar y salvaguardar el buen periodismo: Damián Alcázar

02/04/2019 - 10:25 pm

La producción que llegará a la plata forma el próximo 5 de abril, retratará los riesgos que se tienen al ejercer como periodista en México, a través de las investigaciones de Frente Tijuana, un semanario inspirado en ZETA.

Por Brenda Mancera

Ciudad de México, 2 abril (Zeta/SinEmbargo).- Investigar el asesinato de un candidato a la gubernatura del estado de Baja California será el punto de partida de Tijuana, serie creada por Zayre Ferrer y Daniel Posada que seguirá el trabajo de los periodistas de un semanario comprometido con la verdad, al que conoceremos como Frente Tijuana. Cofundado por Antonio Borja (Damián Alcázar), Federica Almeida (Claudette Maillé) e Iván Rosa (Roberto Sosa) como respuesta a la censura en medios oficiales, es un ícono de la libertad de expresión y reflejo de los peligros de ejercer periodismo en México, donde las “amenazas de violencia y homicidios, son cosa de todos los días”.

La trama se desarrollará en época actual con elementos inspirados en Semanario ZETA para mostrar los inicios periodísticos de Gabriela Cisneros (Tamara Vallarta), una joven que llega a Frente Tijuana motivada por aprender de la experiencia de sus fundadores, y que tras pedir sumarse a un caso en específico, vive de cerca las dificultades de la profesión. En el recorrido que la hará cuestionarse los límites por investigar la historia, la guiará Antonio Borja, un periodista interpretado por el actor Damián Alcázar, quien en entrevista con ZETA habló de la importancia del proyecto, su interés por participar en éste y la reflexión que le dejó sobre el periodismo de nuestro país.

—¿Qué te atrajo de Tijuana para ser parte de su elenco?

–Primero el tema, que en los momentos en que lo concibieron y empezamos pláticas, (el periodismo) era un asunto prioritario. Había que tocarse ese tema que no se había tocado en el país nunca y que era importantísimo hacerlo, entonces con muchísimo entusiasmo y con muchísimas ganas de darle voz a tu gremio, de alto riesgo en nuestro país, eso fue lo primero que me jaló. Después, saber que estos chavos son muy jóvenes y muy vitales, y cuando lees los libretos te das cuenta que tienen algo muy importante por realizar, y la certeza de que en verdad van a hacer y proponer cosas que me importan mucho. Todo eso junto me hace aceptar, me pareció un formato completo interesantísimo.

Claudette Maillé es Federica Almeida. Foto: Netflix

—¿Quién es Antonio Borja en la trama y cómo preparaste el personaje?

–Prácticamente todo te lo da el libreto, el guión, también lo que ocurría, el marco de nuestro cotidiano en México, los atentados, las muertes, las agresiones que han sufrido y todo lo que vas siguiendo e integrando. No exactamente en palabras, pero sí en concepto. Él es un director de un semanario que tiene que ser muy sabio y muy sensato para poder mantener a raya a los chicos que son muy temerarios, se sienten héroes y arriesgan la vida como sucede seguramente con muchos jóvenes reporteros. Era entender que la búsqueda de la verdad y el develarla es una cosa de espíritus de personas honorables y que eso se ha estado perdiendo. En fin, todo eso hace que tú más o menos puedas forjar un personaje con mucha columna, con mucha base y consistencia, entonces no hay nada más que pensar en gente como el maestro (Vicente) Leñero, los que iniciaron la revista Proceso, Blancornelas, un montón de gente que tú dices ¡wow!, sí que están ahí, a la intemperie, arriesgándose, luchando contra todas las dificultades para poder develar una verdad y vale la pena. De ahí vas forjando tu personaje, pero principalmente con la base de tu guión, porque si no, entonces yo tendría que poner palabras, por ejemplo, de (Julio) Scherer o de Blancornelas, o de otro periodista y no, porque le moverías. Pero sí (queda) la consistencia de esos personajes, lo que tú, tu intuición y tu imaginación pueden percibir de esta gente, que forma toda una historia del periodismo nacional en este caso.

—Sin embargo, Antonio Borja está inspirado en Jesús Blancornelas. ¿Tuviste un acercamiento especial a su historia a partir del guión?

–Lo platicábamos constantemente, la situación que ocurre y que ha estado ocurriendo de manera sistemática y claro, saber que Semanario ZETA es uno de los primeros que fueron víctimas de estas agresiones, todo eso sí lo platicábamos de manera constante, sobre todo en nuestras conversaciones después de comer o de reuniones, ya no tanto en el set, porque con todo este material e idea vas gestando a tu personaje. Por supuesto que es un homenaje a Blancornelas sin lugar a duda, eso es una opinión mía, no es exactamente que (la serie) sirvió para hacerle un homenaje, pero sí está muy presente en nosotros su figura. La verdad es que está ahí inserta en nuestra propuesta de historia, no nos vamos hacia la realidad y las cosas que les ocurrieron realmente, pero con sugerencias y con guiños entramos a estos temas y con todas estas personas que son esforzadas por develar cosas, y son perseguidas por lo mismo; o sea, está ahí, está metido ahí.

El medio de comunicación será “la herramienta para entrar en la conciencia del público”. Foto: Netflix

—¿Cuál es la importancia de Frente Tijuana como un personaje en la historia?

–Efectivamente esa es, digamos, nuestra herramienta para entrar en la conciencia del público. Queremos que se den cuenta de cómo una empresa pequeña, pero con mucha potencia, honorabilidad y decencia, que ya no existe, intenta incidir en la conciencia colectiva. Sí es importante y es muy importante también hacerle saber a la gente que no todos los medios de prensa están viciados, que hay gente que se esfuerza y esa gente es justamente la que corre riesgos terribles. Todo mundo lo sabe, o por lo menos los que nos enteramos de lo que está ocurriendo en el país, que (el periodismo) es una profesión de alto riesgo, en un país que se suponía demócrata y libre. Solamente algún país en guerra ha de tener más periodistas muertos que nosotros, pero es inverosímil, sí es una cosa atroz, claro, debido a todo el deterioro social, político y económico en que nos han dejado los últimos cuarenta años de mal gobierno.

—¿Tijuana podría ayudar a hacer mayor énfasis en la deuda del Gobierno a la protección de periodistas?

–Hay una deuda de las autoridades, por supuesto, pero no solamente hacia los periodistas, sino con los políticos que son contrincantes del partido del poder, con los líderes sociales, los líderes naturales de los grupos indígenas, en fin. Creo y confío en este nuevo proyecto que empieza a trabajar sobre eso, claro que es muy complicada la situación. Lo hablaba hace unos ocho días con una joven reportera que me decía que no se estaba haciendo nada (en el tema), hablar de las posibilidades de un nuevo gobierno de entrar y resolver estas cosas es sumamente complejo. Sin embargo, está ahí la deuda que tiene el Estado mexicano, pero yo no solamente diría que el Estado mexicano, también la sociedad, de repente perdemos la brújula de lo que ha estado ocurriendo en México por diferentes circunstancias, por supuesto, para empezar la supervivencia. Todo mundo se olvida de que hay cosas importantes por resolver y ahora que se están resolviendo la gente ni se da cuenta. Eso ya nos llevaría a otro tipo de plática, pero está ahí ese problema grave que tenemos que resolverle a esta profesión en México, dignificarla y además, sí, salvaguardarla. Dignificarla porque vemos a estos señores dizque periodistas en la televisión y sabes que están absolutamente comprados, pero es una imagen colectiva que se tiene del periodismo. Hay que liberarse de eso, destacar que sí hay gente muy honorable, muy decente y que lucha realmente por el país, por el ser humano y ocurre en espacios pequeños como estos diarios y semanarios, entonces nosotros estamos justamente trabajando en pos de la dignificación de una profesión de alto riesgo. Es muy complicado hablar esto porque tienes que tratar todo. Si tú ves la historia notarás que destacamos la honorabilidad de esta gente que pone en riesgo su vida, para decirles a las personas qué está ocurriendo, para quitarles la venda de los ojos; yo en eso resumiría nuestro quehacer.

—Cuando Daniel Posada empezó a trabajar en Tijuana, declaró a ZETA: “Nos queremos alejar del narco, ya con ‘El Chapo’ tuvimos suficiente de narcoseries”, pero esta serie lleva implícito el tema…

–Puedes intentar saltarte ese tema del narco, por desgracia el narco está ahí, y también es un tema importante para el periodismo, en ese sentido no se trata de narcos, pero también los narcos están y teníamos que tocar algunos de refilón aunque sea para tocar ese tema. Por ejemplo, en decirle no a una joven reportera que se arriesga demasiado, decirle ‘nosotros no luchamos contra el narco, nosotros tenemos que ir con mucho pienso porque no hay manera de encontrar a alguien en el narco, es un ente con mucha cabeza, entonces no te metas ahí’. Claro, lo tocamos así, porque finalmente decidimos, en este caso que es un texto mío, decirlo, porque eso me permite seguir adelante, buscamos dónde está, quiénes son los culpables y qué hay que develar, pero nos quitamos de encima el tema del narco como tema central, eso sí.

Damián Alcázar es Antonio Borja, cofundador del semanario. Foto: Netflix

— ¿Qué significó hacerlo desde la plataforma Netflix?

– Que Netflix se abra y nos produzca me parece fue un tesoro enorme que nos cayó como público para acceder a cosas de mejor calidad y sobre todo como actores, porque de repente era vergonzoso estar en una patraña de historia sin cabeza, que solamente servía para todavía atontar más la visión de la gente respecto a lo que está ocurriendo. Entonces, enhorabuena, yo estaba feliz por eso y porque no estábamos haciendo televisión convencional mexicana. Estoy acostumbrado a trabajar primero con gente siempre muy esforzada y estos chicos lo consiguieron, entonces estoy acompañado de actores jóvenes buenísimos todos y nos gusta lo que hicimos. Son gente muy entusiasta y con mucha hospitalidad, tratamos de hacer algo vivo, así que de ninguna manera es una serie de televisión, una comedia o telenovela, para nada. Si pudiera decirlo, intentamos hacer la constancia de lo que está ocurriendo en un país y de manera interesante visualmente, no llega a ser por supuesto un documental porque estamos haciendo uso de la ficción, pero estamos tocando los hechos necesitados de contarse.

— Daniel se apoyó nuevamente del trabajo periodístico de Alejandro Almazán para la construcción del guión. ¿Tuviste algún encuentro con él?

– No, no, para nada. Nosotros coincidimos, me parece, en una de las primeras escenas que filmamos en Tijuana, pero no más porque también pensábamos alejarnos para no estar exactamente con lo que les ocurrió en Tijuana. No queríamos hablar de eso, no era ese el objetivo, sólo lo tomamos como plataforma. Teníamos que hacerlo así (para luego rodar en Ciudad de México). Claro que yo decía ‘por qué no nos vamos a Tijuana a trabajarlo allá’, pero era muy difícil mandar a una serie de técnicos y actores a vivir a Tijuana, se volvía mucho más caro de lo contemplado, entonces tuvimos que hacer solamente los exteriores para que se supiera que sí era el Frente Tijuana, que estamos hablando del México profundo al decir fuera.

— ¿Qué reflexión te dejó Tijuana sobre el periodismo que se hace en México?

–Podría quedarme con la idea, y lo que a mí me gustaría transmitirle al público, es que (el periodismo) es una profesión de alto riesgo, una profesión que hay que dignificar, el cuidado de una sociedad que le permite saber qué está ocurriendo y eso lo consigue el periodismo, solamente el periodismo, porque es el que difunde los datos, los hechos de lo que está ocurriendo. Me parece que yo con eso me quedo. Digo, más allá de evidentemente abogar por la vida y por la seguridad de todas las personas, pero vamos, aquí estamos hablando del concepto de la verdad pública, y esa solamente la da el periodista, y el periodista del que estamos hablando, no el chayotero, que son los que abundan por desgracia, entonces hay que dignificar a los pocos que hay y agradecerles, porque eso nos permite tener un criterio y entender qué es lo que está ocurriendo en la sociedad, en nuestro país o en el mundo.

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