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Alberto Ruy-Sánchez

01/12/2017 - 12:04 am

Apariciones rituales del mundo artesanal

Exposición de la Colección Celia Chávez de Nacimientos tradicionales.

 

Exposición de la Colección Celia Chávez de Nacimientos tradicionales.

Casi al terminar el año, se avecina una enorme sorpresa para los amantes de las más delicadas y a la vez más populares experiencias estéticas que nos puede ofrecer el arte tradicional de México. El 7 de diciembre se inaugura en el Museo de Culturas Populares, en Coyoacán, la exposición que muestra la más importante colección de Nacimientos artesanales de México. Más de doscientos conjuntos distintos, provenientes de todo el país, cada uno de ellos de una calidad asombrosa, fueron reunidos por Celia Chávez de García Terrés a lo largo de varias décadas.

Su curiosidad rigurosa la ha llevado a recorrer el país poniendo una atención sostenida en las manifestaciones estéticas de las comunidades distantes y cercanas. Todo lo anota con sistematicidad de etnógrafa. Sus cuadernos y su archivo de foto es un tesoro documental extraordinario.  Hizo estudios de Historia del Arte, formó parte del cuerpo diplomático mexicano en Ginebra, y en la Secretaría de Relaciones Exteriores fue directora de Organismos Especializados cuando Octavio paz era Director de Organismos Internacionales. Fue fundadora y animadora de la legendaria librería de arte Librium. También ayudó a Octavio Paz a fundar la revista Vuelta y fue su primera gerente. Ha sido notoria la huella de su paso en el Festival Cervantino, en el Museo de Arte Moderno, en la Subdireción de Exposiciones Internacionales de Conaculta y en el Patronato del Museo de San Ildefonso. Significativamente, es en la actualidad fundadora y miembro activo de una nueva institución independiente llamada Fundación Ajaraca, dedicada entre otras cosas a preservar, estudiar y difundir el legado fotográfico de la máxima coleccionista de Arte Popular en México, Ruth D. Lechuga.

Ha escrito dos libros, uno sobre diplomacia internacional, el otro de sus memorias. En noviembre del 2006, coordinó un número de Artes de México sobre El arte tradicional del Nacimiento (número 81),  en el que su colección no sólo fue ilustración sino incluso fue protagonista. En él escriben Elena Poniatowska, Hugo Hiriart, Bárbara Jacobs, Miguel León Portilla, Rafael Vargas, Graciela Romandía, Beatriz Sharrer y Margarita de Orellana. Abre con un poema de Jaime García Terrés pidiendo “que se abra el corazón hacia las cosas pequeñas.” Tomado en sentido más que literal, el texto de Barbara Jacobs es sobre los nacimientos que son miniaturas. León Portilla evoca las escenas navideñas que en el siglo XVI se cantaban en náhuatl durante los rituales cristianos, en los cuales perduran muchos elementos prehispánicos. “La riqueza espiritual de México, como el universo de su naturaleza se finca en su diversidad que es fuente de creatividad. Nacimientos, cantos navideños y la llegada de los tres reyes magos, entre otras muchas cosas, de modo paralelo a celebraciones como las del volador, las danzas de los concheros o el culto a la Tonatzin Guadalupe pertenecen a lo que cabe describir como rostro y corazón de México.”

Con enorme acierto, Margarita De Orellana señala que si bien el término Epifanía describe a la escena primordial del nacimiento de un dios porque es la súbita aparición de lo excepcional y sagrado en medio de lo que no lo es, con renovada razón se aplica cuando se trata de un nacimiento artesanal que en sí mismo es una epifanía: la aparición de algo excepcional en un entorno donde resalta su diferencia. Los poetas, desde siempre llaman epifanía a la aparición de lo poético en el mundo. Un prodigio artesanal es también eso: una aparición, poética, un surgimiento de creatividad única entre nosotros.

La pasión de Celia Chávez de García Terrés por los nacimientos artesanales de México es única. Su colección no sólo es amplia y llena de pequeñas grandes proezas, también forma un mapa creativo del país.

Ella ha recorrido los pueblos, ha peinado los talleres de las mejores artesanas y ha entablando con ellas diálogos inusitados. Sabe apreciar como nadie lo que hacen y a la vez ha encargado con enorme respeto las piezas necesarias para sus espectaculares puestas en escena.

Ella, que ha anotado por todas partes cómo se viste y disfraza, cómo baila y come la gente de cada rincón y cada cima, sabe cuándo las figuras de un nacimiento llevan la marca de cada cultura local: su vestuario, sus gestos. Porque cada conjunto de piezas ha sido formado con una meticulosa atención tanto en los elementos indispensables para montar un nacimiento en todas partes como en las invenciones variadas de cada región y de cada artesano, sus materiales distintos, sus siempre sorprendentes destellos.

Por otra parte, los nacimientos de esta colección han sido montados, ninguno se ha sumado a la colección tan sólo por su existencia o por ser bellos y decorativos. Es una diferencia paralela a la que existe entre máscaras bailadas o  máscaras decorativas. Una bailada ha participado en los rituales. Un nacimiento puesto en escena ha participado también en los rituales. Porque cada año Celia ha montado, en el comedor de su casa, dos o más enormes nacimientos que son el asombro de quienes la frecuentan. Y ella convoca alrededor del nacimiento a todas las personas que gozan de sus afectos. Gracias a ella, en su casa, la artesanía vinculada a los rituales y celebraciones recupera, en una versión viajera, su función de reunir y volver a anudar los vínculos de una comunidad.

Nunca deja de ser asombrosa la intensidad y el detalle con el que ciertas personas pueden depositar en algunas piezas artesanales sus esperanzas, su alegría de pertenecer a una comunidad, su manera de estar en el mundo. Con más razón si esas piezas forman parte de rituales, de momentos de excepción, de invocaciones y apariciones de lo inusual y lo maravilloso. En ese ámbito de asombros y de actos excepcionales se sitúan los nacimientos artesanales. Y muy especialmente los de esta colección, ya irremplazable, de Celia Chávez. Porque su espíritu a la vez meticuloso y generoso, su delicadeza obsesiva, su amor por la creatividad de México se muestran implícitos en la colección que, con brazos abiertos, comparte ahora con nosotros.

Alberto Ruy-Sánchez
Escritor y editor. Hizo estudios de literatura y lenguajes sociales con Roland Barthes y de filosofía política con Jacques Rancière, Michel Foucault y Gilles Deleuze. Ha publicado más de 26 libros de narrativa, ensayo y poesía, entre los cuales las cinco novelas experimentales donde investigó y narró, una larga búsqueda del deseo: Quinteto de Mogador. Codirige con Margarita De Orellana desde 1988 el proyecto editorial independiente Artes de México. En el libro editado por Ricardo Raphael, El México indignado, explica su militancia por la poesía como socialmente urgente e indispensable para entrar en contacto con la realidad, más profundamente, con más libertad e imaginación. Foto de @Nina Subin.

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