A sólo unos minutos de Lomas del Pedregal –una zona residencial de las más caras de la capital del país– se ubican una serie de terrenos en la que la falta del agua es un problema habitual. Ahí, enclavada en la hoy Alcaldía de Tlalpan, se ubica la colonia 2 de Octubre que desde hace años ha reclamado a las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México porque el suministro del agua es inequitativo e insuficiente.
Los colonos, desesperados por su realidad permanente, han tenido que recurrir a la venta de agua incluso entre ellos mismos, a la captación de agua pluvial, a prácticas de cuidado extremo y a la compra de cisternas para poder almacenar un poco más del vital líquido para su uso diario.
Estas son sus historias. Las comparten en el marco del segundo día del mega recorte de agua que se vive en el Valle de México y que afecta a casi 4 millones de personas, muchas de ellas que nunca antes han vivido la experiencia de quedarse sin el vital líquido en casa.
Ciudad de México, 1 de noviembre (SinEmbargo).– En la Alcaldía de Tlalpan, el agua se distribuye por tandeo, un concepto desconocido para quienes reciben agua en la comodidad de sus hogares y no tienen que esperar a que llegue el día programado para su distribución, tal y como ahora lo experimentan los ciudadanos de 480 colonias de la Ciudad de México, quienes desde el día de ayer padecen el corte de agua ocasionado por las obras de mantenimiento del Sistema Cutzamala.
Durante 66 horas, la mayoría de los habitantes de la Ciudad de México vivirán lo que se ha convertido en regla para los residentes de colonias más desafortunadas que dependen de tubos, cubetas, tambos y cisternas para almacenar el agua durante semanas y a veces durante meses.
Este es el caso de los habitantes de la zona media del Ajusco, en el sur de la capital del país, que desde hace años se han acostumbrado a dar un doble uso al agua que reciben a cuentagotas.
A sólo unos minutos de Lomas del Pedregal –una zona residencial de las más caras de la capital del país– se ubican una serie de terrenos en la que la falta del agua es un problema habitual. Entre ellos, la colonia 2 de Octubre que desde hace años ha reclamado a las autoridades del Gobierno de la CdMx porque el suministro del líquido es inequitativo e insuficiente. Los colonos han tenido que recurrir a la venta de agua incluso entre ellos mismos, la captación de agua pluvial, las prácticas de cuidado y la compra de cisternas para poder almacenar un poco más para el uso diario.
En donde antes corría un río –el que hoy llaman Río Seco– hoy falta el agua y la poca que hay se va en fugas que se convierten en el presagio del cierre de las tuberías que, además, marcan el inicio de un ciclo en donde el agua será un recurso ausente.
EL PROBLEMA DE SIEMPRE: EL AGUA
María Natividad Chávez, vecina de la colonia Chichicaspa, recuerda que hace 39 años cuando llegó a vivir a la zona del Ajusco tenía que bajar al río para lavar su ropa. Por eso, cuenta, tuvo que diseñar diferentes mecanismos para poder captar el agua de lluvia. A todos sus hijos les enseñó a “chiquitear” el recurso porque le tocó experimentar la entrada del drenaje, que desde entonces le proporciona agua cada dos o tres semanas.
“Yo llegué a esta colonia cuando no había nada de agua, llevo desde 1979 aquí. Yo me iba hasta el río a lavar, de mi calle, a dos calles, a donde pasa el tren, ahí venían unas pipas y mi mamá y yo a acarrear el agua desde allá abajo para acá arriba con mi hija ya embarazada, batallando también porque bien gordita acarreaba agua”, dice María Natividad.
Entre los años 60 y 70 del siglo pasado, la Delegación Tlalpan recibió la urbanización que la terminó por adherir a la Ciudad de México, se convirtió en un sitio de transformaciones industriales y de un exorbitante crecimiento poblacional. Los conflictos por el agua comenzaron desde entonces, cuando las fábricas impidieron a los habitantes de los pueblos su uso cotidiano.
Los asentamientos irregulares provocaron el desarrollo de una mecánica en la que distribuir el agua fue un verdadero reto para los regidores de la metrópoli. No obstante, el Informe sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social 2018, elaborado por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) plantea que en la actualidad la Alcaldía garantiza al 97.5 por ciento de los habitantes acceso a agua entubada y solo 0.7 por ciento vive sin drenaje.
Las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) estiman que un 12.7 por ciento de 170 mil 048 viviendas no disponen de agua entubada de la red pública, lo que representa 21 mil 662 casas.
Pero Estela, quien vive en la colonia Vistas del Pedregal, recibe agua una vez por semana y “si bien le va, hasta dos”. El agua, explica, cae sólo durante cinco minutos o una hora, y ese el tiempo le es insuficiente para poder almacenarla. Sin embargo, se abstiene de comprar pipas porque ella “paga agua puntualmente” y no le parece justo tener que pagar extra por el servicio.
“Yo no veo justo pagar por una pipa, que me en sale en 800 pesos, si yo estoy pagando mi agua(..) Pago 340 pesos o algo así, por una vez a la semana de agua, cada seis meses. Yo no veo lógico, ni justo pagar”, dice Estela, habitante de la zona media del Ajusco.
En el Ajusco medio, la demanda de agua por pipa es alto. La tesis doctoral “El acceso al agua y la construcción de la ciudadanía” de Juana Amalia Salgado López, investigadora del FLACSO México, demostró que 92.59 por ciento de la población de esta zona solicita la distribución por este medio. En esta área se concentran algunos asentamientos irregulares humanos, tales como San Nicolás I y II; el Zacatón; Zorros Solidaridad; Lomas de Cuilotepec I y II, y Vistas de Cuilotepec.
El nivel de demanda es bajo en otras zonas de la Alcaldía, como Coapa y Tlalpan Centro, donde el porcentaje asciende a un 10.42 por ciento en la segunda demarcación, ya que en Coapa no existe esta petición.
Silvia, también habitante de San Nicolás II, invierte buena parte de su tiempo en gestionar agua para su casa. Ella no tiene alternativa y debe comprar una pipa para poder abastecerse. En su colonia la mayoría de las personas no cuenta con agua potable por lo que cada mes tienen que ir a solicitar una pipa pública a la carretera, con un costo aproximado de 100 pesos. Como requisito para recibir el líquido debe tener una cisterna, de lo contrario la alternativa es comprar una pipa privada que cuesta unos mil 500 pesos.
“La Delegación de Tlalpan te da una tarjetita y con esa tarjeta vas y pagas en el Sánchez Taboada; vale 100 pesos, ahí la pagas y ahí hay un letrero que dice: ‘su pipa se le entregará de 15 a 20 días o de 20 a 30 días’. En realidad la entrega es un poco después de lo que dice ahí y no hay un horario, pues la pipa puede llegarte a las 2 o 3 de la mañana, o a las 8 de la mañana. Tienes que estar ahí y si no estás, entonces tienes que volver a hacer todo el proceso”, explica Silvia.
LOS MEDIOS ALTERNATIVOS
Catalina Flores vive en la colonia 2 de Octubre, no tiene cisterna y sí dos tinacos. Al no tener donde almacenar su agua, suele quedarse alrededor de 10 días sin el recurso, por lo que ella y su familia se ven obligados a usar platos desechables y a no bañarse con el objetivo de “guardar” y de “vez en cuando” comprar una pipa que le cuesta mil 800 pesos.
Sobre el recorte de los últimos días opina: “espero que no nos dejen muchos días sin agua”.
“Compramos una pipa y nos vamos de a poquito (..) y ya. Les digo a mis hijos que vamos a cuidar el agua. Ahora sí, no nos vamos a bañar. Yo hoy me bañé y yo creo que me baño hasta dentro de cinco días”, agrega Catalina.
Ella como muchos otros vecinos ahorra y reutiliza el agua. Aparta lo que sale de la lavadora para descargar el baño, lavar el patio o el mismo baño, o si sale limpia vuelve a lavar la ropa de color.
En este lugar, el reciclaje es una práctica común. Sin embargo existen otras formas de intercambio: la venta de agua entre vecinos que acostumbran cobrar 10 pesos por el llenado de un solo bote y el aprovechamiento del agua de lluvia. En la zona boscosa, el agua pluvial no falta por lo que la toman desde sus techos para almacenarlas en cubetas.
El aprovechamiento del agua de lluvia comienza a tomar auge entre los gobiernos locales que promueven programas para hacerse de este beneficio. En 2017, el mismo Gobierno de la CdMx lanzó una convocatoria para promover proyectos de esta clase, mismos que son bien evaluados por la comunidad.
José Antonio Ramírez, de la colonia Mirador 2, argumenta que programas como los propuestos “han ayudado a mitigar el problema”; sin embargo insiste en que aún son pocas las personas que han podido acceder a ellos.
“El programa de sectorización del agua mitigó un poco el problema, pero no es suficiente, todavía falta porque no hay continuidad de los proyectos, como el programa de captación del agua que todavía no se ha fomentado y no ha llegado a toda la población”, dice.
MUCHAS FUGAS
La semana pasada, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó que el 35 por ciento del agua que abastece a la Ciudad de México se pierde en fugas de las redes de distribución. De los 63 metros cúbicos por segundo (m3/s) que llegan se desperdician 21.5 m/s.
La pérdida no pasa desapercibida por los habitantes del Ajusco medio quienes también atribuyen la falta del recurso hídrico al desperdicio derivado de las fugas.
La señora Natividad Chávez es una de las personas que se preocupa cuando ve escurrirse el agua por las calles, sabe que eso podría significar el cierre de las bombas y el inicio de muchos días sin agua.
Ramón Aguirre Díaz, director del Servicio de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), confirmó en 2015 que la Delegación Tlalpan es una de las más afectadas por las fugas. Este año se han registrado por lo menos cuatro fugas de gran magnitud que, incluso, han dificultado al circulación en avenidas cercanas al Estadio Azteca.