Los niños en la guerra

01/08/2017 - 12:00 am
Considerando que cada equipo operador puede atender hasta dos grupos de 25 jóvenes, EMMA es un modelo mucho más barato y efectivo para estos casos que el modelo fantástico de Nuño. Foto: Cuartoscuro.

Algo positivo que nos dejó la guerra de Juárez fue la construcción de un programa educativo que sirvió como herramienta para apoyar a jóvenes que de otra manera habrían sido reclutados por las pandillas; el modelo se aplicó en más de 100 adolescentes y los resultados fueron espectaculares: el 100 % terminó secundaria y ninguno de ellos ha sido reclutado por el crimen.

Hoy tenemos varios de esos jóvenes inscritos en las universidades, dos son pasantes de licenciatura que están por terminarla y el resto, la gran mayoría, se encuentra trabajando en empleos formales y tienen acceso a la seguridad social, fundamental para que construyan su presente y futuro.

El modelo, Educación a Menores con Maduración Asistida (EMMA), afirma que la función de los padres como formadores puede ser sustituida por el trabajo in situ a través de un equipo multidisciplinario de expertos, que consiste en un educador, un sicólogo y un trabajador social o abogado.

Se ofrece a los jóvenes la posibilidad de que vivan un proceso de maduración asistida al reintegrarse a la secundaria en un ambiente amable y que fomenta el respeto entre ellos mismos y su entorno, mientras tres expertos universitarios complementan el papel que suelen cumplir los padres “sin oficio ni vocación” porque trabajan junto a los adolescentes en su espacio de desarrollo.

El objetivo principal es reducir considerablemente el número de jóvenes que podrían ser reclutados por las pandillas y disminuir la deserción escolar a nivel secundaria, asistiéndolos en su proceso de maduración personal (de los 12 a los 17 años, y de 17 hasta los 21) mediante un programa de secundaria escolarizada en un año y dándoles seguimiento hasta que cumplan los 21.

Los usuarios son jóvenes que abandonaron la primaria o secundaria, o presentan problemas de conducta en el sistema escolarizado, y los operadores del programa son profesionistas universitarios, integrados en equipos de tres miembros, que fungen como tutores personales de los adolescentes en su etapa crítica de rescate, además de un equipo que les da seguimiento hasta su egreso del programa, desde los 12 hasta los 17 o 21 años.

Considerando que cada equipo operador puede atender hasta dos grupos de 25 jóvenes, EMMA es un modelo mucho más barato y efectivo para estos casos que el modelo fantástico de Nuño; en Juárez hay 25 mil jóvenes en esta situación y en el área metropolitana CDMX-EdoMex la cifra de adolescentes que pueden ser reclutados por las pandillas debe alcanzar al menos los 420 mil.

Esta semana reunimos a los compañeros del programa que se preparan para inscribirse al próximo semestre escolar; asistieron 22 y uno de ellos cerró la junta con estas palabras: “Ustedes se han convertido en mi familia pues nunca conocí a mi padre y mi mamá, a la cual quiero mucho, tuvo cinco hijos más con cinco hombres diferentes. En este grupo he convivido con ustedes en persona por lo menos una vez al mes y por Facebook a diario desde 2011. Ustedes son mi familia”.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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