La estrella del diablo (primera parte)

01/05/2014 - 12:00 am

Empezaré por narrar la leyenda del mítico héroe Perseo, sólo para recordar a los lectores que las ciencias astronómicas tuvieron alguna vez una parte fantástica, que iba mucho más allá de la matemática y la física. Aunque sin estas dos últimas, el estudio del cosmos se hubiera quedado solamente en una anécdota cultural.

Wikipedia
Wikipedia

Acrisio era el rey de Argos y tenía una hija llamada Dánae. Eran tiempos difíciles y el rey era perseguido por problemas familiares y malos augurios. Un día, al darse cuenta que su hermano orquestaba una rebelión para destronarlo, recordó que hasta ese momento no tenía a nadie para heredar su corona. Consultó el oráculo y este le respondió que no tendría ningún hijo varón y que además su nieto sería el rey. Lo interesante de la leyenda es que el nieto de Acrisio tomaría posesión del trono sólo después de matar a su abuelo rey.

Siendo Dánae su única hija y por temor a que se cumpliera la profecía, Acrisio la encarceló en la torre de su palacio y colocó a dos perros para que vigilaran la entrada. Zeus, en una de sus tantas aventuras amorosas, bajo hasta la Tierra en forma de lluvia de oro, logró entrar en la torre y hacer suya a Dánae. Acrisio, al saber del embarazo de su hija, mandó hacer un cofre y en cuanto nació su nieto —a quien llamaron Perseo— los encerró a ambos dentro y los arrojó al océano.

Al enterarse Zeus de lo que habían hecho con su hijo, mandó que Poseidón calmara el mar y que el baúl fuera llevado hasta la isla de Séfiros donde un pescador lo recogió y lo entrego al rey Polidectes.

Cuando Perseo llegó a la mayoría de edad, Polidectes quiso casarse con Dánae, a lo cual el hijo de esta se oponía. Polidectes prometió que dejaría en paz a Dánae si le traían la cabeza del monstruo llamado Medusa. El rey de Séfiros sabía perfectamente que aquella tarea era poco más que imposible.

Perseo se encaminó a Samos, donde vivía Medusa, pero en el trayecto los dioses bajaron y le ayudaron a protegerse: Atenea le prestó su escudo de bronce pulido, Hermes le dio una hoz para que cortara la cabeza del monstruo y Hades le entregó su casco, el cual hacia invisible a todo aquel que lo usara.

Perseo se encontró desorientado y llegó hasta las Graias, las ninfas del Hades, a preguntarles hacia dónde tenía que dirigirse para encontrar a Medusa. En una actitud de desprecio las ninfas se negaron a ayudar a Perseo. Entonces, este les arrancó el único ojo y el único diente que compartían las tres. Las Graias accedieron e indicaron la dirección a Perseo.

Pronto llegó a la cueva donde habitaba Medusa, la despertó y colocó el escudo de Atenea frente a ella. Al verse reflejada como un monstruo con cabellos de serpiente quedó petrificada. Perseo tomó la hoz, le cortó la cabeza y se colocó el casco de Hades para huir sin ser visto. De la sangre de Medusa surgió Pegaso, el caballo alado.

Una vez completada la misión, Perseo se dirigió de regreso a Séfiros, pero en el camino encontró a una mujer atada con cadenas en un acantilado frente al mar. Se trataba de Andrómeda, hija de Cefeo y Casiopea, quienes la colocaron ahí porque que era la única manera de proteger su reino Etiopía de una maldición. Según el oráculo, entregando su hija a Poseidón, este detendría a Cetus, el monstruo del mar.

Perseo quedó enamorado de Andrómeda y decidió rescatarla. Para eso, utilizó la cabeza de Medusa, voló hasta el mar y convirtió a Cetus en piedra (según este mito, así se creó el coral). Perseo rescató a Andrómeda y se casó con ella.

De regreso en Safiros, Perseo devolvió las armas a los dioses y Atenea colocó la cabeza de Medusa en su escudo como emblema. La leyenda termina cuando Perseo asiste a unos juegos en Larissa y mientras participaba en el lanzamiento de disco, el dios viento lo desvía y golpea en la cabeza a Acrisio, su abuelo, quien murió ahí mismo. Así se cumplió el oráculo y Perseo llegó a reinar Argos.

Para conmemorar las hazañas de Perseo los dioses lo colocaron en el cielo nocturno y crearon la constelación que lleva su nombre. Los otros personajes también tienen su propio lugar en el cielo: Andrómeda se ubica junto a Perseo, Cefeo y Casiopea se ubican al norte de Andrómeda y Pegaso. El monstruo Cetus se haya algo más al sur.

Según la mitología, los dioses colocaron la cabeza de Medusa en las manos de Perseo. Justo ahí se encuentra la segunda estrella más brillante de la constelación. Esta estrella se llama Algol y esa es precisamente la estrella del diablo.

La próxima semana, les platico porqué.

Vicente Hernández

Twitter: @naricesdetycho

Facebook: naricesdetycho

Vicente Hernández
Astrónomo y divulgador de la ciencia
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas