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Ricardo Ravelo

01/02/2024 - 12:03 am

Narcotráfico: cártel de Sinaloa y Jalisco, impunes

“Aunque en México operan dieciséis cárteles –con todas sus ramificaciones –sólo dos grupos se disputan el territorio nacional: Sinaloa y CNJG”.

“El CJNG es la segunda fuerza criminal en México, después del cártel de Sinaloa”. Foto: Cuatoscuro

El crimen organizado está desatado. Cuando faltan ocho meses para que termine el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, los cárteles siguen en guerra por el control del territorio.

Tan ineficaz ha sido el gobierno actual en materia de seguridad que, en lo que va del sexenio, se contabilizan más de 178 mil muertos –es el periodo más sangriento de la historia –y no sólo eso: el cártel de Jalisco Nueva Generación, que encabeza Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, ya tiene presencia en tres continentes: Europa, Asia y América Latina, de acuerdo con información de la DEA, la agencia antidrogas norteamericana.

El CJNG es la segunda fuerza criminal en México, después del cártel de Sinaloa –el consentido del sexenio –pues ha sido el menos molestado en los últimos cinco años, de ahí las versiones respecto de que ese grupo criminal mantiene presuntos vínculos con López Obrador desde el año 2006, cuando fue por primera vez candidato presidencial.

El periodista Tim Golden, del New York Time, publicó un reportaje en el que, con base en versiones de testigos protegidos que declararon en Estados Unidos, sostiene que López Obrador recibió financiamiento del cártel de Sinaloa cuando fue candidato presidencial en 2006. El presidente lo negó y dijo que se trataba de una calumnia.

De acuerdo con el texto firmado por Tim Golden –dos veces premio Pulitzer –López Obrador habría recibido en 2006 unos dos millones de dólares del cártel de Sinaloa para su campaña. El periodista atribuye tal señalamiento a los testigos que declararon ante la DEA.

En el texto, el reportero de Time cita un nombre: Francisco León García, conocido en La Comarca Lagunera como “Pancho León”; este personaje era un empresario del mármol que, de acuerdo con Golden, era enlace con los Beltrán Leyva. En 2006 aspiraba a ser senador de la República, pero no concretó su objetivo: fue levantado y desde entonces nada se sabe de él. “Pancho León” operaba directamente con Manuel Camacho Solís, quien en ese año era coordinador de la campaña de López Obrador en el norte del país.

Según Golden, el financiamiento del cártel de Sinaloa a la campaña de López Obrador tenía un costo: que cuando llegara al poder respondiera con facilidades para que el grupo criminal gozara de impunidad.

Los testimonios que cita Golden no son del todo verificables, pero se trata de dichos. En los hechos, lo cierto es que durante los cinco años que lleva en el poder López Obrador el cártel de Sinaloa ha disfrutado de impunidad y ha podido expandir sus dominios. En los estados donde han ganado las elecciones los candidatos a gobernador de MORENA, ahí está Sinaloa.

Es el caso de Sonora, Michoacán, Guerrero, Baja California, Colima y, recientemente, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) reconoció que los operadores de Ismael “El Mayo” Zambada se afincaron en Tamaulipas luego del triunfo de Américo Villarreal. Zambada terminó asociado con el cártel del Golfo, en otro tiempo sus acérrimos enemigos. Así pudo conquistar esa frontera, una de las más boyantes en el tráfico de enervantes hacia Estados Unidos.

Más allá de estos elementos, lo cierto es que no existe una prueba fehaciente que indique que López Obrador recibió dinero del cártel de Sinalos. Más allá de los dichos de los testigos, no existen depósitos, documentos ni grabaciones o videos que den cuenta de ese presunto contubernio.

El presidente López Obrador atribuyó el reportaje de Tim Golden al ambiente político en Estados Unidos y México, pues en amos países habrá elecciones y hay un escenario de tensión, cuestionamientos y acusaciones. Dijo, además, que el golpe de Golden bien pudo ser orquestado por la DEA, pues señaló que los agentes norteamericanos “están muy enojados”. Se refirió a que el enojo surgió tras el caso del general Cienfuegos, cuya investigación, realizada por la DEA, fue desechada en México presuntamente por inconsistente. Además, el gobierno mexicano puso condiciones a la DEA para operar en México: le deben informar a la Sedena qué investigaciones están realizando y si quieren portar armas los agentes necesitan tramitar un permiso ante la misma institución.

 

 

CJNG, en jauja

Tan pronto se entronizó como jefe del cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), Nemesio Oseguera se desprendió del cártel de Sinaloa –no sin entrar en guerra con ese grupo criminal –y selló una alianza con su cuñado, Abigael González Valencia, El Cuinis, líder del cártel del mismo nombre, quien ayudó a El Mencho introducir cuantiosos cargamentos de cocaína a México y Estados Unidos a bordo de submarinos.

De hecho, fue el primer capo que se dio a conocer en el mundo criminal utilizando naves sumergibles que eran enviadas desde Colombia hacia México y que lo mismo eran descargadas en costas del Caribe que en las del Pacífico. Luego, en lanchas rápidas, ponían el cargamento a salvo para después enviarlo al mercado estadunidense en barcos portacontenedores, según ellos, el medio más seguro.

El poder que ha acumulado el CJNG y El Mencho se debe, en buena medida, a la capacidad que mostró a partir del año 2008 y hasta el 2015 el cártel de Los Cuines, pues para el gobierno de Estados Unidos este grupo criminal tuvo en ese momento más poder que el propio cártel de Sinaloa. Y eran aliados de El Mencho. Ahora su expansión es descomunal: tiene presencia en tres continentes y en México goza de impunidad, pues no se le combate.

Un agente de la DEA dijo en 2015 que Los Cuines –los exsocios de “El Mencho” –eran el cártel más rico del mundo; lo expuso en el momento en que la agencia antidrogas norteamericana y otros órganos de inteligencia sumaban fuerzas para investigar a este cártel mexicano, sus alianzas, sus mercados y su poderío económico. Su conclusión en ese momento no dejó lugar a dudas: eran más poderoso que Sinaloa, pero curiosamente no atraían los reflectores nacionales ni internacionales como ocurría entonces con el grupo criminal encabezado por Joaquín El Chapo Guzmán.

Este diagnóstico del cártel de Los Cuinis no era visto por las autoridades mexicanas con el lente de aumento con el que lo miraba la DEA. Incluso, el 28 de febrero de 2015, cuando fue detenido el jefe de esta banda, Abigail González Valencia —El Cuini –la extinta Procuraduría General de la República desconocía que habían capturado al capo “más rico del planeta”, de acuerdo con el perfil criminal y económico realizado por la agencia antidrogas de Estados Unidos.

González Valencia, en efecto, había sido detenido en Puerto Vallarta, Jalisco; su captura fue producto de un operativo conjunto realizado entre la Marina, Policía Federal y PGR. La caída de este capo fue festinado por el gobierno de Estados Unidos. Y tenían razón:

Los Cuinis son los dueños caso absolutos del mercado europeo y asiático de las drogas –dice el diagnóstico de la DEA –que detectó la alianza de este cártel con la organización encabezada por Nemesio Oseguera, de ahí que éste último haya alcanzado tanto control y poder dentro y fuera de México.

El diagnóstico de la DEA amplió todavía más su visión sobre el jefe del cártel de Los Cuinis:

El Cuini y sus hermanos, cinco en total, son los narcotraficantes más ricos porque son quienes venden más cocaína y metanfetaminas a Europa y las autoridades europeas no han logrado confiscarles casi nada de dinero ni de drogas. Esto quiere decir que sus ganancias se podría afirmar que son cercanas al cien por ciento”.

Abigael González Valencia –según los informes de la DEA –fue el responsable de traer a México a guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para entrenar al equipo de sicarios del CJNG.

Lo anterior fue confirmado por uno de los socios de El Mencho, Óscar Nava Valencia, El Lobo, tras ser capturado en 2009. Ante las autoridades estadunidense declaró que integrantes de la guerrilla colombiana proporcionaron adiestramiento militar a sicarios del CNJG entre 2010 y 2012, antes de que las FARC aceptara las conversaciones de paz y cese al fuego en Colombia.

Y añadió:

“Yo también sabía que Abigael González tenía conexiones con las FARC y que se aprovechó de las mismas para traer al menos cuatro combatientes de las FARC para entrenar a los integrantes del CJNG y Los Cuinis en técnicas de fabricación de bombas y asesinato.

Este testimonio resultó clave para que Estados Unidos ordenara el arresto de Abigael González Valencia, pues otras fuentes confirmaron no sólo su poderío en materia de introducción de drogas a varios países del mundo sino sus vínculos con la guerrilla colombiana, lo que favoreció en todo a “El Mencho”, sobrevivientes de aquella redada internacional.

El testimonio de El Lobo tuvo varios efectos y sirvió para abrir nuevas líneas de investigación: por ejemplo, sirvió a las autoridades estadunidenses para documentar la relación de Los Cuinis con el CJNG y narcotraficantes colombianos.

Entre otros nombres salieron a relucir el de Diego Pérez Henao, identificado por las autoridades colombianas como “Diego Rastrojo”, quien encabeza a las Rondas Campesinas Populares o “Los Rastrojos”, un grupo armado que sirvió como brazo ejecutor del Cártel del Norte del Valle de Colombia.

No es todo: Según el testimonio de El Lobo, Pérez Henao –“El Rastrojo” –fue quien enlazó a Abigael González Valencia con su principal proveedor de cocaína en Colombia: El Cártel de Cali, en otro tiempo representado por el legendario Pablo Escobar Gaviria.

En el año 2000 las autoridades estadunidenses tuvieron informes confidenciales de que El Cuinis –socio de El Mencho –movía entre mil y dos mil 500 toneladas de cocaína de Colombia a México cada trimestre.

“El Rastrojo” fue capturado, después de una larga carrera criminal, el 3 de junio de 2012 en Barinas, Venezuela, y ese mismo año El Lobo Valencia se declaró culpable de narcotráfico en Estados Unidos.

El lobo declaró pormenores de cómo transportaban la droga desde Colombia hacia México. E aquí el modus operandis:

“En 2006 y 2007 invertí en tres cargamentos de drogas cuyo traslado de Colombia a México operó Abigael González Valencia. Cada uno era de 1,500 kilos y todos llegaron a buen puerto.

“González Valencia era el encargado de coordinar con el proveedor colombiano la cocaína. “Los Rastrojos eran nuestro proveedores”, dijo.

Para sus servicios de transporte y venta, “El Lobo” se reunía personalmente con González Valencia en Guadalajara y le entregaba maletas repletas de dólares. Después El Cuinis se trasladó a la ciudad de México, desde donde despachaba los pagos a los proveedores colombianos.

De esta amplia relatoría sobre las operaciones de narcotráfico entre Los Cuinis, el CJNG y los cárteles Colombianos se desprenden otros episodios que implican en todas estas maniobras a Nemesio Oseguera, por aquel tiempo todavía sin gran notoriedad en el mundo criminal, pero con amplios movimientos en el mercado de las drogas.

Se consigna en dicho expediente que a mediados de 2007, “El Cuinis” y su cuñado, “El Mencho”, invirtieron junto con “El Lobo” en un cargamento de cocaína que salió de Colombia.

Relata “El Lobo”:

“La cocaína se estaba moviendo desde Sudamérica hasta México a bordo de una nave sumergible. El plan era que la nave viajaría hasta un punto predeterminado fuera de costa, donde varias lanchas rápidas se encontrarían con la embarcación y llevarían la cocaína hasta México.

“En aquella ocasión –prosiguió –todos perdieron su dinero porque las autoridades colombianas detectaron el submarino y los tripulantes prefirieron hundirlo antes que permitir la incautación”.

De acuerdo con los informes, esta operación fallida de El Lobo y “El Cuinis” era manejada a través de una ruta compartida. La droga también la cargaban en portacontenedores que eran enviados desde Colombia, pasaban por Panamá o Costa Rica y luego desembarcan en algún puerto mexicano, donde tenían todo arreglado para su entrega.

El testigo dijo que por esta vía transportaba un cargamento de droga cada dos o tres meses y nadie se lo impidió durante un lapso de dos años, por lo que después los narcotraficantes michoacanos siguieron el ejemplo transportando droga desde Guatemala pero en avión: cargaban entre 300 y 1, 200 kilos. González Valencia era el encargado de comprar la droga en Colombia.

En otros de sus testimonios “El Lobo· dijo que “el Cuinis” le propuso mover cocaína desde Panamá directo a Los Ángeles, California, en buques de contenedores.

Nava Valencia dijo que rechazó la oferta porque le pareció insegura, aunque luego reconoció que “El Cuinis” nunca tuvo problemas en esa ruta. El testigo fue capturado cuando preparaba el envío de tres mil kilos de coca a bordo de un avión con matrícula estadunidense. La operación se canceló.

El negocio entonces quedó en manos de “El Cuinis” y su cuñado “El Mencho” Oseguera. Y tras la captura de “El Cuinis”, Nemesio Oseguera se quedó con el negocio y no sólo eso: con el control total del CJNG. Hoy es el amo y señor del narcotráfico y conoce como nadie las rutas por donde introducir drogas de Sudamérica a México y a Estados Unidos.

Aunque en México operan dieciséis cárteles –con todas sus ramificaciones –sólo dos grupos se disputan el territorio nacional: Sinaloa y CNJG. La guerra en Chiapas es un ejemplo de ello. Ambos cárteles quieren controlar la frontera sur. Ahí hay un negocio boyante. El trasiego de droga que proviene de Sudamérica y el tráfico humano. Eso explica los enfrentamientos.

Pero hay algo más: ambas organizaciones criminales no han sido combatidas en el gobierno de López Obrador. Así, sus acciones se realizan sin el riesgo de ser frustradas, pues gozan de impunidad. A estos dos grupos sí les vino como anillo al dedo la estrategia de “abrazos y no balazos”. Nada es gratis. Por ello se afirma que el crimen organizado será, en este año, el gran elector.

Ricardo Ravelo
Ricardo Ravelo Galó es periodista desde hace 30 años y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008 por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex. Es autor, entre otros libros, de Los Narcoabogados, Osiel: vida y tragedia de un capo, Los Zetas: la franquicia criminal y En manos del narco.

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