¡Siguen faltando 42!
En los bosques habitan una infinidad de especies, los árboles son el sustento y el elemento mas llamativo, sin embargo hay hierbas, pájaros, mamíferos, reptiles, anfibios y muchos, muchos insectos viviendo en los rincones mas insólitos de los recovecos del bosque.
Dentro de los insectos forestales hay un grupo de escarabajos muy pequeñitos llamados descortezadores, que como su nombre lo indica viven por debajo de la corteza de los árboles y en ocasiones pueden llegar a ser plagas importantes. El modo de actuar de estos insectos es fascinante. En particular en los descortezadores del género Dendroctonus que viven en los pinos, las hembras son las matriarcas exploradoras que buscan el lugar adecuado para comenzar una familia y que la siguiente generación se desarrolle. Cuando se convierten en adultas, es decir cuando emergen de su estado pupal, salen del árbol donde estuvieron como larvas y vuelan buscando otro árbol ideal para formar su nuevo hogar. El árbol tiene que cumplir con ciertos requisitos como tener un fuste robusto y no estar parasitado por otros insectos. Una vez que lo encuentra, la hembra libera sus perfumes de pasión, llamados feromonas, en búsqueda de un macho que quiera formar una familia con ella. Los machos llegan rápidamente y la hembra escoge al campeón con el cuál se aparea. El macho ganador libera otras feromonas para disuadir a los demás machos atraídos, marcando el territorio e impidiendo que otros quieran aparearse con su hembra.
Posteriormente la hembra comienza la perforación de la corteza para ubicar el sitio ideal para depositar los huevos: el floema del árbol, la parte viva del árbol donde circulan los nutrientes y azúcares. Para perforar la corteza los escarabajos van dando vueltas rompiendo la madera con sus mandíbulas y haciendo una perforación como si fuesen un taladro. Una vez en la región del floema hacen una galería vertical donde ponen los huevos espaciados cada cierto intervalo, y cuando terminan salen del árbol. En algunas ocasiones los machos también penetran al árbol y se quedan cuidando el trabajo de la hembra, impidiendo que lleguen depredadores u otros machos que quieran aparearse con su pareja. Una vez que salen las larvas de los huevos, comienzan a alimentarse del floema y van haciendo galerías horizontales hasta que crecen lo suficiente para llevar a cabo la metamorfosis. El proceso de metamorfosis dura algunas semanas en las que los descortezadores permanecen dentro del árbol, para posteriormente salir al bosque y reiniciar el ciclo. Cada especie de descortezador tiene un patrón especial de hacer galerías debajo de las cortezas de los árboles, produciendo grabados muy bonitos, pero muy desastrosos para los árboles atacados.
Los bosques templados de México ocupan una extensión de 35 millones de hectáreas (65% en buen estado de conservación) y somos el centro de diversidad del género Pinus (tenemos 47 de las 110 que existen a nivel mundial), por lo cuál son bosques muy especiales y apreciados. En estos bosques hay también una gran diversidad de este insectos descortezadores, sin embargo en épocas recientes se han incrementado las poblaciones de algunas especies y se están convirtiendo en plagas muy importantes. Los descortezadores prefieren árboles debilitados puesto que no pueden defenderse produciendo resinas o compuestos tóxicos pues solamente tienen energía para realizar sus funciones vitales para mantenerse. En cualquier bosque hay algunos árboles de este tipo, sin embargo al incrementarse las sequías debido al cambio climático global, grandes poblaciones de pinos están debilitadas y están siendo atacadas fuertemente por descortezadores.
Hoy en día es común observar en los bosques de pinos, árboles con el follaje muerto y si observamos el tronco está lleno de pequeño grumos de resina, son lo hoyos por los que salieron los descortezadores. En estos casos se tienen que tomar medidas de saneamiento y las autoridades forestales otorgan permisos para derribar el arbolado atacado y tratar de frenar el contagio, para lo cuál es necesario procesar las cortezas ya sea quemándolas o enterrándolas, lo segundo es preferible.
El problema de los descortezadores convertidos en plagas no es únicamente nacional, de hecho en Canadá y Estados Unidos tienen un problema de proporciones mayúsculas puesto que en los bosques de la costa Oeste, se calcula que hay ¡60 millones de hectáreas infestadas por el descortezador de los pinos de las montañas! Una porción de tierra del tamaño de algunos países. Esta extensión de territorio tan grande es imposible de manejar y representa pérdidas económicas muy importantes. La retroalimentación negativa entre las sequías y la proliferación de estos insectos es inevitable y nos plantea muchas preguntas que no podemos responder con la información que tenemos. Por ello hay esfuerzos grandes nacionales e internacionales para entender mejor la biología y ecología de estos bichos, y con esa información proponer estrategias para prevenir o mitigar el impacto de la mortalidad de los bosques causada por estos bichos. Sin duda los descortezadores forman parte natural de los ciclos de los bosques que permitía la regeneración de los árboles viejos por árboles nuevos, pero la magnitud de su actividad actual se ha multiplicado por varios miles, y desconocemos si los bosques tendrán la capacidad de regenerarse a tan gran escala. Ojalá que así sea y podamos seguir admirando los grandes bosques de coníferas de Norteamérica.