Genética y preferencias políticas

01/02/2014 - 12:00 am

A raíz del la colaboración que presentó hace una semana en este espacio el que esto firma, se despertó una interesante polémica con voces defensoras de dos posturas definidas: liberales y conservadores, por usar las etiquetas más tradicionales. Como siempre sucede, se sintió cierta resistencia a las ideas nuevas. Así, hace siglos se aseguraba que la tierra era el centro del universo y hoy se sigue rechazando la teoría de la evolución, aunque la ciencia haya aclarado ambos temas con pruebas que no dejan lugar para las dudas.

Hace siglos la curiosidad por saber más llevó a los especialistas a descubrir que heredamos de nuestros padres no sólo los rasgos físicos, sino también los de carácter. Sorpresivamente, también el gusto por las manualidades o por la música, por ejemplo.

Pero como los científicos no dejan de investigar y preguntar lo que no saben, encontraron novedades sorprendentes en esa materia. En sus investigaciones recientes descubrieron una vinculación entre las preferencias políticas y la genética.

Volviendo a la evolución de las ideas, las primeras conclusiones sobre la herencia ubicaban el origen de nuestras ideas políticas en la educación y el entorno en el que nos desarrollamos. Suena fundamentado, claro, pero era insuficiente, como lo demostraron estudios más recientes. Ni quién imaginara, que serían los genetistas quienes trastocarían ese saber del dominio común. Se hubiera creído de los filósofos, de los poetas, o los místicos, nadie esperaba la aportación de los científicos… pero sucedió.

Partamos de algo que hemos observado: no importa qué tan constante, consistente o severo sea un adoctrinamiento, algunos individuos siguen sin aceptar las ideas que se les quieren imponer, de la corriente que sean. Esto lleva al científico a pensar que algo más debe influir, aparte de la educación y el medio.

Varios estudios hechos durante los últimos años están descubriendo la influencia de variables biológicas cuando elegimos nuestra tendencia política. Se observó que los hermanos gemelos, los cuales tienen genomas prácticamente idénticos, comparten mucho más frecuentemente una misma ideología política que dos hermanos no gemelos, cuyos genomas tienen mayores diferencias.

Este descubrimiento podría significar que nacemos predispuestos por nuestra genética a asumir una ideología política, por increíble que nos parezca esto por ahora (con el tiempo será del dominio público).

Otros estudios revelan que ciertas variedades de genes que participan en la comunicación de las neuronas, se relacionan con la tendencia política dentro de un determinado entorno social. Una de esas variables ha sido asociada con una personalidad curiosa, con buscar la novedad y con una tendencia liberal; sin embargo, tales características sólo se manifiestan si la persona es expuesta a un ambiente social con diversos puntos de vista.

Otro estudio realizado hace unos años concluyó que en un acto congnitivo que exigió una adaptación al cambio, los “liberales” se equivocaron menos. El córtex anterior cingulado de su cerebro se activa más intensamente que la misma área de los conservadores. Esta área participa en el razonamiento, la anticipación de consecuencias y las decisiones,

Otras investigaciones muestran que podemos saber, con bastante certeza, la tendencia política de una persona con la simple observación de sus rasgos faciales. Y como las tendencias políticas no parecen modificar los rostros, se concluye que otros factores que influyen en el rostro deben ser los que también determinan nuestras preferencias políticas. Pudieran ser los genes.

Queda un cabo suelto: si algunos genes se han vinculado a la inclinación política, ¿no es posible que la estructura cerebral sea distinta entre personas de derecha y de izquierda? La duda ya fue despejada: investigadores del Instituto de Neurociencia Congnitiva de la Universidad de Londres analizaron con resonancia magnética los cerebros de adultos jóvenes y publicaron sus resultados en la revista Current Biology.

Dicen que las personas con preferencias sociales poseen en general más materia gris en una parte del cerebro llamada “córtex anterior cingulado”, responsable de la empatía inter personal, la respuesta emocional, el razonamiento, la anticipación de las consecuencias y la toma de decisiones. Los conservadores, en cambio, poseen menos materia gris en dicha región cerebral, pero muestran un aumento en el volumen de la amígdala derecha, región involucrada en la emoción del miedo y en la actitud frente al voto.

Visto con rigor científico, lo que se demuestra es que hay una simple asociación entre la elección de nuestra tendencia política y la estructura cerebral (determinada por los genomas), pero no necesariamente una relación causa – efecto. Tal vez exista un tercer factor, todavía desconocido, que determine a ambas. Lo que sí queda claro es que la influencia de los factores biológicos puede ser tan importante, o más, que los sociológicos en el asunto que aquí terminamos. Es lo que se quiso exponer, sin tanto dato, la semana pasada.

* Con información del Dr. Jorge Laborda, científico investigador de la Universidad de Castilla La Mancha, España, publicada en cienciaes.com.

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