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Redacción/SinEmbargo

02/12/2013 - 12:00 am

Economía 2014: ¿Se puede o no se puede?

Expertos financieros y políticos coinciden en que, tras cumplirse un año de Enrique Peña Nieto en la Presidencia, y ante los pobres resultados que su administración logró en sus primeros 12 meses, el gran reto del gobierno federal “para mover a México” es, primero, mover la economía. Las expectativas creadas en torno a las reformas […]

Expertos financieros y políticos coinciden en que, tras cumplirse un año de Enrique Peña Nieto en la Presidencia, y ante los pobres resultados que su administración logró en sus primeros 12 meses, el gran reto del gobierno federal “para mover a México” es, primero, mover la economía.

Las expectativas creadas en torno a las reformas ya aprobadas y a las que faltan por concretarse, especialmente la Política y la Energética, han sido ya descontadas por los analistas. La mayoría, como la Educativa, la de Telecomunicaciones, la Hacendaria y la Fiscal, quedaron a deber en muchos sentidos y están aún muy limitadas para dotar al país de armas suficientes que impulsen la productividad con valor agregado e igualdad de condiciones.

Las reformas, por sí mismas, no elevarán la competitividad del país ni darán el impulso necesario para que las empresas, de todos tamaños, generen más empleo y, como consecuencia, se genere un mayor bienestar para los mexicanos.

El desempeño de Luis Videgaray Caso, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), decepcionó a muchos en este primer año de gobierno. Llegó a ese cargo con una aura de “experto” y con la confianza de empresarios e inversionistas que, poco a poco, se fue diluyendo.

Desde el primer trimestre de 2013, cuando todos los indicadores económicos comenzaron a deteriorarse, también por diversas vías se le insistió al responsable de Hacienda de la necesidad de implementar un Plan B. También se le exigió al gobierno federal arrancar los proyectos de inversión pública que, con bombo y platillo, Peña Nieto anunció en su primer discurso como Presidente en Palacio Nacional.

Pero no. Nada de eso sucedió.

Ya para el tercer trimestre del año, las expectativas de crecimiento del país se redujeron del original 3.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a 1.3 por ciento que, algunos expertos consideran, será aún menor.

México enfrenta actualmente una desaceleración que, según las expectativas de 2014, podría dar lugar a un “rebote” económico lógico, luego de un año de caídas constantes. Pero esto no significa que la actividad económica nacional, y en particular la actividad industrial, se fortalezca de facto.

La producción industrial y la de manufacturas acumulan un tropiezo de nueve meses y contando. Dentro de esos indicadores, el sector de la construcción –uno de los más importantes en la generación de empleos– muestra hoy peores condiciones a las que tenía cuando se desató la crisis de 2008.

La estrategia del gobierno federal ahora, según se observa en el enorme gasto programado para 2014, se concentra justo en la reactivación del consumo interno y en el empuje de la inversión pública.

Videgaray Caso tiene una segunda llamada para demostrar que es capaz y ahora, incluso, le ayudará un gasto programable que crecerá más de 150 por ciento respecto a la tasa esperada de crecimiento del PIB en 2014, que la SHCP estimó en 3.9 por ciento. Ese gasto público federal, acompañado por cierto de más deuda, debe ser suficiente si, como se ha prometido, se ejerce con oportunidad, transparencia y con equipos de experiencia y conocimiento técnico a partir de enero.

Si no es así, si se continúa con la muestra de incapacidad que hasta ahora ha evidenciado el equipo que comanda las finanzas públicas en México, difícilmente se dará una reactivación y, además, no pasarán más de nueve meses de 2014 cuando el mayor endeudamiento y déficit público, y el repunte en la inflación generen problemas aún más graves.

No, no serán las reformas las respuestas a la falta de crecimiento y la mayor pobreza en las que el país cayeron este año. Si acaso generan beneficios, éstos se darán a largo plazo.

El equipo económico y el Presidente Peña Nieto no pueden desperdiciar más tiempo y dinero en promesas. Además pronto, en 2015, se enfrentará otro freno legal al gasto público, debido a las elecciones federal que se realizarán en ese año.

Si se quiere mover a México es ya, ahora mismo. La pregunta que muchos se han hecho este año, dados los resultados negativos, es si con este gabinete económico se puede o no dar esa batalla.

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