México

Desde 2006, la imagen exterior de México va de “país emergente” a “Estado fallido”, dice un estudio

30/10/2016 - 8:00 pm

Un país con una imagen positiva en el extranjero no es sólo benéfica para quien gobierna o para los encargados de la política internacional: tiene múltiples beneficios que se ven reflejados en materia social, económica y política. Pero, de acuerdo con un estudio de la Universidad Iberoamericana, la noción de México ha venido tambaleándose de 2006 a la fecha y aunque hay elementos positivos que continúan firmes, el temor de tener como etiquetas fijas conceptos como “barbarie”, “ultra violencia” y “Estado fallido”, es cada vez más latente.

Ciudad de México, 30 de octubre (SinEmbargo).- Hasta antes de 2006, se pensaba que la imagen positiva de México era una de las mejores a nivel mundial. Luego sucedieron los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, un proceso electoral complicado, el repunte del tráfico de drogas, la violencia desatada por enfrentamientos entre cárteles de la droga, el aumento de la pobreza, y todo eso empezó a ser México en los medios nacionales, mientras que para los internacionales no pasó inadvertido.

El deterioro era evidente y la presión por parte del sector privado, gobiernos locales, grupos sociales, Organizaciones No Gubernamentales y universidades se convirtió en una exigencia casi permanente.

¿Qué es México para el extranjero? De acuerdo con el estudio La imagen de México en el mundo 2006-2015, coordinado por el doctor César Villanueva Rivas, investigador de la Universidad Iberoamericana, vivimos en un país "Dependiente", con lastres como desigualdad social, corrupción, disfuncionalidades en el Estado de Derecho y con instituciones de seguridad muy endebles. Pero, al mismo tiempo, México es un país "Emergente", con señales de progreso económico, desarrollo urbano, libertades cívicas y dinamismo diplomático, exótico: "somos sombreros de mariachi, tequila, aztecas, Frida Kahlo y el Chavo del Ocho".

El estudio se basa en la “imagen de país” y seleccionó un millón de piezas informativas, de las que quedaron 10 mil que estadísticamente eran representativas.

Esas piezas son provenientes de organismos e instituciones internacionales, medios de comunicación, reportes diplomáticos, la red social Twitter, buscadores en Internet, cine, ONG, calificadoras y grupos expertos.

 

En entrevista con SinEmbargo, Villanueva Rivas contó que fue sorpresivo el peso que tienen los temas de ultraviolencia, narcotráfico y Estado fallido, a pesar de que aún no se convierten en una tipología dominante a diciembre de 2015; ese crecimiento convierte a esos problemas en una alerta real que anuncia que el estereotipo está cerca, el de México como una nación peligrosa o disfuncional, en la que los esfuerzos para erradicar los problemas de imagen del país, podrían resultar ya insuficientes.

“México pasó de mostrar una imagen internacional discreta que generaba una percepción predominantemente positiva a principios de este milenio, a tener un perfil que se ha ido deteriorando paulatinamente en el transcurso de los años recientes”, puede leerse en la investigación.

Hay una proyección cultural reconocible, liderazgo regional (hacia el sur), reconocimiento en la alternancia política en el año 2000; en lo estable está el Patrimonio cultural, el turismo de playa y los íconos del siglo XX.

Luego, el lastre: crisis económica, pobreza y criminalidad en aumento.

“Hacia el 2006, México empieza un proceso de claro declive en su imagen internacional, con crisis severas entre 2009-2011 y 2014-2015, lo que ha establecido el perfil dominante de estos últimos años”, agrega el texto.

“No queremos que este país se parezca a otros que tienen esos graves problemas y les ha costado mucho erradicar esa imagen, hacerlo lleva muchísimos años y llegamos a estados alerta de país bárbaro. Un país con mala imagen es aquel que es ubicado como un Estado fallido, violento, bárbaro. Las inversiones se van, las oportunidades de crecimiento social, económico, de desarrollo se van minando, se hacen menores, el talento se sale del país. Es una vorágine que va en retroceso y que va haciendo mucho más difícil hacer las cosas, al grado que un Estado fallido, es un sálvese quien pueda y lo que se genera es un rechazo y repulsión de la sociedad internacional y de los agentes que en un momento dado pueden darle fuerza a un país”, explicó Villanueva Rivas.

Esas experiencias las han vivido países en muchos sentidos, pero son países en guerra, con conflictos étnico-religiosos, con fundamentalismos radicales o naciones presas de narcotráfico o de grupos extremos.

“YA NO BASTA EL MARKETING”

Para el coordinador de La imagen de México en el mundo 2006-2015, la forma en cómo se puede entender mejor el estudio es pensarlo en términos de un avión.

“México es un avión de dos motores que lo impulsan hacia enfrente; es decir, son motores positivos la economía y la cultura. Esos dos motores aparecen muy bien en el exterior, excelente. Si México sólo fuera economía y cultura, estaríamos entre las mejores potencias del mundo”.

Pero los grandes problemas están en la parte interna del avión.

“Pesan mucho [los conflictos] y no dejan avanzar. Son la parte política y social y esas dos imágenes son terribles […] De la parte social, lo que sobresale es la injusticia, la pobreza, la desigualdad. Esa parte es uno de los lastres mayores que tiene México. En la parte política están la corrupción, la falta de democracia, los derechos humanos”, comentó César Villanueva.

De acuerdo con la muestra, sólo 14 por ciento de la percepción internacional sostiene tiene a México como un país degradado. Los factores positivos son la economía y la cultura: hay una noción de que hay estabilidad macroeconómica, medio ambiente, equidad de género, patrimonio mundial, turismo internacional, reformas estructurales, fútbol y artes.

Sí hay una representación de una versión predominantemente pesimista de México, “donde las estructuras sociales y políticas no marchan al ritmo de los estándares internacionales del Siglo XXI y donde los valores arcaicos parecieran prevalecer sobre los modernos: corrupción, inseguridad, pobreza, debilidades en Estado de Derecho, problemas fronterizos en el norte del país, narcotráfico, etcétera”, sostiene el estudio, aunque está también el país emergente en lo económico y cultural: “con ciudades vibrantes, vida cultural intensa y oportunidades de realizar negocios e inversiones”.

El discurso de México para el extranjero es de un “conflicto de poder”, debido a la desigualdad, lo que no logra que se articule el discurso oficial que presume una nación unificada. Se percibe un país dividido, con disputas múltiples, desigualdades sociales, amplios contrastes culturales y fragmentación regional. Del otro lado, un sector que se está frene a la incipiente modernidad económica.

“No hay una ruta fácil para México ni soluciones instantáneas. Pensar que las campañas de relaciones públicas en el exterior cambiaran la percepción negativa sobre el país en el ámbito político es una ilusión que le cuesta muy cara al erario”, plantea el texto.

Al respecto, el doctor Villanueva sostiene que México debe orientar un cambio fuerte de su realidad política y social para que se refleje en la imagen, no meterse en propaganda ni en acciones de marketing político con el objetivo de que eso transforme el país. Dijo que tiene que haber una correspondencia entre lo que hace y lo que se transforma. Ahí la imagen simplemente es un reflejo mucho más benévolo de esa realidad.

“Lo que tenemos es el 'Chapo' Guzmán, los asesinatos, Donald Trump… ya es demasiado el discurso que hay en relación a esta ultraviolencia, marginalidad extrema, Estado fallido, barbarismo. Estamos a punto de capturar esa tendencia y eso sería muy lamentable. Ayotzinapa es un tema siempre presente, es uno de los golpes más duros de la historia del país y esto repercute de manera negativa, particularmente porque no somos capaces de resolver de manera eficiente y en términos de imagen, un problema que no atiendes, crece”, agregó.

IMAGEN ECONÓMICA

México enfrenta el desafío de proteger los derechos de niños pobres y de acortar las brechas de inequidad, dijo la UNICEF. Foto: Cuartoscuro
La pobreza y la desigualdad social ha repuntado en los últimos años, lo que daña la imagen del país pues, al mismo tiempo, hay un puñado de mexicanos que son considerados entre los más ricos del mundo. Foto: Cuartoscuro

Desempleo, economía informal, riesgo, pragmatismo, equilibrio, desigualdad, desarrollo, liberalización. Esos son los conceptos con los que se describe la imagen de México en materia económica. Los mejores años para la imagen económica de México fueron 2006 y 2008, antes de que detonara la crisis.

México al exterior es un país con solidez relativa, estabilidad y competitividad, pero compite con la desigualdad, que es de 48.11 puntos, según la escala de Gini, donde cero es igualdad perfecta.

“La desigualdad económica en lo general no cuadra con el buen desempeño general observado en diversas áreas. Hay cifras elevadas de pobreza y por otro lado está intacta la élite de mexicanos que son de los más ricos del mundo”, dice el estudio.

Llegó en 2012 Enrique Peña Nieto con su paquete de Reformas Estructurales. Se hicieron y se aprobaron para dar certeza a las inversiones en áreas estratégicas y de un latente crecimiento económico, pero a la fecha, éstas aún están en proceso se cumplir lo prometido.

“Estos contrastes, como un juego de serpientes y escaleras, definen la imagen de la economía mexicana y justifican plenamente la imagen de país Emergente, Moderno y Dependiente que le hemos otorgado”, expone el texto.

Aún así, la imagen predominante aún es la de país emergente. Sin embargo, el estudio señala que los logros económicos no pueden ocultar los grandes retos que enfrentan en temas de pobreza, desigualdad y una mejora generalizada en la calidad de vida para sus poblaciones.

 

IMAGEN POLÍTICA

Alertas de política exterior, distancia frente al poder, filtraciones off the record, democracia, cooperación internacional . Esas son las variables de la imagen política de México.

Así, la más grande concepción es de una debilidad institucional, le sigue corrupción (el concepto más corrosivo) y finalmente cooperación internacional.

“Desde el exterior, la política mexicana luce como una guerra de poderes sin cuartel, en un contexto de anarquía, con poca cooperación entre actores políticos y con una nula atención al bien común”.

El ser un país dependiente es, según los académicos, ser incapaz de transformar acuerdos en acciones que fortalezcan a las instituciones y a la sociedad; fallas para instaurar mecanismos para la resolución de conflictos de manera civilizada y una cultura política autoritaria basada en la sumisión a poderes mayores.

También surgió el concepto de “degradado”. “México constituye las relaciones gobierno-sociedad desde un punto de vista jerárquico, desigual y excesivamente tradicional. Así, el progreso social se queda estancado al concentrar el poder en pequeñas élites poco sensibles”.

IMAGEN SOCIAL

La tendencia aquí, es mucho más negativa que positiva. De 2006 al 2015 hubo un deterioro en este sector, debido a las cuestiones relacionadas con la seguridad pública, violaciones a los derechos humanos y el incremento de homicidios.

Hay conflictos sociales, una “casi” guerra civil y son temas a los que se les ha puesto mucha atención.

“Es ineludible que la imagen social de México está fuertemente influida por una violencia multidimensional, que está presente en casi todos los ámbitos de las relaciones sociales: libertades cívicas, el acceso a la información y la seguridad pública”.

IMAGEN CULTURAL

La imagen cultural de México tiene que ver más con un país del siglo XX, poco de uno del XXI.

Hay activos simbólicos y eso ha ayudado a construir una imagen positiva de México como una nación ancestral, con patrimonio cultural natural amplio, una industria cultural prestigiosa y una gran oferta turística.

Las referencias son las de siempre: culturas prehispánicas, pirámides, playas, tequila y Frida.

Son una “rareza nacional”. Según el estudio eso ha generado estereotipos y estigmas simbólicos, que a pesar de que son inocentes, tienen más afectaciones que beneficios.

“La parte cultural es muy positiva, pero también no hemos renovado muchos de los símbolos y personajes. La oferta cultural sigue siendo del siglo XX. De alguna manera vivimos del pasado cultural, lo que dice que tenemos que hacer un esfuerzo mayor para incorporar los productos culturales de México en relación con lo que estamos haciendo ahora”, comentó al respecto Villanueva Rivas.

AYOTZINAPA: SÍMBOLO GLOBAL DE BARBARIE

Tras la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, el pasado 26 de septiembre de 2014, el acto escaló y escaló peldaños.

Pasaron los días y a noticia fue arropada por medios y organizaciones internacionales. Todo mundo exigía respuestas. Las marchas realizadas en el país se replicaron en muchos otros.

Con el paso de los días fue catalogado desde el extranjero como uno de los hechos más terribles de los tiempos recientes.

“En el transcurso de los días, tanto en los nuevos medios de comunicación como en los tradicionales, aparecen importantes señalamientos sobre el involucramiento de policías, ejército y políticos en activo en los hechos del 26 de septiembre. Mientras tanto el Gobernador federal (Ángel Aguirre Rivero), apenas logra expresar una visión fragmentada de los hechos y se limita a emitir boletines informativos sobre capturas de posibles responsables y declaraciones sueltas”, dice la investigación.

El tema trajo todas las connotaciones negativas para la imagen de México, fue el tema mas recurrente en la perspectiva coyuntural e ilustró la violencia que se vive. En consecuencia, abonó a la idea del Estado fallido.

“Primordialmente se convirtió en un símbolo global de la posibilidad de activar la barbarie nacional y de la enorme debilidad del Estado mexicano frente a hechos como este”.

En este sentido, para los realizadores de la investigación resultó sorpresivo encontrarse con información muy importante sobre violencia y la dislocación del Estado de Derecho en México.

Entre 2008 y 2014 encontraron miles de piezas informativas que circulan en distintos medios sobre “actos dantescos” de barbarismo extremo.

“En el total de noticias de fuentes internacionales que estudiamos, el 49 por ciento fue clasificado en la Dimensión Social, donde el 78 por ciento fue clasificado como negativo. ¿Cómo explicarle al mundo eventos de tal gravedad sin caer en la trivialidad ni el ocultamiento de hechos aberrantes? Asumiendo que la propaganda u ocultamiento de información son opciones válidas para el Estado”.

Otro caso es la fuga de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, la imagen de México en el cine y los dichos de Donald Trump, de los que se podrá evaluar resultados hasta el siguiente año en que se realice la investigación de 2016.

Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
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