Ciudad de México, 30 de octubre (SinEmbargo).- Si cada una de las tres personas más ricas del mundo gastaran un millón de dólares al día, les llevaría 200 años acabarse su dinero. Esto no ocurre únicamente en los países más ricos. En México, Carlos Slim Helú -el más rico de todos los latinos y uno de los dos hombre más ricos del mundo- podría pagar sólo con sus ingresos de un año los salarios anuales de 440 mil mexicanos, concluyó el informe “Iguales: Acabemos con la desigualdad extrema”, elaborado por la organización de desarrollo global, Oxfam.
A nivel México, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), destacó en su última medición que en el país existen 53.3 millones de personas viviendo en pobreza y 11.3 millones en pobreza extrema, mientras que un sólo hombre, Slim, cuya fortuna está valuada en 79 mil 600 millones de dólares, según la revista Forbes, posee el equivalente al 6 por ciento del presupuesto del país. “Ello implica que casi la mitad de la población mexicana, no disponga de ingresos suficientes para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades”, según la organización.
“Siendo la economía número 15 más grande del mundo, México no tiene excusa alguna para permitir que casi la mitad de su población se enfrente a las injustas consecuencias de la desigualdad”, señaló Consuelo López-Zuriaga, Directora Ejecutiva de Oxfam México, al comentar el informe.
El documento revela que sólo entre 2013 y 2014, las 85 personas más ricas del planeta –quienes poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial- aumentaron su patrimonio en 668 millones de dólares al día, lo que equivale a casi medio millón de dólares cada minuto.
“La creciente desigualdad podría causar un retroceso de décadas en la lucha contra la pobreza”, detalla. Sólo en Latinoamérica y el Caribe, el número de personas ricas que acumulan más de mil millones de dólares creció en un 38 por ciento de 2012 a 2013. En ninguna otra región del mundo subió tanto este grupo.
IMPUESTO A LOS MÁS RICOS
El Fondo Monetario Internacional, el Papa Francisco, el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el Foro Económico Mundial, entre otros, concuerdan con que la desigualdad es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo; por lo que no combatirla profundiza los problemas económicos y sociales. A pesar de todas estas advertencias, no se han tomado medidas concretas. Esta falta de acción por parte de los gobiernos es inaceptable; más aún, en el caso de Latinoamérica y el Caribe, que sigue siendo la región más desigual del planeta.
Con este nuevo informe, respaldado por el ex Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, y el Premio Nobel de Ecomomía, Joseph Stiglitz, entre otros, Oxfam lanzó su nueva campaña “Iguales: es hora de cambiar las reglas”. El objetivo es exigir a los líderes mundiales que conviertan sus palabras en hechos y garanticen reglas justas que beneficien a las personas más pobres.
Una de las acciones importantes que deben cumplir los gobiernos, a juicio de la organización, es frenar la evasión y la elusión fiscal de grandes empresas y personas adineradas, para que los Estados tengan suficientes recursos para construir sociedades más justas. Las personas ricas latinoamericanas acumulan alrededor de dos billones de dólares (similar al Producto Interno Bruto de Brasil) en paraísos fiscales. Según Oxfam, las empresas en Latinoamérica y el Caribe registran niveles de evasión que van del 46 por ciento en México al 65 por ciento en Ecuador, sin sanciones ejemplares.
Como parte de la solución, la organización propone un impuesto de 1.5 por ciento sobre la riqueza a las personas que posean más de mil millones de dólares en el mundo, lo que, según cálculos de la organización, alcanzaría para que todos los niños y niñas del mundo pudieran asistir a la escuela, así como para el suministro de servicios básicos de salud en los países más pobres.
Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de Oxfam Internacional, afirmó que “lejos de fomentar el crecimiento económico, la desigualdad extrema constituye un obstáculo para la prosperidad de los habitantes del planeta. Hoy en día, el crecimiento económico sólo beneficia a los más ricos y seguirá siendo así, hasta que los gobiernos actúen. No deberíamos permitir que las doctrinas económicas -que sólo buscan el beneficio a corto plazo-, o las personas ricas y poderosas -que sólo buscan el beneficio propio- nos cieguen ante estos hechos”.
“La desigualdad dificulta el crecimiento económico, corrompe la política, limita las oportunidades y alimenta la inestabilidad; mientras exacerba la discriminación, especialmente hacia las mujeres”, subrayó Byanyima.
Por último, el documento subraya que invertir en servicios públicos gratuitos es esencial para cerrar la brecha entre las personas más ricas y el resto. Cada año, 100 millones de personas en todo el mundo se empobrecen por tener que pagar para recibir asistencia médica. De 2009 a 2014, al menos un millón de mujeres ha muerto durante el parto, debido a la falta de servicios básicos de salud.