Templos, palacios y mercados flotantes marcan la identidad de la capital tailandesa. ElDiario.es te da las claves para explorar este macrocosmos dónde el orden es una quimera.
Por Viajar Ahora
Ciudad de México, 30 de marzo (SinEmbargo).– El río Chao Phyara es la avenida más importante de Bangkok. Si pasas en la capital de Tailandia tendrás que cruzarlo, atravesarlo o recorrerlo en multitud de ocasiones. Porque esta ciudad es, sobre todo, agua. Y caos, también. Pese a la ola de modernización de las últimas décadas, la ciudad es como una inmensa red de callejones y canales que buscan con desesperación el cauce grande y marrón del Chao Phyara. Y la mejor manera de hacerse una primera idea de lo que nos espera es, precisamente, huir del caos y acercarse a la nueva Bangkok, allá dónde se alzan los modernos rascacielos y la ciudad se empieza a parecer a casi cualquier otra. Subir a la terraza panorámica del Baiyoke Tower II(Ratchaprarop Rd, 222; Tel: (+66) 2656 3000; Horario: LD 9.00 – 23.00) y ver desde las alturas la maraña de edificios y casas que forman este bendito desorden. Otra buena atalaya es el State Tower (Silom Road, 1055), a dos pasos del río y tomar algo en el exclusivo Sirocco Bar (Horario: LD 18.00 – 01.00) para ver cómo la tarde se va convirtiendo en noche y la ciudad se transforma.
Dicen que a Bangkok o la odias o la amas. No es fácil comprenderla. Como decíamos antes, es una malgama de canales, calles y avenidas sin demasiado sentido; pero también es muy fácil dejarse arrastrar y tornar esa impresión primera (que nos choca culturalmente) en fascinación. Entonces empezarás a ver los colores; la vitalidad de la gente; a diferenciar el olor de las especias en el humo de los restaurantes callejeros. Un par de días bastan para conocerla (tres o cuatro) y para crear ese vínculo del que te hablábamos. Un par de días que te servirán para descubrir una ciudad diferente y fascinante que sirve de puerta de entrada a uno de los países más demandado por el turismo global: un chutazo de realidad y cultura tailandesas antes de perderse por bucólicos campos de arroz o tostarse al sol en playas paradisíacas.
Entre tanto caos, es difícil planificar. Hay cientos de templos, una multitud de museos (de todo tipo) y mil y un lugares dónde ir. Por eso hay que tener claro que ver en Bangkok. Nosotros te vamos a ofrecer un listado de los lugares que no debes perderte. Ya te hemos adelantado lo de los miradores y ahora vamos a pasar a enumerar un listado de lugares que creemos no deben faltar en la visita.
Gran Palacio Real y el Wat Phra Kaew (Templo del Buda esmeralda).- Maha Rat Road, 1; Tel: +66 2 623 5500; Horario: LD 8.30 – 15.30 (sábados y domingos las salas están cerradas); Requiere de código de vestimenta (pantalón largo y mangas). No es mala idea empezar por aquí. El Palacio Real fue residencia de la familia regente desde el siglo XVIII hasta mediados del XX. Como suele suceder con otros complejos palaciegos orientales, se trata de un conjunto de pabellones, edificios y jardines que resumen tres siglos de arquitectura local. Para construir esta pequeña ciudad amurallada se cavaron canales y depósitos con el objetivo de crear una pequeña isla artificial con conexión directa al río. El resultado es espectacular. Los edificios son una muestra de la maestría de los carpinteros y canteros locales y, también, un auténtico estallido de color y de sincretismo de varias corrientes artísticas e influencias; un ejemplo es el Salón del Trono, que mezcla los estilos locales con una síntesis del renacimiento italiano. En el extremo nororiental del complejo se encuentra el Wat Phra Kaew, el templo budista más importante del país y en el que se venera al Buda esmeralda. Ojo, aquí no está permitido hacer fotos.
Wat Pho (Templo de Buda Reclinado).- Sanamchai Road, 2; E-mail: [email protected]; Horario: LD 8.30 – 18.00; Requiere de código de vestimenta. Es otro de los lugares que ver en la ciudad sí o sí. Es uno de los seis templos reales de la ciudad y también uno de los más populares entre los habitantes de la ciudad. El edificio es ya todo un alarde de pericia constructiva que merece la pena verse aunque la atracción principal es la enorme escultura de Buda reclinado (46 metros de largo y 15 metros de alto) que es la más imponente de las mil imágenes que se reparten por todo el complejo y representa su tránsito desde la muerte al Nirvana. Aquí se fundó la primera universidad de la ciudad y fue sede de la ‘Facultad’ de medicina durante siglos. Una de las cosas que más sorprenden de este lugar son sus cien estupas (esas torres típicamente tailandesas en forma cónica y profusamente decoradas), que fueron donadas por importantes personalidades locales (incluidos cuatro reyes) como ofrenda y relicarios.
Wat Arun (Templo del Amanecer).- Thanon Arun Amarin, 34; Horario: LD 8.00 – 17.30, Requiere de código de vestimenta. A Wat Arun hay que llegar en uno de los barcos que cruzan el río (está justo en frente del Palacio Real y Wat Pho. La vista de la enorme estupa que corona el edificio central es, sencillamente, espectacular. Un verdadero regalo para la vista y las cámaras de fotos. Uno de los templos más antiguos de la ciudad y primera residencia del Buda de Esmeralda antes de que éste cruzara el río hacia el Palacio Real. Es un edificio estilo Jemer que te transportará de inmediato a los grandes templos camboyanos y a la mítica Angor Wat. El exterior de las torres (prangs) es un verdadero libro sobre el hinduismo con una carga monumental de pequeñas figuras y filigranas de piedra y cerámica . Se puede subir a lo más alto de su torre central y las vistas sobre el río y su orilla oriental son sencillamente espectaculares. Es una de las mejores visitas de la ciudad. Y también merece la pena verlo de noche desde la otra orilla del Chao Phyara.
Chinatown .- Yaowarat Road y alrededores. La construcción del Gran Palacio Real supuso el traslado de un gran número de comerciantes chinos y sus familias. El lugar elegido para la refundación del barrio chino fue el sur de la ciudad en lo que hoy es la Avenida Yaowarat, arteria principal de la chinatown de nuestros días y punto de ebullición de una activa área comercial que se abre a ambos lados de la calle y se extiende por los callejones anejos. Aquí se puede encontrar prácticamente de todo y también hay una amplísima oferta gastronómica en restaurantes y puestos callejeros de todo tipo. El barrio es un auténtico subidón de imágenes, sonidos, olores y sabores. Y más allá de los puestos, tiendas y tenderetes, también hay un par de lugares dignos de visita. El primero es el Viejo Mercado de Sanpeng (ver mapa) un estrecho callejón repleto de tiendas donde hay de todo. Otro punto que no debe faltar en el paseo es el Wat Traimit (Tri Mit Rd, 661; Horario: LD 8.00 – 17.00) con su famoso buda de oro macizo, que estuvo escondido durante siglos bajo una capa de estuco basto para disuadir a los codiciosos. Otro de los atractivos del barrio chino es su enorme oferta gastronómica en la que te puedes encontrar casi de todo: hasta un bar de tapas español con croquetas y patatas bravas ( El Chiringuito ) por si lo echas de mernos.
Los mercados flotantes .- Es una de las mejores experiencias que se pueden tener en la ciudad. El río Chao Phyara se desborda a ambos lados de su cauce en una tupida red de canales que van para todas partes y ahí también se vende, se compra, se cocina y se come aunque a bordo de barcazas, canoas y balsas de fortuna. Todo un espectáculo. Los mercados más turísticos y multitudinarios son los de Damnoen Saduak y Amphawa (ver mapa –estrellas naranjas-) bastante alejados del centro pero espectaculares; más cercanos son el pequeño mercado de Khlong Lat Mayom y el encantador Taling Chan, que se encuentra a poca distancia del cauce del Chao Phyara y, por lo tanto, del centro de la ciudad.
La Casa de Jim Thomson .- hwaeng Wang Mai, 1; Tel: (+66) 2216 7368; Horario: LD 9.00 – 18.00. Este museo de arte asiático se encuentra a las orillas del canal de Phanfa Bridge y constituye una oportunidad irrepetible de ver por dentro una casa tradicional tailandesa a parte de contener una muy buena colección de arte local. Otra de las experiencias que implica la vista es recorrer un klong (canal) desde su desembocadura en el Chao Phyara hasta prácticamente la puerta del museo. Y si te gusta visitar museos pues haces un pleno. Y la historia del propio Thomson es de película. Arquitecto de formación, se dedicó al comercio de sedas y en sus viajes se interesó por el arte local. Desapareció sin dejar rastro en 1967.
Khao San Road .- Esta calle es una auténtica locura. Es la más famosa de la ciudad entre los miles de mochileros europeos y norteamericanos que llegan a la ciudad y esto la convierte en un verdadero museo de los horrores en lo que abunda lo malo pero también algunas buenas sorpresas en forma de restaurantes de comida tradicional a precios bajos. No nos gustan este tipo de lugares, pero hay que verlo. Sobre todo para ver de qué manera el turismo de masas es capaz de convertir cualquier lugar en una especie de parque temático del consumo. Si estás reservando hotel en la ciudad huye de este lugar como la peste.